Espero que
os guste y dejéis vuestros comentarios.
Contiene
LEMON
LA DANZA DE LA NOCHE
Summary: El pasado de la bailarina Bella
Swan la preparó para enfrentarse a casi todas las situaciones, incluso al hecho
de que su pareja de baile, el distante Edward Cullen, fuera un vampiro
pelirrojo de trescientos años de edad. Aun así, cuando Bella volvió a sufrir el
acoso del hombre de sus pesadillas, le sorprendió comprobar que la única
persona en la que podía confiar era Edward..
CAPÍTULO 8:
Bella nunca hubiera imaginado que pudiera estar tan relajada, tan contenta.
Edward permanecía tumbado boca abajo, mirándola. Nuca había visto nada tan
bello como su cara a la luz débil de la iluminación nocturna de la ciudad, que
entraba por la puerta del estudio.
Se preguntó como era posible que él se hubiera vuelto tan importante para ella
en tan poco tiempo. Adoraba todas las líneas de su rostro, el poder de su
cuerpo blanco y grácil, la pasión con la que hacía el amor; pero sobre todo,
adoraba el hecho de que él estuviera de su lado. Hacía años que nadie estaba de
su lado incondicionalmente. Pensó que debería estar enfadada por el hecho de
que él hubiera ido a Pineville, pero no conseguía sentir ira.
-Soy una estúpida- concluyó, en voz alta
-Por que dices eso?- le preguntó él, con la voz soñadora
-Me alegro de que lo averiguaras todo. Me alegro de no haber tenido que
decírtelo. Me alegro de que yo te importe lo suficiente como para que quieras
encontrar a... Alec.
El titubeo con el que Bella pronunció su nombre le dio a entender muchas cosas
a Edward.
-Que hicieron tus padres?- le preguntó, porque no había tenido tiempo de
preguntarle a Sam Uley todo lo que se le había ocurrido.
-No me creyeron- respondió Bella- Mi hermano Seth si me apoyó. Aquella noche me
salvó la vida. Pero no es un chico enérgico, con un carácter fuerte. Además, mi
padre trabajaba, y sigue trabajando, para el padre de Alec. Seguramente, nadie
más lo contrataría. Bebe mucho. Y probablemente no conservara su trabajo de no
ser quien es. Mi padre sabe que Vulturi tiene que mantenerlo en su puesto para
que no hable. En cuanto a mi madre... bueno, ella decidió pensar que todo era
una estratagema inteligente por mi parte para conseguir que Alec se casara
conmigo. Cuando supo que no era cierto, se quedó... lívida.
-Quería que te casaras con él.
-Si, de verdad pensaba que yo quería estar atada al hombre que me violó.
-En mi tiempos, lo habríamos obligado a que se casara contigo- dijo Edward
-De verdad?
-Si fueras mi hermana, me habría asegurado de ello.
-Porque de lo contrario, nadie se habría casado conmigo, no? Mercancía
estropeada.
Edward se dio cuenta de que había cometido un error
-Y, durante el resto de mi vida, me habría visto obligada a soportar las
pequeñas manías de Alec, como que me pegara, por ejemplo, solo porque me había
violado- añadió Bella con frialdad
-De acuerdo, en mis tiempo estábamos equivocados- concedió él- pero habríamos
estado de tu lado.
-Ahora estás de mi lado. Si es que esto ha significado algo para ti
-Yo no me acerco tanto a alguien a menos que signifique algo para mí
-Y eso viene de ser aristócrata? En tus tiempos eras como Alec?- preguntó Bella
con un tono de voz áspero
-La noche en que hacemos el amor por primera vez, me comparas con el hombre que
te violó?
Ella no había pensado bien antes de hablar.
-Después de pasarme años sospesando cuidadosamente todo lo que digo a los
demás, de repente, digo lo peor de todo... Lo siento muchísimo, Edward.
Perdóname la ofensa.
Hubo un largo silencio en la habitación oscura. Él no dijo nada, y a ella se le
encogió el estómago. Lo había estropeado todo. Su amargura y su desconfianza la
había retorcido más de lo que pensaba.
Después de otros dos minutos de silencio, Bella comenzó a buscar su ropa. No
quería echarse a llorar.
-Adonde vas?- le preguntó Edward
-A casa. Lo he estropeado todo
-Me has ofendido- dijo él, y su voz no era calmada ni desapasionada
Le estaba diciendo que le había hecho daño, pero Bella no lo entendió así.
Antes de que Edward pudiera ponerse la ropa, ella se marchó. Salió del estudio
y del edificio antes de que él la alcanzara. Edward soltó una imprecación en
voz alta. Tenía que comprobar que todo quedaba en orden en el estudio y cerrar
con llave. Era el deber que tenía que cumplir todo aquel que salía en último
lugar, y no podía desatenderlo. Alcanzaría a Bella unos minutos después, estaba
seguro. Después de todo, él era un vampiro y ella era una humana.
Alec la estaba esperando en el tercer callejón al norte.
Bella caminaba muy deprisa. Estaba intentando no echarse a llorar, pero no lo
conseguía. Quería llegar a tiempo para tomar el último autobús del domingo por
la noche. Al pasar por la entrada del callejón, Alec salió repentinamente y la
agarró por el brazo, antes de que Bella pudiera reaccionar.
-Hola, Isabella- dijo, sonriendo
Todas las pesadillas que había sufrido durante los últimos cuatro años se
hicieron realidad
-Tengo una deuda pendiente contigo- añadió él, sin dejar de sonreír
Bella no había podido emitir un solo sonido cuando él la agarró, pero en aquel
momento comenzó a gritar.
-Cállate!- le ordenó Alec, y le dio una bofetada en la boca con el dorso de la
mano
Sin embargo, Bella no tenía intención de callarse
-Socorro!- gritó- Socorro!
Entonces, Alec comenzó a darle puñetazos para conseguir que se callara. Ella
intentó esquivar los golpes, intentó encontrar el spray defensivo que llevaba
en la bolsa, pero tuvo que abandonar la búsqueda, inútil con una mano, y dejó
caer la bolsa al suelo. Entonces, adoptó una postura defensiva. No era tan
grande como Alec, así que lo atacó en los genitales. Consiguió darle un golpe,
suficiente para que él se doblara de dolor. Al oír que una mujer comenzaba a
gritar desde la otra acera, Alec se alejó de Bella.
-Deja a la chica en paz!- chilló la mujer- Voy a llamar a la policía!
Bella cayó de rodillas. Estaba demasiado golpeada como para seguir en pie, pero
mantuvo las manos alzadas para defenderse. No iba a rendirse. Alec huyó por el
callejón tan rápidamente como le permitía el dolor, y Bella permaneció erguida,
de rodillas, mirando como se alejaba
-Se encuentra bien?
Bella no apartó los ojos del callejón para examinar a la mujer que estaba a su
lado. Aquella mujer le había salvado la vida, pero Bella no iba a dejar que
Alec la sorprendiera de nuevo, si decidía volver.
-Bella! Bella!
Para su inmenso alivio, oyó la voz de Edward. Alec ya no podía hacerle daño.
Por muy enfadado que Edward estuviera con ella, no permitiría que Alec la
golpeara. Bella lo sabía. Entendió que no tenía que permanecer vigilante, y se
sentó en el suelo. Después, estaba tendida sobre la acera. Y no supo nada más.
Cuando comenzó a asimilar donde estaba, Bella se dio cuenta de que era un lugar
extraño. Un hospital? No, no olía a hospital. Conocía bien aquel olor. Era un
lugar tranquilo, cómodo. Estaba tumbada entre sábanas blancas, limpias, y había
alguien a su lado. Intentó moverse, sentarse, pero estaba muy dolorida. Antes
de recuperar el control de si misma, gruñó.
-Estas bien? Quieres tomar algo de agua?
Al oír aquella voz, Bella intentó abrir los ojos hinchados. Veía. Un poco.
-Rachel?- preguntó con un hilo de voz
-Si, soy yo. Rosalie y yo hemos hecho turnos.
-Y quien más está aquí? Donde estamos?
-Estamos en casa de Edward, en su habitación. El que está dormido a tu lado es
él, nena. Es de día, así que ha entrado en su letargo. No quería dejarte sola,
así que nos llamó e hizo que le prometiéramos que no íbamos a marcharnos.
Bella asintió
-Quisiera un poco de agua- consiguió decir
En un momento, Rachel le pasó un brazo por debajo del cuello para ayudarla a
incorporase un poco, y Bella sintió un vaso de agua fresca contra los labios.
-Necesitas ir al baño?
-Si, por favor
Rachel ayudó a levantarse a Bella, para su alivio, Bella descubrió que seguía
llevando la camiseta y los pantalones de la noche anterior. Se arrastró hacia
el baño. Se lavó la cara y se cepilló los dientes con un cepillo sin usar que
encontró en el armario. Se sintió mejor, y volvió a la cama
- Rachel, ya estoy bien, si es que necesitas ir a trabajar.
-Estás segura? Puedo quedarme. No quiero que Edward se enfade conmigo
-Estoy bien, de verdad.
-Muy bien. Son las cuatro. Edward se despertará en unas dos horas. Tal vez
puedas dormir un poco más.
-Lo intentaré. Muchísimas gracias
-No me des las gracias. Nos vemos luego.
Bella había dejado la luz del baño encendida, y cuando Rachel salió a través de
la gruesa cortina que había a un lado de la habitación, Bella se volvió hacia
su compañero silencioso. Edward estaba tumbado de espaldas. Tenía los labios
ligeramente separados, los ojos cerrados, el pecho inmóvil. La ausencia de
respiración, de cualquier movimiento de vida, era desconcertante. Sabía él que
ella estaba allí? Estaba dormido de verdad, o solo quieto? A Bella casi se le
había olvidado el motivo de su pelea. Le acarició el pelo, le besó los labios
fríos. Recordó lo había hecho juntos, y se sonrojó.
Lo que le había hecho Alec, al atacarla años antes, no podía considerase una
relación sexual. Había sido una agresión, usando su órgano sexual como arma. Lo
que había hecho con Edward había sido sexo auténtico, una relación sexual de
amor. Había sido íntima, maravillosa. Alec la había convertido en una cáscara
vacía de la noche a la mañana. Y en unas cuantas semanas, Edward la había
ayudado a convertirse en una persona nuevamente
No iba asustarse solo porque él estuviera muerto parte del tiempo
Así que, cuando oscureció, Bella se aseguró de su brazo estuviera sobre el
pecho de Edward, y su pierna junto a la de él. De repente, ella supo que estaba
despierto. Al segundo siguiente, el cuerpo de Edward reaccionó.
-Buenas noches a ti también- dijo, asombrada e intrigada por la instantánea
excitación de Edward
-Donde está Rachel?- preguntó él, con la voz áspera del sueño
-Le dije que se marchara. Estoy mejor
Él abrió mucho los ojos al recordarlo todo.
-Demuéstramelo- dijo
-Parece que estás listo para cualquier cosa- contestó ella atrevidamente,
pasándole la mano por el vientre de manera tentativa.
-Primero tengo que ver tus heridas- dijo Edward- ni siquiera debería estar...
es tu olor.
-Eh?
-Solo el olor de tu cuerpo... tu piel, tu pelo. Me excita.
Nuca le había hecho un cumplido así, pero valía la prueba de su sinceridad
-De acuerdo, inspeccióname- dijo Bella, y se tendió sobre la cama.
Edward apoyó la cabeza en la mano derecha y con la izquierda hizo que ella
girara la cara de un lado a otro
-Ha sido culpa mía- murmuró- No tenía que haberme entretenido cerrando el
estudio
-Esto solo es culpa de Alec- dijo ella- yo me he sentido culpable durante
muchos años. Durante el primer año después de que me agrediera, pensaba: y si
no me hubiera puesto el vestido verde? Y si no le hubiera dejado que me tomara
de la de mano? Y si no hubiera bailado canciones lentas con él? Y si no hubiera
permitido que lo besara? Fue culpa mía por comportarme como cualquier chico que
me hubiera gustado? No. fue culpa suya, por salir con una adolescente y
convertir la cita en un infierno
Edward la tomó suavemente por la barbilla y le giró la cara hacía otro lado,
para examinar los hematomas. Le dio un beso en la mejilla, y después apartó la
manta para mirarle el cuerpo. Ella tuvo que contenerse para no taparse otra
vez. Aquel novel de intimidad era estupendo y muy excitante, pero no estaba
acostumbrada a él.
-Es lo más cerca que nadie haya estado de mi en años- dijo- Ni si quiera un
médico me ha mirado tanto- añadió, y se dijo que era mejor callar. Estaba
balbuceando.
-Nadie debería ver nunca tanto de ti- respondió él, distraídamente- solo yo.
Sus dedos, más blancos incluso que la piel magnolia de Bella, le rozaron un
hematoma que tenía en las costillas
-Te duele mucho?- le preguntó
-Estoy bastante agarrotada y dolorida- admitió ella- Imagino que tenía todos
los músculos en tensión, y entonces, cuando me pegó...
Él le acarició el costado con delicadeza, con la mano muy cerca de su pecho.
-Vas a poder bailar esta noche? Si no, tendríamos que llamar a Jessica para
avisarla. Puede enviar a Rosalie y a Emmett en nuestro lugar.
Él todavía estaba muy excitado, listo para ella. Y ella ya no se acordaba de
los músculos entumecidos.
-No se- dijo Bella, con la voz entrecortada
-Date la vuelta-le pidió Edward, y ella obedeció- como tienes la espalda?
Bella movió los hombros.
-Bien, no siento dolor- dijo
Él le recorrió la espina dorsal con los dedos, y ella jadeó. Edward le frotó la
cadera con la palma de la mano.
-No creo que tenga hematomas ahí- dijo Bella, sonriendo en la almohada
-Y aquí?- preguntó él, mientras su mano viajaba
-Ahí tampoco
-Y ahí?
-Oh, no. Ahí, definitivamente, no.
Él entró en su cuerpo detrás, apoyándose en el colchón para que su peso no la
aplastara.
-Y ahí?- le preguntó, en un tono de picardía.
-Será mejor que masajees... ahí- dijo Bella, y terminó con un jadeo.
-Así?
-Oh, si.
Después de haber disfrutado de los rescoldos del placer durante treinta minutos
felices, Bella dijo:
-Detesto decir esto, pero tengo hambre
Edward, molesto por su negligencia, se levantó de un salto grácil. Antes de que
Bella se diera cuenta de lo que ocurría, él la levantó de la cama, la depositó
en una silla, puso sábanas limpias en la cama y echó las otras a una cesta.
Después abrió el grifo de la ducha para ella, y le preguntó que quería comer.
-Lo que haya en el vecindario- dijo Bella- Es lo que más me gusta de la ciudad.
Siempre hay comida a un paseo
-Cuando salgas de la ducha habré vuelto con comida- le prometió él
-No has comprado comida desde hace muchos años, verdad?
Edward negó con la cabeza
-Te molesta?
-Tú la necesitas, así que te la traeré
Ella lo miró pensativamente. Edward no lo había dicho como un pelele que
estuviera desesperado por una mujer. No lo había dicho como un maníaco de
control que quería racionar el mismo aire que respiraba su novia. Y tampoco lo
había dicho como un aristócrata que estuviera acostumbrado a que los demás
cumplieran sus órdenes.
-De acuerdo- dijo Bella lentamente, pensando todavía en aquello- Me voy a
duchar.
El calor de la ducha, y aquellos momentos de soledad, fueron maravillosos.
Hacía mucho tiempo que Bella no estaba con gente de una manera tan cercana, y
verse precipitada hacia una relación íntima le impresionaba. Era una impresión
placentera, pero una impresión.
Tener el cuerpo y el pelo limpio hizo maravillas en su espíritu. Encontró unos
vaqueros de Edward que ella podía ponerse remangando los bajos, y una camiseta
de color naranja. Después salió del dormitorio y fue al salón a esperarlo. El
apartamento era pequeño y estaba muy limpio, y tenía un par de ventanas por las
que se veía los pies de la gente pasar. Por primera vez, se dio cuenta de que
Edward tenía su apartamento en un sótano.
Poco después, Edward apareció con dos bolsas llenas de comida.
-Cuanto puedes comer?- preguntó- Me he dado cuenta de que se me ha olvidado
Había comprado comida china, que a ella le encantaba, pero suficiente para
cuatro personas. Por suerte, en las bolsas también había tenedores y
servilletas, porque Edward no tenía esas cosas.
-Edward- dijo Bella, disfrutando del hecho de pronunciar su nombre- siéntate
conmigo mientras como, por favor, y cuéntame cosas de tu vida
Sabía como era su cama cuando hacía el amor, pero no sabía nada sobre su
infancia. Para ella, eso suponía un desequilibrio.
-Cuando estuve en Pineville- dijo él- miré por las ventanas de la casa de tus
padres. Tenía curiosidad, nada más. En el salón, tu padre estaba mirando
fijamente una vitrina que cubría toda la pared.
-Son mis cosas- dijo ella suavemente
-Las coronas, los trofeos, las bandas.
-Oh, dios mío, todavía tienen eso? es... triste. Tenía una copa en la mano?
Edward asintió
-Por que me cuentas esto cuando te he preguntado por tu vida?
-Tú eres de la realeza americana- dijo él
Ella se echó a reír, pero no como si eso fuera divertido
-Lo eres- insistió él- y se que le has oído decir a Jessica que yo soy un
aristócrata. Bueno, eso es una broma suya. Mis orígenes son mucho más humildes.
-Me he dado cuenta de que puedes hacer una cama en un segundo- dijo Bella
-Puedo hacer cualquier cosa relacionada con atender a un humano- respondió él.
Parecía muy sereno, pero ella se dio cuenta de que no era así, pero como tenía
posadas las manos, al borde de la mesa- Fui ayuda de cámara durante la mayor
parte de mi vida humana.
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