Esta adaptación le pertenece
a María del blog “Letras de hielo y fuego”
Espero que os guste y dejéis
vuestros comentarios.
LA DANZA DE LA NOCHE
Summary: El
pasado de la bailarina Bella Swan la preparó para enfrentarse a casi todas las
situaciones, incluso al hecho de que su pareja de baile, el distante Edward
Cullen, fuera un vampiro pelirrojo de trescientos años de edad. Aun así, cuando
Bella volvió a sufrir el acoso del hombre de sus pesadillas, le sorprendió
comprobar que la única persona en la que podía confiar era Edward..
CAPÍTULO 1
Bella se detuvo para prepararse antes de abrir la puerta de New Moon
Entertainment y Black Moon Productions. Llegaba muy puntual a su cita. Sentía
la desesperación como un cepo: tenía que conseguir aquel trabajo, aunque las
condiciones fueran desagradables. No solo ganaría dinero para poder seguir
estudiando en la universidad sino que, además, el horario encajaba con sus
clases. “Vamos. Cabeza alta, pecho fuera, hombros erguidos, gran sonrisa, manos
bonitas”, se dijo Bella, como le había dicho su madre miles de veces.
Había dos hombres, dos vampiros, más bien, uno de ellos moreno, y el otro
pelirrojo, y una mujer, una mujer humana, que la esperaban. En la esquina, en
una barra, había una chica de pelo rubio y corto que estaba estirándose. La
chica tendría unos dieciocho años, tres menos que Bella.
La mujer, sin embargo, tendría unos cuarenta, y su expresión era dura. Iba bien
vestida. Llevaba un traje chaqueta y pantalón que habrían costado más que tres
conjuntos de Bella, al menos de los que llevaba a clase todos los días. Pensaba
en aquellos conjuntos como uniformes: vaqueros viejos y camisas sueltas que
adquiría en tiendas de ropa de segunda mano, zapatillas o botas de montaña y
gafas grandes con una corrección muy baja. Llevaba uno de aquellos atuendos en
aquel momento, y Bella se dio cuenta, por la cara de la mujer de que aparición
era una sorpresa desagradable.
-Tú debes de ser Bella..- le dijo
Bella asintió y le tendió la mano.
-Bella Swan. Encantada de conocerla.
Dos mentiras en una frase. Se estaba convirtiendo en su segunda naturaleza, o
quizá en la primera.
-Soy Jessica, la propietaria de New Moon Entertainment y de Black Moon
Productions- dijo la mujer, y le estrechó la mano a Bella con energía.
-Gracias por acceder a verme bailar- dijo Bella.
Confinó su apresión a un rincón de su mente y sonrió confiadamente. Había
soportado muchas veces los juicios de gente extraña.
-Donde puedo cambiarme?- preguntó, y observó a los dos vampiros, sus posibles
compañeros, supuso.
Eran más altos que ella, y ella medía un metro setenta y tres centímetros. En
la apresurada investigación que había echo, había leído que a los vampiros no
les gustaba estrechar las manos, así que no se la ofreció. Estaba siendo
grosera al no saludarlos? Aunque, se dijo, Jessica no se los había presentado.
-Ahí- dijo Jessica.
Había unas cabinas con puertas de lamas a un lado de la habitación, parecidas a
los probadores de unos grandes almacenes. Bella entró a una de ellas. Fue fácil
quitarse la ropa enorme que llevaba y las botas desgastadas, y un puro placer
ponerse el maillot negro, unos leotardos de color morado y una falda que
producía la ilusión de un vestido mientras bailaba. Se sentó en un taburete, se
calzó unos zapatos de baile con un tacón muy alto y se puso en pie para mirarse
al espejo, con una sonrisa experimental. “Cabeza alta, pecho fuera, hombros
erguidos, gran sonrisa, manos bonitas”, se repitió.
Después se quitó el pasador del pelo y se cepillo la melena hasta que le cayó
como una pesado cortina más allá de los omóplatos. Su pelo era uno de sus
mejores rasgos. Era un castaño intenso, con reflejos caoba. El color casi era
el mismo que el de sus ojos.
Bella solo necesitaba las gafas para ver lo que había escrito en la pizarra,
así que se las quitó, las metió en la funda y las guardó en su mochila. Se
inclinó hacia el espejo para inspeccionar su maquillaje. Después de años de
mirarse al espejo con la seguridad de una chica guapa, en aquel momento se
examinó con la incertidumbre de una mujer maltratada. Había fotografías en una
carpeta en el archivador del despacho del abogado, fotografías de su cara
amoratada e hinchada. Su nariz.. bueno, ya casi estaba bien.
Había que reconocer que el cirujano plástico había echo un buen trabajo.
Y el dentista.
Su sonrisa vaciló, se apagó. Irguió de nuevo la espalda. No podía permitirse el
lujo de pensar en aquello. Era la hora del espectáculo. Abrió la puerta y
salió.
Hubo un momento de silencio cuando los cuatros asimilaron la transformación de
Bella. Pareció que el vampiro moreno quedaba complacido; la expresión del
pelirrojo no cambió. Eso agradó a Bella.
-Nos habías engañado- dijo Jessica. Tenía una voz grave y áspera- Ibas
disfrazada.
“Será mejor que tenga en mente que Jessica es perceptiva” se dijo Bella.
-Bueno, vamos a ver que tal eres en la pista de baile, porque, claramente, en
la parte del atractivo físico has superado la prueba. A propósito, quiere hacer
la prueba para New Moon, no para Black Moon, verdad? Con tu cara y tu cuerpo,
en poco tiempo podrías trabajar para Black Moon.
Bella había respondido a un anunció de New Moon: “Se necesita bailarina, debe
trabajar con vampiros, tener experiencia y un trato agradable”, decía el
anuncio. “Buenas propinas”.
-Y cual es la diferencia?- preguntó Bella.
-En Black Moon.. bueno, tendrías que estar dispuesta a mantener relaciones
sexuales en público.
Bella no recordaba cuándo era la última vez que se había quedado horrorizada,
pero en aquel momento lo estaba.
-No!- exclamó, intentando no mostrar tanto rechazo como sentía- Y si esta
prueba tiene algo que ver con quitarme la ropa..
-No, New Moon Entertainment es solo para bailar- dijo Jessica, muy
calmadamente- Tal y como decía el anuncio, tu pareja será un vampiro. Eso es lo
que quiere la gente de hoy en día. Sea cual sea el baile que requiere la
fiesta, el vals o el hip-hop. El tango se ha puesto muy de moda. La gente
quiere un equipo de baile que sea el eje de su velada, que comience la fiesta.
Y les gusta que el vampiro muerda a la chica al final de las exhibiciones de
baile.
Bella lo sabía, porque aquella también estaba especificado en el anuncio. Todo
lo que había leído decía que no dolía mucho, y la pérdida de un sorbo de sangre
no iba a afectarle. Le habían echo cosas peores.
-Después de bailar como equipo, a menudo se os pide que permanezcáis una hora
más, bailando con los invitados- iba diciendo Jessica- Después os vais a casa.
Ellos me pagan un honorario. Yo te pago a ti. Algunas veces te darán propinas.
Se haces algo aparte y yo me entero, estás despedida- añadió. Bella solo tardó
un instante en comprender lo que le había dicho Jessica, y apretó los labios.
Jessica continuó- Y las mismas reglas para Black Moon, pero el entretenimiento
es distinto, y el sueldo mucho más alto. Estamos pensando en añadir
malabaristas vampiros, y un mago vampiro. Necesitaría una ayudante.
Bella se tranquilizó un poco al darse cuenta de que Jessica solo le estaba
contando los echos. Fuera un trabajo de exhibición sexual, de ayudante de mago
o de bailarina, a Jessica no le importaba.
-New Moon- dijo Bella con firmeza.
-Entonces, New Moon- dijo Jessica.
La chica rubia se acercó a Jessica. Tenía los ojos de color marrón, y una boca
carnosa echa para sonreír. No estaba sonriendo en aquel momento.
Mientras Jessica rebuscaba en una pila de CD, la rubia se inclinó hacia Bella y
le susurró:
-No los mires directamente a los ojos. Te pueden enganchar así, si quieren, y
hacerse con tu voluntad. No te preocupes a menos que se les prolonguen los
colmillos. Entonces es que están excitados.
Asombrada, Bella respondió en voy muy baja.
-Gracias!
Sin embargo, estaba más nerviosa que antes, y se preguntó si quizá aquella
fuera la intención de la chica.
Después de elegir un CD, Jessica le dio un golpecito en el brazo a unos de los
vampiros.
-Emmett, tú primero.
El vampiro más alto, el de pelo oscuro, que llevaba unos pantalones de ciclista
y una camiseta sin mangas, se puso frente a Bella. Era muy guapo, muy exótico,
con la piel dorada y el pelo corto y liso. Bella supuso que era de familia
euroasiática, porque tenía los ojos ligeramente rasgados. Él le sonrió. Sin
embargo, su mirada tenía algo que a Bella le causaba desconfianza, y ella
siempre le prestaba mucha atención a aquel sentimiento.. al menos en ese
momento. Después de observar rápidamente su cara, fijó los ojos en su
clavícula.
Bella nunca había tocado a un vampiro. Ella provenía de un pueblecito de
Tennessee, y allí no había nada tan exótico. Si uno quería ver a un vampiro,
como quien iba al zoológico, había que visitar la ciudad. La idea de tocar a
una persona muerta hacía que se sintiera intranquila. Habría querido darse la
vuelta y salir de allí, pero no podía hacerlo. Se le habían acabado los
ahorros. Debía el alquiler. Iban a pasarle la cuenta del teléfono. No tenía
seguro médico.
Oyó la voz de su madre, recordándole:
-Vamos, ármate de valor, cariño.
Buen consejo. Lástima que su madre no lo hubiera seguido.
Jessica puso la música y Bella posó una mano en el hombro de Emmett, mientras
que extendía la otra para que él se ka tomara. Él tenía las manos frías y
secas. Aquella pareja de baile nunca tendrías las manos sudorosas. Bella tuvo
que reprimir un escalofrío. “Para bailar con un tipo no tiene por que caerte
bien”, se dijo. La música era casi una melodía genérica. Comenzaba con unos
pasos dobles y después box step. La música se aceleraba hasta un swing, y
después un baile muy movido.
Bella se dio cuenta de que casi podía olvidar que su pareja era un vampiro.
Emmett sabía bailar de verdad. Y era muy fuerte! Le levantó con facilidad, la
balanceó, la elevó por encima de su cabeza y la pasó por detrás de la espalda.
Bella se sentía ligera como una pluma. Sin embargo, no se había dejado engañar
por el brillo de sus ojos. Incluso mientras bailaban, sus manos viajaban más de
lo debido por su cuerpo. Ella tenía experiencia suficiente con los hombres, más
que suficiente como para predecir el rumbo que iba a seguir su pareja de baile,
si empezaba así.
La música terminó. El vampiro le miró el pecho, que subía y bajaba a causa del
ejercicio. A él ni siquiera le faltaba el resuello. Entonces, Bella recordó que
Emmett no necesitaba respirar. Él se inclinó ante ella y dejó que sus ojos
bailaran por su cuerpo.
-Un placer- dijo
Para sorpresa de Bella, su acento era pura mente norteamericano. Asintió para
devolverle el cumplido.
-Excelente- dijo Jessica- Los dos juntos estáis muy bien. Emmett, Rosalie,
podéis marcharos ahora, si queréis- dijo. Sin embargo, no parecía que ninguno
de los dos quisiera irse. Se sentaron en el suelo, con la espalda apoyada en
una de las paredes del espejo de la habitación- Ahora, baila con Edward Cullen,
nuestro aristócrata irlandés- le indico Jessica- También necesita una nueva
pareja.
Bella debió de aparentar nerviosismo, porque la mujer se echó a reír y dijo:
-La compañera de Edward se comprometió con su novio y se marchó de la ciudad.
La de Emmett terminó la carrera de medicina y comenzó la residencia. Edward?
El segundo vampiro dio un paso adelante, y Bella se dio cuenta de que no se
había movido durante todo el tiempo que ella había estado bailando con Emmett.
En aquel momento, asintió con frialdad hacía Jessica y examinó a Bella con
tanta atención como ella a él.
Era más bajo que Emmett, pero unos cinco centímetros más alto que ella, y tenía
el pelo liso y corto, de un color cobre intenso. Edward era blanco como el
papel. La herencia racial de Emmett, su piel dorada, hacía que pareciera un
poco más vivo que Edward.
La boca del vampiro irlandés era como una “M” mayúscula. Tenía un mohín de
persona caprichosa, petulante, pero así eran sus labios. Bella se preguntó como
sería si sonriera. Edward tenía los ojos muy verdes, muy claros, y unas cuantas
pecas en la nariz afilada. Un vampiro con pecas; Bella tuvo ganas de echarse a re´r,
y bajó la cabeza para disimular la sonrisa.
-Te resulto divertido?- le preguntó él, en voz tan baja que Bella estuvo segura
de que los demás no lo había oído.
-En absoluto- dijo ella, pero no pudo dejar de sonreír.
-Habías hablado alguna vez con un vampiro?
-No. Oh, espera, si. Participé en un concurso de belleza, y él era uno de los
jueces.
-Y ganaste?
Ella alzó la vista y lo miró directamente a los ojos. Él tenía una expresión
aburrida, de indiferencia. Era reconfortante, por muy extraño que pudiera
parecer.
-Si- respondió Bella
Recordó la sonrisa sardónica del juez vampiro cuando ella le había dicho que
estaba a favor de la tolerancia gubernamental hacia las criaturas
sobrenaturales. Y sin embargo, ella no había conocido ninguna criatura sobrenatural
hasta aquel momento! Que tonta ingenua.. Sin embargo, su madre había pensado
que aquel tema era muy actual, y que llamaría la atención de los jueces. Tanto
el gobierno nacional como los estatales habían estado esforzándose por regular
la relación entre los humanos y los vampiros desde que los vampiros habían
anunciado su existencia, unos cinco años antes.
Los japoneses habían desarrollado una sangre sintética que podía satisfacer las
necesidades nutricionales de los no muertos, lo cual había hecho posible la
revelación, y durante los cinco años anteriores los vampiros se habían abierto
camino en la sociedad de unos cuantos países. Sin embargo, Bella se había
mantenido añejada de los no muertos. Su vida ya era lo suficientemente difícil
como para mezclarse con ellos.
-No se mucho de vampiros- dijo
Edward la miró de una manera impersonal.
-Entonces aprenderás- dijo con calma, y con un ligero acento irlandés.
Ella se concentró en su barbilla. Se sentía más tranquila, aunque él fuera de
la aristocracia, o algo así, según Jessica. Parecía que a él le daba igual su
aspecto físico. Eso ya era suficiente para que Bella se relajara.
-Quieres bailar?- le preguntó él formalmente
-Si, gracias- dijo ella
Jessica puso la música. En aquella ocasión había elegido un disco diferente.
Primero bailaron un vals, moviéndose con tanta suavidad que Bella se sintió si
estuviera deslizándose por el suelo sin tocar la madera.
-Ahora viene un swing- murmuró él, y entonces, sus pies si dejaron el suelo de
verdad, y su falda negra voló en un arco. Y después bajó de nuevo y siguió
bailando.
Bella disfrutó más de lo que había disfrutando desde hacía años.
Cuando terminó, cuando vio que los ojos del vampiro todavía eran fríos e
impersonales, fue fácil volverse hacia Jessica y decir:
-Si decide que quiere que trabaje para usted, me gustaría bailar con Edward.
La expresión de petulancia de Emmet le asombró.
Jessica se quedó un poco asombrada, pero no molesta.
-Muy bien- dijo- No siempre es fácil..
Entonces se interrumpió, al darse cuenta de que cualquier cosa que pudiera
decir para terminar la frase sería una falta de tacto.
Rosalie tenía una gran sonrisa.
-Entonces, yo bailaré con Emmett. Yo también necesito una pareja.
“Por lo menos he echo feliz a Rosalie”, pensó Bella. El que iba a ser su pareja
no hizo ningún comentario. No parecía que estuviera contento, ni triste. La
tomó de la mano, hizo una reverencia y se marchó. Bella pensó que había notado
unos labios fríos rozándole los dedos, y se estremeció.
-Bueno- dijo Jessica- aquí tengo un contrato para que firmes. Llévatelo a casa
y échale un vistazo- le entregó un documento de una sola página- Puedes pedirte
un abogado que lo revise, si quieres.
Bella no podía permitírselo, pero asintió, con la esperanza de que los
pensamientos no se le reflejaran en el rostro.
-Tenemos reuniones de personal una vez al mes, de New Moon y de Black Moon
juntos- dijo Jessica- Tienes que venir. Si no apareces en uno de esos
compromisos, y no estás en el hospital con una pierna rota, estás despedida. Si
te peleas con Edward, mejor que no se note en público.
-Y para que son esas reuniones?- preguntó Bella
-Necesitamos conocernos todo de vista- dijo Jessica- Y tenemos que compartir
los problemas que haya con los clientes. Puedes evitar muchas situaciones si
sabes lo que va a causar problemas.
Bella no se había dado cuenta de que podría haber problemas. Se cruzó de
brazos. De repente, tenía frío con la ropa de baile. Entonces miró el contrato,
y vio que recibiría un pago por aparición. Iba a firmarlo. Le entregaría el
contrato a Jessica al día siguiente, para poder empezar a trabajar lo antes
posible.
Sin embargo, cuando estuvo de vuelta a su apartamento barato, que estaba en una
parte poco segura de Rhodes, Bella estudió el contrato. No había ninguna
sorpresa en aquel lenguaje sencillo. Todo era tal y como le había dicho
Jessica. Había unas cuantas reglas más, como por ejemplo dar avisos en
determinadas circunstancias y mantener en buen estado los trajes que les
proporcionara la empresa, pero el contrato era básico. También era renovable,
si ambas partes estaban de acuerdo, después de un año.
A la mañana siguiente, Bella se abrigó bien para protegerse del frío de la
mañana del Medio Oeste y fue hacia el campus, dando un poco de rodeo para poder
pasar por New Moon y Black Moon. Había un buzón en la puerta del edificio de la
empresa. Bella metió el contrato por la rendija y sintió un profundo alivio.
Aquella noche, Jessica llamó a Bella para fijar la hora de su primera sesión de
ensayo con Edward Cullen.
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