sábado, 30 de junio de 2012

BOOK TRAILER DE OLGA SALAZAR

En esta entrada os voy a dejar el book trailer de "Melodía Inmortal" de Olga Salazar.
Espero que os guste y dejéis vuestros comentarios.

viernes, 29 de junio de 2012

RELATO PARA EL RETO HAZ UN COMIENZO A ESTE CUENTO

En esta entrada os voy a dejar mi relato para el reto que organizo Dulce Cautiva en su blog "El club de las escritoras": Haz un comienzo a este cuento.
Espero que os guste y dejéis vuestros comentarios 

UN CAUTIVERIO MUY DULCE
Los muchachos y yo teníamos trabajo esta noche. Íbamos a visitar los pubs en cuanto oscureciera para comprobar que no se provocaban disturbios como noches anteriores además de que ninguno de los nuestros abusaba de los humanos sin su consentimiento.
Porque aunque no nos habíamos dado a conocer aun, algunos ya estaban haciendo de las suyas en los pubs nocturnos pero sobre todo en los clandestinos desde hacia un par de semanas.

-Max… ¿tienes anotados todos los pubs que tenemos que visitar clandestinos y no clandestinos?- dijo Sam mientras yo aparcaba el coche.

-Tranquilos los tengo todos apuntados ¿Por cuales empezamos Edward?- me pregunto Max.

- Vamos a empezar por lo pubs nocturnos y después nos iremos a los clandestinos que están mas a las afueras- les dije mientras nos bajábamos del coche.

-Bien, entonces comencemos.- nos dijo Sam muy animado.

Comenzamos por el que se encontraba más cerca del centro de Murcia. Un pub llamado Coliseo con un ambiente tranquilo en el que la mayoría de las personas allí reunidas eran jóvenes estudiantes menores de edad que celebraban algo. Después de ver que todo estaba bien, nos fuimos a visitar otro en el cual el ambiente era igual de tranquilo que en el primero y así con otros dos mas.

Una vez terminamos con los pubs nocturnos en los que no registramos ningún incidente, nos dirigimos hacia las afueras para ver como se estaba desarrollando la noche en los dos pubs clandestinos que había: Medianoche y Afrodisíaco.
Nos paramos primero en "Medianoche" ya que en la puerta del sótano que llevaba este había una pelea entre uno de los nuestros y un humano porque el vampiro se había metido con la novia del humano y por lo visto había satisfecho todas sus necesidades con ella, aunque el humano solo sabia que habían mantenido relaciones en el baño de caballeros del local, puesto que los había pillado terminando de arreglarse las ropas.

Una vez solucionamos todo y llamado para que fueran a recoger del lugar al de los nuestros para deternelo por lo que había liado, nos fuimos hacia el otro pubs donde todo parecía estar tranquilo por fuera de este, pero no nos podíamos fiar. Así que entramos sin problema ya que ninguno de los allí presentes me reconoció como ayudante del sheriff Eric ya que estaban todos muy ocupados bebiendo, bailando, alimentándose de las jovencitas que estaban en el local tanto trabajando como de marcha en el caso de ser vampiros, como teniendo sexo sin impórtales quien estuviera viéndolos o no, tanto en el caso de los humanos como de nosotros los vampiros que nos excitábamos rápidamente.

-Vicky... ¿estas ya lista? creo que ya tengo elegidos a tus primeros clientes- vimos que decía una mujer totalmente vestida de cuero como si fuera su segunda piel, tocando a una puerta y mirándonos con una gran sonrisa.

-Señora...- comencé a decir

-Señorita, joven- me dijo mirándome y enseñándonos casi sus pechos al completo por la abertura delantera de sus ropas.

-Esta bien. Señorita nosotros no somos clientes, veníamos buscando a un amigo pero vemos que no esta y ya nos marchamos.- le dije intentando salir airoso de la situación.

-No me digan que no quieren ser los primeros clientes de Vicky. Es muy guapa y sabrá satisfacerlos.- nos dijo la mujer de cuero poniéndonos delante a una hermosa joven pelirroja que acababa de salir por la puerta en la que había estado tocando hasta hacia unos segundos. Iba vestida únicamente con un mini conjunto de lencería rojo que dejaba muy poco a la imaginación con unos altos tacones  también rojos, que estaba provocando que mi amiguito despertara dentro de mis pantalones haciéndome gruñir en señal de que esa pelirroja era MIA.
Pero no podía estar pensando en que iba a ser mía, estaba de servicio y no podía dejarme caer en esa sabrosa tentación.

-Edward con este terminamos y nos dijiste cuando nos avisaste para  echarte una mano que cuando termináramos podíamos disfrutar de la noche- me dijo Max mirando a la joven de arriba a bajo. Y tenia razón de que se lo había dicho.

-¿Cuanto me costaría pasar lo que queda de noche con ella? ¿Puedo llevármela?- le pregunte a la mujer de cuero sacando mi cartera y mirando de forma amenazante sin querer a mis amigos. Era como si esa joven me tuviera hipnotizado.

-Un billete de los grandes. Y te la puedes llevar siempre que mañana vuelva a trabajar- me dijo la mujer de cuero mirándome sacar la cartera de uno de mis bolsillos.

-Tome los 500€ que me ha pedido, Vicky vístete te vienes conmigo- dije mientras miraba a la joven.

-Venga niña muévete- le dijo la mujer de cuero dándole un empujoncito hacia la puerta- Y mientras esperan voy a ver si necesitan algo otros clientes.

-Muy bien vaya.- le dije mientras miraba ansioso hacia la puerta en espera de que saliera… mi mujer.

-¿De verdad te la vas a llevar?- me dijo Max mirándome extrañado

-Si, la voy a llevar a su casa y a investigar un poco de porque  esta aquí.

-¿Y nada mas?

-Nada más, Max.

-El vera lo que hace. Max… ¿nos buscamos a un par de muchachas para bailar un poco? Y si hay algo más, pues mejor.

-Si, vamos Sam. Ya hemos terminado por esta noche. Hasta mañana Edward

-Hasta mañana muchachos y disfrutar de lo que queda de noche.

-Estate seguro que vamos a disfrutar- me dijo Sam a la vez que el y Max comenzaban a alejarse de mi y Vicky salía de la habitación.

-Ya estoy lista- me dijo de forma tímida.

-Pues vamos tengo el coche fuera.

-¿Dónde me vas a llevar? ¿A tu casa?

-Tranquila no voy ha hacerte nada, solo voy a llevarte a tu casa. Se ve que no perteneces a este mundo en el que estas metida- le dije mientras nos montábamos al coche y me daba su dirección.

-¿No me vas a pedir nada a cambio de lo que has pagado por mi?

-No gatita, nada.

-No lo entiendo.

-Aceptare que seas mía por tu propia voluntad, no porque haya pagado porque estés conmigo.

-Gracias. Pero no puedo aceptarlo.

-Bueno si quieres algo a cambio te propongo un trato. Pero antes dime porque trabajas ahí.

-Acepto lo que me propongas, pero el porque trabajo ahí es una historia muy triste y difícil.

-No hay trato si no me lo dices.

-Ufff… vale te lo diré. Mis padres y mi hermano menor murieron en un accidente con el coche. Ellos eran mi única familia y aunque no fue culpa de ellos, el poco dinero que me dejaron lo tuve que gastar con los abogados, la casa y poco más. Y… de pronto de la nada apareció Aurora

-Siento lo de tu familia. ¿Te sientes bien con los recuerdos?

-Si, no te preocupes. Aurora me llevo ante el dueño de ese antro donde me has conocido: su hermano. Este a cambio de pagar todas mis deudas me pedia que trabajara para el. Pero yo antes de saber el trabajo que iba a tener que realizar acepte y ya no pude echarme para atrás.

-Es un… bastardo. ¿Cuánto tiempo llevas trabajando?

-Un par de semanas viendo a las otras muchachas trabajar para aprender y hacerlo bien cuando tenga que atender a los clientes que me diga Aurora y que no me regañen.

-Entonces… cuando Aurora nos dijo que si queríamos ser tus primeros clientes…- le comencé a decir deteniéndome en la puerta de su casa.

-Es porque yo aun no había tenido clientes y al veros a los tres, es decir, a ti y a tus amigos pensó que no os…

-¿Qué no que?

-Que no os negaríais a pagar por hacerme perder la virginidad- me dijo mirando hacia su casa y sonrojándose.

-¿Cuánto le debes?

-Demasiado- me dijo soltando algunas lágrimas.- Gracias por traerme.

-Yo lo voy a solucionar todo. Entra a tu casa y recoge lo más imprescindible, te vas a venir a mi casa y por tu virginidad no te preocupes ahora.

-Pero…

-Confía en mí y no tardes.

-Vale.- me dijo con una tímida sonrisa bajándose del coche.

Ahora si iba a ser mía, aunque tenía que ir despacio y aun no podía decirle que era un vampiro. Mañana por la noche arreglaría cuentas con el jefe del antro que quería aprovecharse de mi gatita y después cuando me tenga confianza le diré lo que soy.

-Ya estoy ¿este es el trato que me ibas a proponer?- me dijo sacándome de mis pensamientos.

-Si. No te parece bien encargarte de mi casa.

-Pero… y tu mujer o tu novia.

-No tengo gatita. Aun no había encontrado a la persona con la que compartir mi vida- le dije haciendo que se sonrojara a la vez que emprendíamos el viaje hacia mi casa, que estaba a una manzana de la de Eric.

Durante todo el viaje fuimos en silencio parecía como si supiera que no iba a volver a su trabajo.

Cuando llegamos a mi casa vi que se había dormido, así que la tome en brazos y la lleva a mi dormitorio. Se veía tan bella… pero no debía hacer lo que estaba pasando por mi mente, tenia que seguir siendo un caballero para poder ganarme su confianza.
La deje en mi cama y yo me fui al sofá, no quería que se asustara cuando se despertara y me viera a su lado sin saber que iba a estar allí no podía perder el acercamiento que había ganado en tan pocas horas.

Los días iban pasando y ella se iba acostumbrando a que yo trabajara de noche y durmiera casi todo el día. También se acostumbro a vivir con las persianas bajadas, a que yo no comiera nada y si bebía algo me lo sirviera yo mismo y para mi bien solo dormí en el sofá un vez, ya que cuando desperté y ella me vio dolorido y malhumorado por ello, me dijo que no le importaba que durmiera con ella.

Además desde que ella estaba conmigo o mejor dicho desde que la vi por primera vez me sentía distinto… y me gustaba y ya no me tenia que preocupar por Aurora o su hermano ya que Eric cerro el antro al día siguiente de haber sacado a mi gatita de este y los encarcelo por unos cuantos delitos.

-¿Edward…?

-Dime gatita

-No te he despertado ¿verdad?

-No, solo estaba pensando

-¿A que fiesta se refiere esta tarjeta? Y espero que no te moleste que la haya leído.

-A una fiesta que va a dar mi jefe para darnos una noticia y a la que tu vas a ir como mi pareja.

-Pero… yo no lo conozco y no tengo nada apropiado para ir- me decía mientras yo me levantaba de la cama.

-No importa que no lo conozcas te va a caer muy bien al igual que su esposa Carla. Y por la ropa no te preocupes esto es lo k tienes que usar.-le dije dándole una caja que tenia guarda en mi armario.

-Edward… es preciosa ¿pero porque voy a tener que usar una túnica en vez de un vestido de fiesta?

-Nuestras mujeres siempre usan túnicas.

-¿Cómo es eso?

-Gatita no soy humano, soy un vampiro.

-Aléjate de mí.

-Gatita…

-No te acerques. Con tu declaración estas corroborando algo sobre los  vampiros que hablaban la otra mañana en la tele y a lo que no hice caso, ya que para mi los vampiros no existen.- me dijo llorando.

-Gatita no voy ha hacerte daño, no crees que si hubiera querido hacerte algo no lo hubiera hecho ya. Soy como tu aunque lo que nos diferencia es que yo me tengo que alimentar de sangre.

-Ahora entiendo todo, quiero irme a mi casa.

-Te matarían si no ven que tienes pareja o patrón.

-Me da igual

-Por favor… gatita no digas eso, no podría vivir sin ti, llevo demasiado tiempo esperándote.- le dije acercándome un poco a ella a la vez que nos mirábamos.

-¿Por qué lo has callado por tanto tiempo?

-Tenia miedo de tu reacción.- le dije con la tristeza que sentía por su rechazo reflejada en mi mirada.

-Lo siento, pero todo esto es nuevo para mi.- me dijo dejándome abrazarla mientras se desahogaba llorando.

-No tienes que sentirlo, es normal que todo te resulte raro, pero todo va a estar bien y si tú quieres antes de la fiesta de Eric nos casamos, para que pueda protegerte siempre y no te alejes de mí jamás. ¿Qué me dices?

-Que quiero estar contigo y que nos casemos.

-Me estas haciendo el hombre mas feliz que hay en este momento en todo el mundo

-Querrás  decir el vampiro- me dijo sonriendo y secándose las lágrimas que le quedaban haciéndome reír a mi también.

-Como tú digas gatita- fue lo último que dije antes de que me besara.

-No me vayas a rechazar, necesito tu cuerpo, tus besos,  tus caricias… - me dijo abriendo los botones de la blusa de mi pijama

-Yo también te necesito- le dije con la voz ronca por la excitación cogiendola en brazos y tumbándola en la cama ya desnuda para hacerla mía… mi mujer, mi compañera, mi amante… mi esposa sin dejar de besarla.

-Ve despacio- me dijo al sentir rozar nuestros sexos.

-Shhhhh… te va a gustar.- le dije entrando un poco en ella y mordiendo su esbelto cuello mientras ella gemía. Su sangre era tan deliciosa como su cuerpo, he iba hacer que nunca olvidara este momento.
Termine de entrar en ella de forma suave mientras me alimentaba de su vena hasta que llegamos al mejor clímax que ambos hubiéramos podido soñar jamás en nuestra primera vez juntos de forma tan intima, después del suave vaivén que lo provocó y que acoplo nuestros cuerpos a la perfección.

-Edward te amo.

-Yo también gatita.- le dije saliendo de ella para que se acomodara en la cama sobre mi pecho mientras acariciaba su espalda para descansar un poco juntos, puesto que aun me quedan un par de horas para tenerme que ir a trabajar.

UNA SEMANA MÁS TARDE

-Gatita ¿estas lista? Eric nos tiene que estar esperando ya.

-Si un segundo.- dijo abriendo la puerta del baño y saliendo.

-Estas….. hermosa.

-Gracias. Pero ya vamonos que tu jefe nos espera para casarnos.- me dijo con una sonrisa y sonrojada.

-Si por mí fuera ahora mismo te haría mía.

-¡Edward!

-Ya nos vamos.- le dije mientras la cogia de la mano y nos dirigíamos hacia el coche.

-¿Estas nerviosa?

-Un poco, es la primera vez que voy a estar en una casa llena de vampiros.

-Tranquila todo va a ir bien.- le dije antes de arrancar el coche para irnos. Todo el viaje fuimos en silencio y cuando llegamos nos dirigimos directamente al despacho de Eric donde nos estaba esperando con su esposa Carla.
A Eric le gusto mucho Elena y lo siguiente que hizo nada mas conocerla fue llevar a cabo nuestra boda, en la que el y Carla fueron nuestros padrinos, para después estar hablando los cuatro cómodamente hasta la media noche que es cuando todos los invitados tenían que haber llegado para dar la noticia y que comenzará la fiesta.
Estuvimos hablando de cómo se iba adaptando Elena, de cómo se adapto Carla, de cual fue la reacción de ambas al conocer lo que éramos y de muchas otras cosas más.

-Creo que es la hora.- nos dijo Eric cuando sonó la media noche en el reloj que había en el despacho.

-Si, ya es la hora, cariño- le dijo Carla sonriendo

-Vamos.- nos dijo abriendo la puerta

-Si, claro- le dijimos Elena y yo

-Las señoras primero

-Gracias Eric

-Gracias cariño

-De nada.- les dijo a ambas, besando a su mujer cuando se situó a su lado después de haber salido el ultimo y cerrar la puerta.

-Eric, Elena y yo nos vamos a adelantar para estar con todos abajo.

-No, Edward quiero que estéis junto a nosotros cuando demos la noticia

-Como tú digas Eric- fue lo último que dije mientras ya casi habíamos llegado a las escaleras que nos llevaban a la planta baja.

-Buenas noches y gracias a todos por asistir- dijo Eric en cuanto llegamos a las escaleras después de dar una palmada y todo quedara en silencio.- os he reunido esta noche aquí porque quiero compartir una noticia  muy importante para mi y para mi esposa y espero que para todos vosotros a los que os considero amigos también lo sea. Mi esposa Carla y yo Sheriff de Murcia vamos a ser padres.- dijo Eric mientras Carla se emocionaba al ver que todos aplaudía.- Que comience la fiesta en honor a la mujer que me ha hecho ser el hombre mas feliz y que ahora me va hacer doblemente feliz con un hijo si eso es posible.

-Enhorabuena Eric

-Gracias Edward

-Felicidades Carla

-Gracias Elena, espero que tu te animes pronto

-Felicidades Carla, pero aun vamos a disfrutar un poco mas el uno del otro

-De nada Edward.

-Felicidades Eric.

-Gracias Elena, no sabes lo que me alegra que Edward te haya encontrado

-Me lo puedo imaginar Eric.

- Bajar y disfrutar de la fiesta y ya sabéis si queréis os podéis quedar en la habitación que tienes aquí esta noche Edward

-Es posible que nos quedemos y gracias por todo.

-Gracias a vosotros por venir- nos dijo Eric guiñándome un ojo mientras nos alejábamos Elena y yo para que los demás también los felicitaran.
Pero en vez de ir hacia la puerta, nos fuimos hacia mi dormitorio en esta casa a disfrutar nuestra noche de boda.
Una noche de bodas maravillosa en la que nos entregamos mutuamente y nos unimos como si fuéramos uno solo.

Al día siguiente nos levantamos tarde después de que Elena desayunara en la cama y pasamos el día con Eric y Carla y también parte de la noche, ya que Carla y mi gatita no querían estar solas mientras nosotros trabajábamos.

-Edward… Carla me ha sugerido una cosa que no se si tu aceptaras.- me dijo mi gatita de regreso a nuestra casa.

-Dime

-Me ha sugerido que nos podemos quedar durante la semana en el dormitorio que hay en su casa para nosotros y así no estamos solas mientras vosotros estáis trabajando.

-¿A ti te ha gustado la idea gatita?

-Si, porque así no tienes que salir de la casa nada mas caer la tarde para ir al trabajo, ya que estarás en el en 5 minutos y si quiero verte no tendré que esperar al amanecer si estas con Eric en la casa.

-¿Y entonces nuestra casa gatita?

-Vendríamos los fines de semana para entrar y no salir hasta el amanecer del lunes

-¿estáis seguras de que es lo que queréis?

-Si

-¿Se lo habéis dicho a Eric?

-Se lo iba a decir Carla cuando estuviera ahora con el. Anda… di que si.- me dijo mientras aparcaba y nos bajamos del coche.

-Ya veremos gatita. Tenemos que esperar a ver lo que dice Eric.

-Vale, eso al menos no es un no- me dijo feliz mientras nos íbamos hacia el dormitorio para descansar.

Ring… Ring…

-Dígame

-Elena, Eric dice que si a que estéis aquí durante la semana viviendo con nosotros.

-No sabes que alegría me estas dando- le contesto a Carla dando saltitos junto a mi.

-Hasta luego Elena, os esperamos aquí con muchas ganas de volver a veros.

-Al anochecer nos tenéis ahí Carla.

-Hasta luego Elena.

-Gatita… ahora no te iras a poner con las maletas ¿verdad?

-Tranquilo. Ahora vamos a descansar, estoy cansada y tú también tienes que estarlo

-Pues si un poco.- le dije mientras nos acostábamos y nos dejamos llevar al mundo de los sueños acurrucado el uno junto al otro.

Cuando nos levantamos mientras Elena arreglaba las maletas yo hablaba con Eric sobre lo que íbamos ha hacer de irnos a vivir a su casa durante la semana y estaba encantado como nuestras mujeres, ya que así Carla tenia a una amiga con ella para hablar, reír o simplemente estar acompañada mientras nosotros trabajábamos.

-Cariño, ya tengo todo listo y va a comenzar a caer la tarde, así que cuando puedas mete las maletas en el coche.

-Ahora las meto gatita, que estoy arreglando unas cosas antes de irnos.

-Vale, mientras voy a tomar algo.- me dijo mientras yo terminaba de instalar y conectar el sistema de seguridad de la casa para meter todo en el coche.

-¿Nos vamos ya?- me pregunto cuando me sintió entrar de la calle

-Si estas lista si.

-Si, ya estoy lista.- me dijo mientras se dirigía con una gran sonrisa hacia mi.

-Pues entonces no nos entretengamos mas, vamonos.- le dije saliendo de la casa cogiendola de la cintura y cerrando la puerta para montarnos en el coche.

Cuando llegamos a la casa de mi jefe, él y su mujer nos estaban esperando en al entrada de la casa. Se les veía felices.
Nos saludamos y nuestra mujeres se despidieron de nosotros para irse ha hablar de sus cosas mientras Eric y yo bajábamos las maletas de mi coche y las llevábamos al dormitorio de Elena y mío para ponernos con el trabajo que teníamos programado para hoy.

*******************
Los meses iban pasando muy rápidos en la casa de Eric, aunque más rápido pasaban los fines de semana en nuestra casita.
Además Carla cada vez se encontraba mas cansada por el embarazo, aunque este se iba desarrollando con normalidad y el bebe iba ganando peso sin problema. Pero no había querido dejar de alimentar a Eric, al mismo tiempo que no quería que ninguna mujer que no fuera ella o mi gatita se le acercara.

Por ello mi gatita la ayudaba en todo lo de la casa, aparte de de estar ayudándola a preparar todo lo necesario para el parto, el bebe y la fiesta que quería dar ella y Eric para dar a conocer a su bebe una  vez hubiera nacido.

jueves, 28 de junio de 2012

IMAGENES DE VICTORIA FRANCES

En esta entrada os voy a dejar algunas imágenes que he encontrado en la red bajo el nombre de Victoria Frances
Espero que os gusten y dejéis vuestros comentarios.




miércoles, 27 de junio de 2012

AMANDO A UN VAMPIRO CAPITULO 8

Esta historia le pertenece a Kassi en su blog “Luz de cristal”
El capitulo os aviso que es un poco fuerte en algunas partes.
Espero que os guste y dejéis vuestros comentarios

AMANDO A UN VAMPIRO
 SUMMARY: Porque el amor puede llegar a ser difícil y si no que se lo digan a la familia Cullen, amantes de vampiros... (vampiros & humanos) Clasificación: T

CAPITULO 8 (SEDUCIR NO ES TAN FACIL)

POV Bella

-Bella, ¿que tal si decido estar contigo para toda la eternidad?-dijo Edward inesperadamente.

Le mire desde mi sitio sin saber porque decía eso ahora, además no sabia como contestar a eso, me había tomado por sorpresa.

-Es tu elección-le dije por decir algo.

-¿Me convertirías?

-¿Estas seguro de querer condenarte a una eternidad conmigo?

-Eso no es una condena, eso es mi cielo personal-dijo mientras se aceraba a mi para besarme.

-Oh vamos Edward va en serio, yo te quiero de todas formas pero me sentiría mal quitándote una vida que te pertenece además de los latidos de tu corazón, las hormonas de frenéticas y todo lo que tenga que ver con que tu corazón lata.

-El corazón es solo un órgano pero en sí no se morirá si lo paras porque lo que verdaderamente le da vida eres tú-ante esas palabras no podía hacer nada, el había ganado la partida.

-En ese caso solo puedo decir una cosa, lo haré cuando tú quieras.

Me abrazó acercándome a él, moviéndome a través de mi blandita cama, mi cuarto no era solo mío y ahora por una vez en mí existencia eso me parecía algo malo. Porque Alice también estaba enamorada y necesitaba espacio al igual que yo. Suerte que sobraba algunas habitaciones y en unos días nos cambiaríamos.

-Te convertiré pero aún así me parece que es demasiado pronto-dije subiendo mi cabeza que tenia apoyada en su hombro para mirarle a la cara.

-No te preocupes, todo saldrá bien.

-Pero tu no sabes lo que duele la transformación, es como si te quemaran por dentro.

-¿Y eso porque?-me pregunto extrañado.

-Por la ponzoña que te inyectare en la sangre para la transformación en todo tu cuerpo.

-¿Y tu crees que un poco o mucho dolor me va a impedir estar contigo para siempre?

Solo le sonreí ante aquella pregunta porque era evidente que el creía que no.

-Esta todo bien, pero cuando te conviertas hay cosas que cambiaran como la piel y esas cosas que ya sabes y eso será un problema con tu familia.

-Eso ya esta pensado, pero solo si tu quieres.

-¿Cual es tu solución?

-Venir a vivir contigo-dijo con una sonriendo.

-Por mi bien pero creo que tus tíos no estarán tan contentos.

-Ellos me dejaran siempre y cuando les diga que de ello depende mi felicidad.

-Eso se llama manipulación-le dije riendo.

-No, solo es un empujoncito hacia mi libertad.

-Vale, ¿cuando quieres hacerlo?

-Mañana-dijo corriendo.

-¿tan pronto?

-Si, ya tengo las maletas preparadas, por alguna razón sabia que me dirías que si.

-Oh, vale, solo que me extraña que Alice no me haya avisado bueno creo que no debería ahora esta ocupada con Jasper-dije de nuevo riendo.

-Me voy a hablar con mis tíos cuanto antes mejor-me dijo levantándose de la cama y yendo hacia la puerta.

Me beso lentamente y me abrazo antes de salir, cuando me quede sola en la cama no pude creer la decisión que acababa de tomar. Era maravilloso y aterrador a la vez, no quería ver sufrir a Edward pero era demasiado buenas las expectativas de verle para siempre conmigo.

POV Edward

Todo estaba dicho y decidido, acababa de terminar de hablar con mis tíos y como pensé me dejaron ir a vivir con Bella siempre y cuando me cuidara y siguiera con los estudios. Rosalie y Jasper se habían quedado estupefactos, ellos no sabían que los Swan eran vampiros y por tanto no sabían porque me mudaba yo, aunque suponiendo que si todo iba bien se enteraría pronto de lo que eran ellos. Las maletas ya estaban echas y mañana mismo antes de ir a la Universidad iría a su casa a dejar las maletas para así poder convertirme y no tener que volver mas tarde a por ellas, aunque según lo que tenia entendido me dolería mucho y duraría algo de tiempo.

Esa noche me dormí con total tranquilidad sabiendo que al día siguiente seria fenomenal, había puesto el despertador más pronto de lo normal para poder llevar las maletas si necesidad de tener que llegar tarde después a la Universidad. El sonido del despertados me sobresalto, fui corriendo hacia mi ropa y me la puse si parpadear baje y desayune igual de rápido, apunto estuve de atragantarme.

Cogi las maletas las subí a mi volvo y me dirigí a casa de Bella, esa casa impresionante, con resplandor propio que estaba perdida en el bosque. Llegue y baje las maletas para dirigirme a la puerta y llamar, me abrió Emmett al segundo y me dio un gran abrazo.

-Bienvenido a la familia, Edward-Yo le sonreí y el me dejo paso para que dejara las maletas en la sala.

-Mas tarde cuando te vaya a trasformar Bella, llevaremos tus maletas a la habitación. Aunque a ti ya no te importara porque estarás en la cama sufriendo-dijo Emmett volviéndose totalmente serio.

-Me das muchos ánimos, amigo-le dije. Y el se echo a reír.

-No te preocupes, aunque lo deseas en ese momento todavía nadie se ha muerto en la transformación.

-Oh, vale... ¿Porque tenéis camas si no la necesitáis?

-Bueno, no dormimos pero si intentamos aparentar normalidad ante un visitante además siempre podemos tener necesidades...sexuales ¿no?

Me eche a reír no había pensado en ello-Claro como todos-le dije todavía sonriendo.

-Edward-llamo la voz de mi Bella desde las escaleras.

-Hola, amor-se acerco a mí y me beso con delicadeza.

Salimos de casa y nos metimos en mi coche Bella y yo, y Alice y Emmett entraron en el coche de Emmett. Llegamos a la universidad y nos encontramos con mis primos, que aunque no comprendieron mi manera de ver las cosas seguían aceptándome y queriéndome, al igual que mis tíos.

El día paso extremadamente lento no podía aguantar más las ganas de ir a casa con Bella, mi querida Bella, la que haría mi deseo realidad, la chica que había esperado desde que tenia uso de razón, mi ángel.

Salimos de la universidad, cuando por fin estuvimos en su casa fuimos a su cuarto, estábamos a punto de empezar pero Bella se paro.

-Espera, quiero que este aquí Alice y Emmett solo por si acaso.

-¿Porque? Emmett me dijo que no había peligro en la transformación.

-No, en la transformación no pero debo parar cuando inyecte la ponzoña o seguiré bebiendo tu sangre y te desangraras, así que prefiero esperar-su voz se había convertido apenas en un murmullo parecía que decir aquellas palabras le resultara muy difícil.

-Como tú quieras amor-le dije intentando influirle valor con mi tacto.

Alice vino saltando y Emmett apareció por la puerta sonriendo.

-Ya podemos empezar, Bella todo ira bien-dijo Alice guiñando un ojo.

-OK-dijo acercándose a mi cuello-¿preparado?

-Claro.

Se inclino sobre mi y sentí como sus dientes se hundían un poco en mi piel, empezó a absorber sangre y algún fluido de su boca se fundió con mi sangre. Se separo un poco, cosa que para ella parecía llevarse toda su concentración.

-Ahora, empezara la transformación y durara un día más o menos pero no te preocupes, mañana dirán los chicos en la universidad que estas malo y que yo me quede a cuidarte.

-Vale, no me preocu...-antes de acabar la frase sentí como por mi garganta subía un intenso dolor. Bajo mi piel notaba como una sensación de quemazón iba apoderándose de todo mi cuerpo. Al principio solo fueron las extremidades pero a medida que avanzaba ese dolor se iba acercando más a el corazón, cada segundo era un infierno y ahora comprendía lo que dio a entender Emmett, si, iba desear morir porque cada vez parecía intensificarse mas ese dolor aunque pareciera imposible, mis músculos se tensaron intentando soportar el dolor y yo impedía que mi garganta emitiera algún sonido por el bien de todos. Tenia los ojos cerrados con fuerza porque el dolor se había instalado en mi corazón, en un momento podía oír los frenéticos sonidos del corazón viéndose afectado por el dolor y el el siguiente solo silencio, seguidos por la oscuridad y el sonido de una voz tranquilizadora que me mandaba relajarme, y así lo hice.

martes, 26 de junio de 2012

SORTEOS

Muchachas las chicas del blog “Mas que vampiros” nos traen un nuevo concurso. En el cual sortean la novela “Terrores Nocturnos”. Si queréis saber un poquito más de esta estupenda novela, pinchad Aquí

Acontinuación os dejo las bases para participar 

BASES
1º- Es OBLIGATORIO ser seguidor de Más que vampiros y:
• Llevaros en banner del sorteo a vuestro blog. Hacer una entrada en vuestro blog anunciando el sorteo. O, si no tenéis blog, anunciarlo en alguna red social (alguna de estas tres opciones)
2º- El sorteo es INTERNACIONAL
3º- No habrán puntos extras, todos los participantes tendrán un solo número. Se asignará por orden de participación.
4º- Habrán 3 ganadores que se llevarán cada uno un ejemplar de"Terrores nocturnos" de Nieves H. Hidalgo + sorpresita y saldrán de la página random.org
5º- Tenéis desde hoy 26 de junio hasta el 13 de julio.

Si quereis saber mas sobre este sorteo u os animais a participar PINCHAR AQUÍ.


Hola Sedientooosssss!!!!! (Es un copia y pega de la entrada que ha realizado Vampiresa en su blog)
 De nuevo otro Sorteo, está vez es express, es hasta el día 29 de Junio. Ya se que es muy poco tiempo, pero es express y acaba sobre la 1 del mediodía. El libro es La Tierra de las Cuevas Pintadas.  El libro ya está forradito.Os espero a mis seguidores. Es Nacional. Por participar 5 Puntos, por hacer una entrada del sorteo en vuestro blog 10 puntos y por llevarnos el banner 10 puntos.

BANNER:

IMAGENES DE LA HERMANDAD DE LA DAGA NEGRA

En esta entrada voy a colgar algunas imágenes que he encontrado en la red de la Hermandad de la Daga Negra bajo el nombre de Anyae como autora.
Espero que os gusten y dejéis vuestros comentarios




lunes, 25 de junio de 2012

HAMBRIENTOS DE DESEO CAPITULO 8

Esta historia le pertenece a Maria en su blog "Letras de hielo y fuego"
Espero que os guste y dejéis vuestros comentarios
 
HAMBRIENTOS DE DESEO
Adaptación
SUMMARY: Cinco segundos antes, Jacob Black habría jurado que no le podía pasar a él... que la mujer perfecta para él no existía. Y entonces, la encontró en un restaurante abarrotado. El olor de la dulce y humana Nessi Cullen desató en su interior una necesidad explosiva que jamás recibiría la aprobación de los miembros de su clan.
CAPITULO 8


—Hum… Sabía que olía a café.


Seth se alejó de la encimera, en la que estaba apoyado, y sonrió al oír la voz de Renesmee.


—Eres muy previsible, Nessy —bromeó—. Lo único que se necesita para que aparezcas corriendo es la promesa de un poco de cafeína.


—Me temo que has descubierto mi debilidad… —dijo ella.


Renesmee rió y él se movió para servirle una taza.


Cuando se despertó, sola en la cama, Renesmee descubrió que en una de las esquinas del dormitorio habían dejado una maleta y cuatro cajas llenas de pertenencias suyas. Contenta con la rapidez con que habían llegado, se puso unos calcetines, unos vaqueros desgastados y un jersey de color azul oscuro y decidió aventurarse fuera de la habitación.


El olor del café había hecho todo lo demás.


—¿Lo quieres con leche y azúcar? —preguntó Seth.


Renesmee sintió un poco de frío y arrugó los dedos de los pies contra los baldosines del suelo de la cocina, que estaban calientes.


—Las dos cosas, gracias.


—Estaba pensando que no le mencionaré a Jake lo de tu adicción a la cafeína —dijo él, mientras guardaba la leche en el frigorífico—. Lo quiero como si fuera mi hermano, pero me gustaría ver cómo se esfuerza por llegar a tu corazón y averiguar las cosas que te gustan. Será muy divertido.


Renesmee se estremeció al oír el nombre de su amante, y se alegró de que Seth estuviera en ese momento de espaldas y no la pudiera ver.


—¿Está por aquí? —preguntó, con el tono más neutral que le fue posible.


—Sí, en su despacho, comprobando si hay algo nuevo por Covington. Tenemos toda una red de informantes que están buscando a James.


Renesmee preguntó por el hombre lobo que estaba en el sótano. Seth la informó mientras terminaba con el café.


—Ya ha vuelto en sí, así que lo tenemos sometido a vigilancia permanente. Jacob ha intentado sacarle algo útil, algo que nos pueda servir.


Seth se sentó frente a ella, con la mesa de madera de pino entre los dos, y la miró con una sonrisa.


—No quiero meter la nariz donde no me llaman, cariño, pero he notado que la cara te cambia cada vez que menciono a Jake. ¿Por qué tengo la sensación de que las cosas no os fueron bien anoche?


—No, te equivocas, fueron perfectamente… No se trata de eso. Es que le pregunté por lo de ser su compañera y él me lo explicó.


—Sí, claro, seguro que te lo explicó —dijo Seth, sacudiendo la cabeza—. Jacob es un desastre con las palabras. Seguro que ni él mismo querría escuchar lo que dijo.


—Bueno, no dijo demasiado. Supongo que quiso explicarme que esto es una atracción física y que no debo hacerme ilusiones con la posibilidad de que se enamore de mí. Afirmó, literalmente, que no está hecho para eso.


—Vaya, lo siento. Adoro a Jacob, pero puede llegar a ser un verdadero cretino.


—¿Por qué tiene tanto miedo de querer a alguien?


Seth, el hombre que siempre estaba de buen humor, dejó de sonreír y frunció el ceño de repente.


—Parte de su miedo se debe a la infancia que tuvo. Nuestra naturaleza nos afecta a todos, claro, pero de forma diferente. Siempre estamos en guardia, atentos a cualquier peligro… no es una vida muy normal. Pero en su caso, creo que tiene miedo de quererte por lo que le pasó a Edward, a su hermano.


Renesmee sintió un escalofrío.


—¿Qué le pasó a su hermano?


—Se suicidó hace ocho años.


—¿Por qué?


Seth suspiró, echó la silla hacia atrás y cruzó las manos por encima del estómago.


—Edward llevaba casi tres años casado cuando su esposa murió en un incendio. El nexo que se establece en nuestras parejas es tan fuerte que su ruptura es un verdadero infierno. A veces, el superviviente se muere por dentro poco a poco; pero otras veces se deja llevar por una furia destructiva que lo consume. Cuando Edward perdió a Bella, se descubrió en el segundo caso y tuvo miedo de lo que podía llegar a ser. Por eso, para evitarlo, se mató.


—Creo que lo entiendo. Le preocupaba perder el control y convertirse en un descontrolado como James, ¿verdad?


—Sí.


—Y como no quería hacer daño a nadie ni condenar a su propio hermano a darle caza, decidió suicidarse…


—En efecto —dijo Seth, que sacudió la cabeza—. Jacob fue quien encontró su cadáver. Aquel mismo día, se prometió que él no sufriría el destino de Edward.


—Ahora entiendo que se empeñe en ocultar sus emociones. Sólo quiere protegerse…


—Lo puede intentar, pero no lo va a conseguir —afirmó Seth entre risitas—. Tengo la sensación de que tú eres la persona adecuada para sacarlo de su ensimismamiento, Nessi. No te puede quitar los ojos de encima. Tendrás que confiar en él y darle un poco de tiempo.


—Eso es más fácil de decir que de hacer.


Seth sonrió y ladeó la cabeza.


—Pero es verdad, por desgracia. Sé paciente con él.


—Bueno, ya veremos.


Renesmee echó un trago de café y preguntó:


—¿Cuántos Cazadores viven por aquí?


—Ahora mismo, seis; incluidos Jake y yo. Somos un grupo pequeño, de modo que tendrás ocasión de conocernos a fondo.


—Cualquiera diría que sois una especie de familia…


—Supongo que lo somos. Por lo menos, luchamos como una —dijo, riendo—. Sé que te caerán bien, pero ten cuidado con Liam. Ese irlandés es todo un mujeriego. Se ha ganado una buena reputación.


Renesmee sonrió y miró a Seth con ironía. Tenía la sospecha de que, en cuestión de mujeres, todos ellos tenían buena reputación.


—¿No hay mujeres Cazadoras?


—Sí, tenemos una, pero ahora está en Covington. De hecho, está vigilando a tus amigos con su compañero.


—¿Te refieres a Dimitri? —preguntó ella, recordando el nombre que Jacob había mencionado alguna vez.


Seth negó con la cabeza.


—No, ella es Leah. —contestó—. Teníamos más mujeres, pero todas se han casado y han sentado cabeza.


Renesmee tomó un poco más de café. Sin embargo, seguía tan somnolienta que bostezó.


—Discúlpame. No sé lo que me pasa. Normalmente, el café me despierta enseguida…


—Es que todavía estás agotada —la excusó—. Ayer tuvimos un día bastante complicado… ¿Por qué no te vas a echar una siesta mientras yo preparo un almuerzo rápido?


Renesmee volvió a bostezar, de modo que asintió.


—Sí, creo que es una buena idea. Y gracias por la conversación. Todo esto es difícil para mí, pero me estás ayudando mucho.


—Estoy a tu entera disposición.


Seth le guiñó un ojo. Ella sonrió y salió de la cocina, perfectamente consciente de que el amigo de Jacob no intentaba coquetear en serio con ella.


Poco después, pasó por delante de una habitación cerrada y oyó la voz de Jacob, que debía de estar al teléfono. Consideró la posibilidad de llamar a la puerta y darle los buenos días, pero prefirió no hacerlo y se dirigió al cuarto de baño. Necesitaba tiempo para pensar.


En cuanto entró en el dormitorio y vio la cama enorme, recordó todas las imágenes de la noche anterior. Como ya la había hecho, se tumbó sobre la manta y apoyó la cabeza en el almohadón mientras se dejaba dominar por las imágenes de su encuentro amoroso con Jacob.


Renesmee nunca había sentido una necesidad física tan arrebatadora. Había sido la experiencia erótica más intensa de su vida. De hecho, sólo tenía que pensar en él para que el pulso se le acelerara inmediatamente.


Si para acostarse con Jacob tenía que perder el corazón, lo perdería con gusto.


Cerró los ojos y hundió la cabeza en el almohadón. Era muy consciente de que la única forma de evitarse un desengaño amoroso era dar un paso atrás y mantener las distancias, pero no iba a ser fácil; nada era fácil en lo relativo a Jacob Black: ni su naturaleza de hombre lobo ni sus opiniones sobre el amor ni el caos que había causado en su vida.


A pesar de ello, y de todas las razones perfectamente lógicas que la inducían a protegerse de él, no podía negar que lo deseaba.










Jacob pensó que no debería haberla tocado. Estaba sentado tras la mesa de su despacho, mirando por la ventana, contemplando las hojas de los árboles bajo el azote del viento. Era una escena llena de color, que normalmente bastaba para tranquilizarle; pero aquel día no podía dejar de pensar en Renesmee.


La noche anterior había hecho algo nuevo para él: mirar a una mujer mientras dormía; mirar los ascensos y descensos leves de su pecho, sus rasgos cada vez más suaves e inocentes. Y fue una suerte que se quedara dormida después de alcanzar el orgasmo, porque la bestia que habitaba en él había estado a punto de despertarse y de tomar el control.


Pero Jacob sabía que no deseaba sólo sexo. Incluso en ese momento, sus colmillos y sus garras se afanaban por salir a la luz; ardía en deseos de establecer el pacto de sangre que los uniría para siempre.


Tocarla y sentir su placer, intenso como una tormenta de verano, había sido el momento más satisfactorio de su existencia. Si quería mantener las cosas dentro de un orden, tendría que imponerse algunas normas antes de repetir la experiencia. Estaba dispuesto a ser su compañero, pero no a ser un idiota incapaz de vivir sin una mujer a su lado. Por mucho que la deseara, no iba a permitir que aquella conexión destrozara su independencia.


Sin embargo, Jacob también sabía que lo que más le preocupaba no era eso. En el fondo, tenía miedo de que Renesmee lo rechazara, de que saliera corriendo si llegara a saber lo que verdaderamente quería de ella. Tenía miedo de perderla para siempre y terminar como su hermano.


Harto de dar vueltas al asunto, intentó tranquilizarse. A fin de cuentas, su problema más urgente no era Renesmee, sino James. Debía encontrar y eliminar a aquel canalla. Y para entonces, con un poco de suerte, ya no se sentiría tan completamente dominado por el deseo.


Al pensar en James, sus manos se cerraron sobre los brazos del sillón y las uñas de sus garras quisieron romper la barrera de la piel. El hombre lobo y sus seguidores habían aprendido a transformarse a plena luz del día. Jacob no hacía otra cosa que preguntarse cómo lo hacían y cuál era su propósito.


Daba por sentado que el extraño aroma ácido que habían encontrado en las mujeres muertas, cuyo asesinato estaban investigando Charlie y Liam, tenía algo que ver. Pero por algún motivo, eran incapaces de seguir el rastro de ese olor.


Algo iba mal, muy mal. Lo sentía en sus entrañas, se lo gritaba su instinto. Y Jacob había aprendido a confiar en su instinto.


Apoyó la cabeza en el cuero del sillón y miró la extensión vacía, de color pastel, del techo. La cabeza le daba vueltas.


Un momento después, llamaron a la puerta del despacho. Cuando se giró hacia ella, vio a Seth.


—El chico se ha despertado. Se llama Riley Biers, va a cumplir dieciocho el mes que viene y es un Cresta Plateada. Es todo lo que ha dicho. Está bastante tranquilo, pero me gustaría presionarlo un poco y ver si le podemos sacar algo más.


—Sí, estoy de acuerdo —dijo Jacob.


—¿Has hablado con Embry?


Mase negó con la cabeza.


—Lo he intentado, pero no ha habido suerte.


Embry Call era el miembro más joven de la Liga de los Ancianos, y uno de los pocos Crestas Plateadas a quien Jacob consideraba un amigo. Con su mirada cálida y su sonrisa amable, muchos habían creído que el hombre lobo era demasiado bueno para ocupar el cargo que le correspondía tras el fallecimiento de su padre, pero él les había demostrado que se equivocaban. Tras su aspecto inocente, se ocultaba todo un guerrero.


Desde el principio, Embry había sido un amigo y un aliado de los Cazadores. Siempre había defendido su causa frente a los que pretendían limitar el papel de los mestizos al de simples perros guardianes de los hombres lobo de pura raza.


Por desgracia, se había marchado a una región remota de Alaska y no estaba localizable. Había ido a visitar a su hermana, que formaba parte de un movimiento opuesto a la tecnología y no tenía ni un simple teléfono móvil. Naturalmente, Jacob lo había intentado con el de Embry, pero debía de estar fuera de cobertura y no lo localizaba.


Cruzó los dedos para que apareciera pronto. Necesitaban su consejo. Que James tuviera la habilidad de transformarse de día era todo un problema; que, además, la tuvieran sus seguidores, era una catástrofe.


Se levantó y salió al pasillo.


—Venga, Seth. Veamos lo que sabe ese Riley.


Minutos después, Jacob estaba sentado en el sofá del sótano, con las manos cruzadas entre las piernas, mientras Seth se apoyaba en la pared y miraba al chico, que yacía en una de las camas, con una muñeca esposada al cabecero de madera. Como era un hombre lobo, se habría podido soltar son facilidad; pero no sin organizar un buen estruendo.


—Tú eres Black —afirmó el chico—. Te conozco. Os conozco a los dos… sois toda una leyenda. Se dice que os habéis quedado con los Cazadores porque os gusta matar.


—Si alguien merece morir, no tenemos ningún problema en quitarlo de en medio —alegó Jacob, oliendo el temor del joven—. Pero no estamos aquí para matarte, Riley. Tenemos que hablar contigo. Necesitamos respuestas.


Riley entrecerró los ojos, desconfiado.


—¿Qué queréis saber?


—Todo lo que sepas sobre James. Cualquier cosa que nos sirva.


—Pensaba que ya lo sabíais todo.


Seth intervino en ese momento. Y habló con tanta dureza y frialdad que el chico se encogió en la cama. La preocupación y el miedo le hicieron parecer mayor.


—La transformación, Riley.


—¿Qué pasa con ella?


—¿Cómo es posible que os transforméis de día? —exigió saber—. ¿Cómo aprendió James? ¿Y cómo consigue que no le podamos seguir el rastro?


El adolescente sacudió la cabeza. Parecía que se sintiera culpable, algo completamente ajeno a un hombre lobo fuera de la ley.


—No lo sé —murmuró.


—Riley, si no nos ayudas, tendremos que…


—¡No recuerdo nada! —exclamó el joven—. ¡No quiero recordar! Ha sido una pesadilla tan horrible que ni siquiera me atrevo a recordarla.


Jacob y Seth pensaron que en aquel asunto había más de lo que parecía. Algo más allá del mal y de las ansias de poder.


—Pareces un chico decente, Riley. ¿Por qué te has mezclado con esos idiotas? —preguntó Jacob.


—Porque no tuve opción —respondió, desesperado.


—Siempre tenemos opción —afirmó Seth.


—¿Me vais a matar?


—No sé por qué lo hiciste, pero salvaste la vida a la compañera de mi amigo —dijo Seth—. No, él no te va a matar.


El chico los miró con desconfianza.


—¿Y tú?


—Seth tampoco te va a hacer daño —respondió Jacob—. Aquí estás a salvo. Pero necesitamos que nos ayudes.


—Ah, ahora lo entiendo… me vais a torturar hasta que os lo diga todo, ¿verdad?


La animosidad del chico era evidente, pero Jacob lo comprendió. Él también había tenido dieciocho años y sabía lo que se sentía al creerse solo y al estar lleno de ira y completamente confundido. Además, Riley era un pura raza, con todos los derechos y privilegios de los suyos. Y eso implicaba que debía aprender las normas y aprender a afrontar la parte animal de su naturaleza, especialmente difícil.


Por lo que sabían hasta entonces, Riley parecía un buen chico que se había descarriado un poco. Sin embargo, no se podían arriesgar. Hasta que aclararan las cosas, seguiría esposado a aquella cama.


—¿Ya has cambiado, Riley?


—¿Qué quieres decir con eso?


—Lo sabes de sobra. Te estoy preguntando si ya te has alimentado de carne humana —dijo Jake.


El chico se cerró en banda.


—No voy a decir nada más. Si queréis torturarme, adelante. De lo contrario, dejadme en paz.


Jacob se levantó del sofá y miró a Seth, que asintió. Los dos sabían que de momento no podían sacarle nada más. Lo mejor que podían hacer era dejarlo solo, con sus pensamientos. Indudablemente, podrían haberse puesto desagradables con él, pero Jacob prefería evitarlo.


—Si nos das tu palabra de que no causarás más problemas, te quitaremos las esposas —afirmó Seth.


—No pienso irme a ninguna parte.


Seth se acercó a la cama, sacó la llave de las esposas y se las quitó. Después, salió de la habitación.


Jacob siguió a su compañero, pero se detuvo en la puerta y se giró.


—Una pregunta más…


—¿Sí?


—¿Por qué le salvaste la vida?


Riley tragó saliva y cerró los ojos.


—No sabía que estaban buscando a una chica. Cuando vi que la atacaba… tuve que hacer algo.


—Tomaste la decisión correcta, Riley. Podrías haber permitido que la matara y no lo hiciste. Y eso te ha salvado la vida.


Jacob dejó al chico a solas y siguió a Seth por la escalera.


—Voy a ver un partido en la televisión —dijo Seth—. Necesito relajarme un poco. Creo que después de lo de ayer, me lo merezco.


—Todavía no te he dado las gracias por quedarte despierto y vigilar a Riley…


Seth sonrió.


—No hay de qué, hombre. Sé que tú harías lo mismo por mí. No podíamos permitir que el chico anduviera por ahí cuando tú tienes a toda una mujer de carne y hueso en tu dormitorio.


Jacob rió.


—¿Seguro que no quieres que llame a Kate para que te mire esa herida?


—Seguro… esa maldita mujer me torturaría para divertirse. Prefiero ahorrarme el dolor de ponerme en sus manos.


Jacob quiso discutírselo, pero sabía que no iba a escucharlo.


—Voy a ver si Renesmee se ha despertado. Después, comprobaré el correo electrónico por si hay noticias nuevas. He enviado mensajes a unos Cazadores del resto del país para ver si alguno de ellos ha oído hablar de licántropos capaces de enmascarar su olor. Puede que sepan algo que nosotros desconocemos.


Seth asintió, pensativo.


—Cuando lleguen Charlie y Liam, deberíamos trazar un plan.


Jacob suspiró.


—Quién sabe. Puede que, para entonces, le hayamos sacado algo al chico.


—Eso espero, porque ahora mismo estamos en un punto muerto… —declaró—. Y sospecho que Riley nos oculta algo.


Renesmee todavía estaba durmiendo en la cama cuando Jacob apareció y le tocó un brazo. Ella despertó, sobresaltada, y se apartó inmediatamente de él; pero no se apartó porque Jacob le diera miedo, sino porque sintió un deseo inmediato de retomar lo que habían estado haciendo por la noche.


Por lo visto, su fuerza de voluntad era francamente frágil.


Ella se apartó el pelo de los ojos y Jacob se alejó de la cama, mirándola con extrañeza.


—No pretendía asustarte. Después de lo de anoche, pensé que nosotros… en fin, da igual, no importa —dijo él.


—Discúlpame, Jacob. Es que…


Renesmee no terminó la frase.


—Puedo oler tu miedo, Ness.


Ella sacudió la cabeza.


—Sé que aún crees que me das miedo, pero te equivocas, Jacob. Esta mañana, cuando me he despertado, me he dado cuenta de que no habría permitido que me tocaras si no confiara en ti —dijo Renesmee, con una seguridad que le sorprendió a ella misma—. Pero después de lo de anoche… creo que será mejor que nos lo tomemos con calma, que sólo seamos amigos.


Jacob la miró con intensidad.


—No lo entiendo. Si no me tienes miedo, ¿cuál es el problema?


Ella se mordió el labio.


—Que no quiero que me hagan daño.


—¿Crees que te voy a hacer daño? —preguntó, frunciendo el ceño.


—No, no. Sé que no me harías daño físico, Jacob. Eres un protector. Pero la conexión que se ha establecido entre nosotros es muy potente y… bueno, creo que no deberíamos llegar más lejos. No eres precisamente una apuesta segura para alguien como yo.


Jacob asintió.


—Claro. Me rechazas por lo que soy.


—No, no es por eso —dijo, frustrada—. Y por favor, deja de malinterpretar mis palabras a tu antojo. Lo único que pretendo decir es que… Por Dios, Jacob, ¿cómo es posible que no lo entiendas? Cada vez que me miras, yo…


Jacob soltó una carcajada que sonó más áspera de lo normal, como si no practicara la risa muy a menudo.


—Si eso es un halago, Ness, no estoy seguro de que quiera saberlo…


—Sólo intento decirte que no se trata de ti, sino de mí. Busco algo más que una buena experiencia sexual. Y sí, lo admito… me vuelvo loca de deseo cuando siento tu contacto. Pero eso no basta para establecer una relación duradera. No es suficiente para mí. Tú y yo somos muy diferentes.


—O en otras palabras, tú eres humana y yo un monstruo.


—No. Digo que buscamos cosas distintas. Tú no quieres amor; yo sí.


Jacob se metió las manos en los bolsillos.


—Diablos, Renesmee, si acabamos de conocernos… ¿cómo es posible que ya estés pensando en el amor?


—Pienso en él porque lo que hay entre nosotros ha cambiado las normas. Ya no intento resistirme a ti. Sólo intento ser sincera, de la misma forma que fuiste sincero conmigo cuando te pregunté por las relaciones amorosas de vuestra especie —afirmó.


—Ahora lo entiendo —dijo él—. No quieres arriesgarte. Eres de las que golpean primero por miedo a que te golpeen antes. ¿Verdad?


—Aunque así fuera, eso sólo significaría que he aprendido la lección por las malas. Crecer con una mujer como mi madre me hizo pensar mucho. Tomé la decisión de que sólo me dejaría llevar cuando encontrara mi sueño.


—¿Tu sueño? ¿A qué te refieres? —preguntó.


Jacob se acercó hasta la cama. Llevaba vaqueros y una camiseta blanca que remarcaba los músculos de su pecho. Parecía más descansado que el día anterior y tenía mucho mejor aspecto.


Ahora, cuando Renesmee lo miraba, ya no sentía miedo; ya no quería esconderse ni huir de él. Sólo quería sentir el contacto de sus manos, de su boca, de su cuerpo entero.


—Me refiero al sueño de mi vida, al hombre que estoy buscando, a un hombre capaz de darme algo más que placer y una cara bonita. Emily dice que son estupideces mías y que no debería leer tantas novelas románticas, pero… no es verdad, no es sólo eso, es algo que siento aquí, Jacob, en el corazón. Algo que necesito. Y no me voy a contentar con menos. Quiero…


—¿Qué quieres, Renesmee? ¿Un cuento de hadas? —ironizó él.


—No, no busco un príncipe azul. Sólo quiero el hombre de mis sueños.


—Por supuesto. Y un hombre lobo no puede ser el hombre de tus sueños —dijo Jacob, con amargura.


—Esto no tiene nada que ver con el aspecto físico. Es algo emocional. Quiero un hombre que me ame, Jacob, un hombre que me quiera más que a nada en el mundo, que quiera abrazarme mientras admiramos una puesta de sol, que quiera tomar un café conmigo mientras miramos el amanecer y que me tome entre sus brazos, a la luz de la luna, por el simple placer de estar conmigo.


Jacob no dijo nada. Todavía tenía las manos en los bolsillos, y la miraba con una mezcla de frustración, rabia y un sentimiento que Renesmee no supo reconocer.


—Busco un hombre capaz de reír y de compartir su vida conmigo, voluntariamente —continuó—. Y busco un hombre que quiera todo eso porque… me ame. ¿Lo entiendes ahora, Jake?


Jacob suspiró.


—Sí. Entiendo que estás buscando un imposible, algo completamente irreal. Cuando busques a un hombre de verdad, dímelo.


Ella apretó los puños, molesta.


—¿Un hombre de verdad? Pues supongo que eso te excluye a ti, porque un hombre de verdad no tendría miedo de lo que siente. No tendría miedo de compartir sus sentimientos con los demás.


—¡Por Dios! —dijo él, mirando el techo con desesperación—. Lo sabía. En cuanto te vi en ese restaurante, supe que lo ibas a complicar todo.


—Esto se ha complicado sin mi ayuda —le recordó—. ¿Sabes qué me asusta a mí? Lo que siento cuando me acerco a ti, la fuerza de esta atracción. Yo no soy capaz de separar el amor y el sexo, Jacob. No puedo, es imposible… lo he intentado antes y nunca he podido. Lo que ha ocurrido esta noche lo demuestra; de tener miedo de ti, he pasado a desearte con toda mi alma. Pero…


—Pero no es suficiente —la interrumpió—. Maldita sea, Renesmee, yo tampoco me había sentido así en toda mi vida. Los licántropos sólo tenemos un amor. Y aunque no te puedo prometer el amor que buscas, puedo prometer que te seré fiel hasta el final. Ahora que te encontrado, no volveré a desear a otra persona.


—Ojala pudiera contentarme con eso —murmuró ella—, pero no puedo. Por muchas promesas que hagas, Jacob, nuestra relación no duraría sin amor. Sólo quiero ahorrarme un desengaño inevitable.


Renesmee habló con seguridad, pero ya no estaba tan convencida de tener razón.


—¿Sabes una cosa, Renesmee? La vida no hace siempre lo que queremos. Y digas lo que digas, sé que confías en mí. Como tú misma has dicho, no te habrías dejado llevar si no confiaras en mí.


—Mi cuerpo confía en ti, Jacob; mi cuerpo, no mi corazón —afirmó—. No pretendo llevarte la contraria; sólo quiero ser sincera contigo… tú no crees en el amor y yo busco el amor. ¿Por qué meternos en algo que va a terminar mal?


Jacob maldijo en voz alta y se alejó hacia la puerta. Cuando ya giraba el pomo, añadió:


—Renesmee… entre tus malditos sueños y tus malditas pesadillas, no me das ninguna oportunidad. Eres tú la que la aleja a la gente.


Jacob salió de la habitación y cerró la puerta.