lunes, 10 de diciembre de 2012

LA DANZA DE LA NOCHE CAPITULO 7


Esta historia le pertenece a Maria en su blog “Letras de hielo y fuego”

Espero que os guste y dejéis vuestros comentario. Contiene LEMON



LA DANZA DE LA NOCHE

Summary: El pasado de la bailarina Bella Swan la preparó para enfretarse a casi todas las situaciones, incluso al hecho de que su pareja de baile, el distante Edward Cullen, fuera un vampiro pelirrojo de trescientos años de edad. Aun así, cuando Bella volvió a sufrir el acoso del hombre de sus pesadillas, le sorprendió comprobar que la única persona en la que podía confiar era Edward..

CAPÍTULO 7:

Los empleados de New Moon entretainment y de Black Moon Production estaban en la sala de ensayos, todos ellos en diferentes posturas de cansancio. Acababa de anochecer, y algunos de los vampiros todavía se movían con lentitud. Cada uno de ellos tenía una botella de sangre sintética. La mayoría de los humanos tenían una taza de café entre las manos.

Bella había ido a la reunión con el disfraz. Cuanto más pensaba en que había visto a un hombre tan parecido a Alec, más se asustaba. Entre el miedo y su discusión con Edward, y el cosquilleo que había sentido cuando le había besado, Bella no había podido hacer nada durante el fin de semana. Había realizado sus áreas domésticas, pero de un modo chapucero. No había podido estudiar nada.

Cuando entró Edward, a Bella se le aceleró el pulso. Él se sentó en el suelo, a su lado, con la espalda apoyada en el espejo, como ella, y se le acercó hasta que sus hombros y sus caderas se tocaron.

Edward se quedó silencioso, y ella estaba demasiado azorada como para mirarlo a los ojos. Había tenido la esperanza de saber de él la noche anterior, pero el teléfono no había sonado, y Bella se había quedado desconcertada. “No voy a preguntarle donde ha estado” se prometió.

Jessica estaba hablando por teléfono y fumando, cosa que odiaban todos los bailarines humanos. Lo hacía para demostrar que era la jefa. Bella hizo un gesto de resignación e intentó colocarse de modo que su espalda estuviera en una buena posición. La pared de espejo no era agradable para su columna, que había sufrido un tirón al ayudar a Rachel cuando Billy la había empujado. Rachel se movía con un poco de rigidez. Kate estaba muy callada, pero parecía que Elezar se había curado. Bella esperó que aquella semana fuera mejor para toda la compañía de entretenimiento.

Suspiró e intentó cambiar el peso del cuerpo a la cadera derecha. Para asombro suyo, al siguiente instante se notó levantada del suelo. Edward había extendido las piernas, y la puso entre ellas, de modo que la espalda de Bella descansara contra su pecho y su estómago. Al instante, ella se sintió más cómoda.

Bella pensó que, si no le daba demasiada importancia, los demás tampoco lo harían, así que no dijo ni una palabra sobre lo que sentía. Sin embargo, se relajó contra Edward, sabiendo que él interpretaría aquella señal correctamente, como una muestra de agradecimiento.

Por fin, Jessica colgó. Una vampira de pelo negro y preciosa piel blanca se dirigió a ella:

-Jessica, todos sabemos que eres la jefa. Apaga el maldito cigarrillo- le dijo, agitando la mano hacía Jessica con autoridad.

-Senna, cuéntame que tal os va a ti y a Stefan- dijo Jessica. Expulsó el humo de los pulmones, pero después apagó el cigarrillo.

Stefan era un humano muy alto con un gran bigote que tenía más músculos de los que hubiera necesitado cualquier hombre, en opinión de Bella. Tenía la piel oscura y pensaba con lentitud. Senna y él trabajaban para Black Moon.

-Nos va muy bien- dijo Senna, y se giró hacia Stefan- Tienes algún comentario Stef?

-La mujer pálida- dijo él con una voz grave. Parecía que Stef era un hombre de pocas palabras.

-Ah, si. Durante el último número que hicimos en la fiesta del senador- dijo Senna- La esposa de... eh... uno de los legisladores... No se como entró allí, ni por que la llevó su marido, pero resultó que era de la Fraternidad.

-Os hizo daño?- preguntó Jessica

-Tenía un cuchillo- respondió Senna- Stefan estaba sobre mi, así que fue un momento embarazoso. Estás segura que no puedo matar a los clientes?- preguntó con una sonrisa, y no era una sonrisa agradable.

-No, por supuesto que no- respondió Jessica- Jasper se ocupó de ello?

Por primera vez, Bella se fijó en el hombre que había apoyado contra la pared, junto a la puerta. Ella apenas se relacionaba con Jasper, ya que la gente de Black Moon necesitaba más protección que los bailarines de New Moon. Jasper era un vampiro, tenía el pelo rubio y corto, y unos ojos azul hielo. Su musculatura era la de un gimnasta, y su actitud cautelosa y atenta la de un guardaespaldas.

-La sujeté hasta que su marido y sus esbirros la sacaron de allí- respondió Jasper en voz baja.

-Como se llama?

-Makenna Lowry

Jessica tomó nota del nombre.

-De acuerdo, la vigilaremos. Quizá le pida a mi abogado que le escriba una carta al senador Lowry. Kate? Elezar?

-Estamos bien- dijo Elezar

Bella se miró las manos. No había razón alguna para narrar el incidente, aunque hubiera terminado con una muerte... una muerte que no había llegado a los periódicos.

-Felix? Dimitri?

Los dos hombres se miraron antes de responder.

-El último grupo para el que actuamos en el Jinete Feliz era un grupo sadomasoquista, e hicimos un buen espectáculo.

No estaban hablando sobre malabarismos. Bella intentó mantener una expresión neutra. No quería demostrar su desagrado por aquel tipo de espectáculos. Aquella gente solo le había demostrado cortesía y camaradería.

-Querían que dejara allí a Dimitri cuando terminó nuestra hora- dijo Felix- Durante un momento, hubo algo de manoseo, y Dimitri se defendió.

-Oh, no- dijo Jessica- Dimitri?- su voz se volvió más suave- Ya sabes que no tienes por que dejar que nadie te toque, a menos que tú quieras. Pero recuerda que no debes atacar a nadie solo porque te deseen. Eres tan despampanante que la gente siempre te va a desear.

Jessica se endureció ante aquella mirada terrible y continuada de Dimitri.

-Ya sabes cual es el trato, Dimitri- dijo con firmeza- Tienes que dejar a los clientes en paz.

Después de una pausa, Dimitri asintió, casi imperceptiblemente.

-Entonces, creéis que necesitáis otro guardaespaldas aparte de Jasper?- preguntó Jessica a todo el grupo- Mike es estupendo, pero solo trabaja cargando y descargando material. No tiene la agresividad suficiente para poder ser guardaespaldas, y es humano.

-No estaría mal tener a otro- dijo Felix- si hubiera habido una tercera parte allí, quizá la tensión hubiera sido menor. Por un momento, parecía que iba a ser yo contra todos ellos. Detestaría tener que hacer daño algún cliente, pero la gente a la que le gusta ese tipo de espectáculos también disfruta de la violencia, de todos modos.

Jessica asintió y tomó nota de nuevo.

-Y la gente de New Moon?- preguntó, aunque era evidente que no esperaba ninguna respuesta- Oh, Bella, solo un par de personas de cambia de vestuario para que vean como eres de verdad. No estoy segura de que pudieran reconocerte entre la multitud.

Bella no tenía planeado convertirse en el centro de atención, pero no tenía sentido convertir aquella petición en un problema. Se puso de pie, se desabotonó la camisa de franela, se quitó las gafas y se despojó de los gastados pantalones de pana que se había puesto sobre la ropa de ensayo. Extendió los brazos y dejó que la examinaran con la camiseta y los pantalones cortos, y después volvió a sentarse en el suelo. Edward cruzó los brazos sobre ella y la estrechó contra si. Aquel era un lenguaje corporal que todo el mundo podía entender: “Es mía”. La gente de Black Moon estuvo a punto de sonreír, con excepción de Dimitri y Stefan, que asintieron indicando que habían reconocido la belleza de Bella y la actitud posesiva de Edward.

Bella tuvo ganas de abofetear su aristocrática cara.

También tuvo ganas de volver a besarlo.

Sin embargo, había una cosa que quería decir:

-Tuvimos un pequeño problema- dijo de manera vacilante. Entendía el silencio de Elezar y de Kate. No estaban en un compromiso profesional, y había muerto un hombre. Sin embargo, no entendía porque Rachel no decía nada.

-Con quien?- preguntó Jessica, sorprendida.

-Con un hombre llamado Billy. Se enfadó porque Rachel no accedió a irse con él a su hotel después de la fiesta. Creo que no se tomó bien que le dijéramos que no trabajábamos para Black Moon. Al principio se comportó como si aceptará la negativa de Rachel, pero cuando se dio la vuelta para alejarse, le dio un empujón muy fuerte.

-No me suena el nombre, pero quizá nos haya contratado antes- dijo Jessica- Gracias, lo pondré en la lista de los que hay que vigilar. Te hizo daño?- le preguntó a Rachel

-No- respondió la muchacha- Bella me agarró a tiempo para evitar que me golpeara contra el suelo- dijo, y se encogió de hombros. No parecía que estuviera muy contenta con Bella por haber sacado a relucir el incidente.

-Quiero hablar- dijo Edward, y eso llamó la atención de todo el mundo.

-Edward, creo que no has hablado en ninguna reunión durante tres años- dijo Jessica- Que tienes en mente?

-Bella, enseñales el estómago- dijo Edward

Bella se puso de rodillas y se giró para mirarlo.

-Por que?- preguntó, con asombro e indignación.

-Hazlo, por favor. Enséñaselo a la gente de Black Moon.

-Espero que tengas un buen motivo para esto- dijo en voz baja, pero furiosa.

Él asintió, mirándola fijamente.

Con evidente esfuerzo, Bella se volvió hacia el grupo y se bajó la cintura elástica de los pantalones de ensayo. La gente de Black Moon la miró, y toda la gente quedaron horrorizados. Jasper, el guardaespaldas, apartó la mirada.

-El hombre que hizo esto ha salido del sanatorio mental en el que estaba, y probablemente haya venido aquí, a la ciudad- dijo Edward

Bella se tapó el estómago, se puso de rodillas en el suelo y miró hacia el linóleo con total concentración. No sabía si quería tirarle algo a Edward o... no lo sabía. Él se había entrometido en su vida de una manera inaceptable. Y lo había hecho todo a sus espaldas.

Sin embargo, también era bueno tener a alguien de su lado.

-He conseguido una fotografía de este hombre, de un periódico- continuó Edward, y pasó la fotografía a los demás- Se llama Alec Vulturi. Está buscando a Bella por su nombre verdadero, Isabella Marie. Sabe que es bailarina. Su familia tiene mucho dinero, así que él puede entrar a cualquier fiesta que quiera. Incluso con su pasado, la mayoría de los anfitriones estarían encantados de tenerlo entre sus invitados.

-Que estás haciendo?- le preguntó Edward, casi sin poder respirar- He mantenido esto en secreto durante años! Y en menos de cinco minutos, tú le estás contando a la gente todo sobre mi. Todo!

-Y mantenerlo en secreto te ha servido de mucho?- le preguntó Edward con frialdad.

-Lo he visto- dijo alguien. Kate.

Y en aquel instante, la ira de Bella murió, consumida por un miedo abrumador.

Si alguno de los otros bailarines había dudado de la historia de Bella, se dio cuenta de que todo era cierto al verle la cara. Todos sabían como era el miedo.

-Donde?

Kate señaló con el dedo a su compañero.

-Lo vimos- le dijo Elezar

-Donde?- preguntó él

-Hace dos semanas, en la despedida de soltero en esa casa tan grande de Wolf Chase

-Oh- dijo Elezar- Es verdad. Era el que no dejaba de agarrarte cuando estabas encima. Dijo que eras una zorra que tenía que aprender una lección.

Kate asintió.

Bella se estremeció y emitió un gemido.

-Eso es lo que te dijo a ti cuando te cortó, verdad?- le preguntó Kate- Nosotros pensamos que quería que nos diéramos unas cuantas palmadas en el trasero. Lo hicimos, y él se tranquilizó. Parecía que el anfitrión estaba disgustado por su actitud, así que nos moderamos. Hay que contentar al que paga la cuenta, no?

Elezar asintió.

-No le quité ojo de encima durante el resto de la noche.

Jessica dijo:

-Todos debéis estar atentos por si aparece. Eso es todo. Y avisad a Bella si lo veis. Nada más.

-Tú eres la jefa- dijo Stefan con su voz grave- Pero no va a hacerle nada a Senna

-Gracias, Stef- dijo la vampira, y le acarició la mejilla con su mano blanca- Te quiero, nene.

-Vamos a concentrarnos- dijo Jessica- Felix, Dimitri y tú devolvisteis los trajes de la fiesta griega con una semana de retraso. Kate, no puedes seguir recibiendo aquí tu correo. Si esto continúa, comenzaré a abrirlo. Rosalie, te dejaste la luz de la sala de ensayos encendida anoche. Ya había ocurrido antes.

Jessica leyó una lista de pequeñas infracciones, regañando y corrigiendo, y Bella tuvo oportunidad para calmarse mientras los otros empleados respondían. Era muy consciente de la presencia de Edward detrás de ella. No sabía con exactitud que estaba sintiendo. Se sentó en una pila de colchonetas que a veces extendían por el suelo cuando estaban practicando un nuevo salto o una elevación.

Cuando los demás comenzaron a marcharse, Bella hizo ademán de ponerse de nuevo la ropa.

-No tan rápido- le dijo Edward- Tenemos ensayo esta noche

-Estoy enfada contigo- le dijo

-Apagad las luces cuando salgáis, sea quien sea el que gane- les dijo Jessica mientras se iba.

Edward salió del vestíbulo y cerró con llave la puerta principal. Después, Bella oyó que volvía y se acercaba al reproductor de CD que había en una esquina, junto a la mesa de toallas blancas que Jessica tenía allí para que los bailarines pudieran secarse el sudor.

Bella comenzó a hacer ejercicios de calentamiento, aunque sin mirar a Edward. Notó que él también comenzaba a calentar, al otro extremo de la habitación.

Después de quince minutos, ella se puso en pie, señal de que estaba lista para empezar a ensayar. Sin embargo, mantuvo la vista hacia delante. No sabía si es estaba comportando de manera infantil o si solo quería evitar atacar a Edward. Él puso la música, y Bella se quedó asombrada al reconocer la voz sensual de Tina Turner cantando Proud Mary. Cuando Edward le tomó las manos, no supo que hacer. Los veinte minutos siguientes fueron un desafío que no le dejó tiempo para inquietarse. Avril Lavigne, los Dixie Chicks, Macy Gray y las Supremes la mantuvieron ocupada. Cuando terminó de bailar, no podía dejar de sonreír. Sin embargo, Edward la miró fijamente a los ojos, y la sonrisa se le borró de los labios.

Él la abrazó y la besó, pidiéndole que lo admitiera.

Bella susurró:

-No deberíamos. Vas a resultar herido. Él me va a encontrar, y va a intentar matarme otra vez. Tú intentarás mantenerlo, y te hará daño. Lo sabes.

-Se esto- dijo Edward, y volvió a besarla con más fuerza.

Ella separó los labios para él, y Edward entró en su boca, rodeándola con los brazos. Parecía que era suya, de igual modo que él era suyo.

Por segunda vez en su vida, Bella se abandonó en manos de un hombre.

-Esto es distinto- susurró- Es distinto

-Tiene que serlo- murmuró Edward- Va a serlo.

La tomó en brazos con movimientos suaves, y sus ojos quedaron atrapados.

-Por que estás entrando en mi vida?- preguntó Bella con asombro- Hay muchas cosas malas en ella.

-Tú has luchado. Te has construido una vida nueva, propia.

-No es una gran vida

-Una vida de coraje y de objetivos. Y ahora, deja que te quiera de la misma manera- susurró él, y movió su cuerpo contra el de ella.

-No estoy asustada.

-Lo se

Él sonrió y a Bella se le encogió el corazón

-No me vas a hacer daño- dijo ella con una fe absoluta

-Antes preferiría morir

-No puedo tener hijos

-Yo tampoco- murmuró Edward- No podemos reproducirnos

Si alguna vez había sabido aquello, se le había olvidado. Bella se sintió desconcertada. Siempre había pensando que su infertilidad sería un obstáculo para cualquier relación, y sin embargo, en ese momento, con ese hombre, no tenía la menor relevancia.

Él le lamió la oreja suavemente.

-Dime como te gusta- le sugirió, y su respiración fue una caricia en la mejilla de Bella

Edward se acercó con ella en brazos hacia la pila de colchonetas, como si no pesara nada.

-No lo se- contestó Bella, avergonzada por su ignorancia, pero también excitada, porque estaba segura de que él iba a averiguar lo que le gustaba.

-Con la luz encendida o apagada?

-Apagada, por favor

En un segundo, Edward estaba de vuelta a su lado, y había traído unas cuantas toallas. Las extendió sobre las colchonetas, y ella se alegró, porque la superficie de vinilo no era agradable al tacto.

-Y mi ropa?- le preguntó él

-Oh... quítatela

Por la puerta de cristal de la sala de ensayo entraba una luz tenue, y Bella vio como le brillaba la piel en la oscuridad. Edward tenía un cuerpo suave y elegante, como el de los bailarines, y era de un blanco puro, salvo por el rastro de vello que comenzaba bajo su ombligo y descendía. Ella siguió aquel rastro con la mirada y soltó un jadeo.

-Oh... oh. Vaya.

-Te deseo

-Si, me he dado cuenta- respondió Bella con un hilo de voz

-Puedo verte?- preguntó Edward, y por primera vez, su voz tenía un tono de timidez

Bella se sentó en la pila de colchonetas y se puso de rodillas. Se quitó la camiseta blanca con lentitud, y después el sujetador.

-Oh- gimió él

Tomó sus pechos con infinita delicadeza, y siguió con la boca.

Bella jadeo con urgencia. Él comenzó a bajarle los pantalones cortos y las braguitas, y ella se tendió para que pudiera sacárselos por los pies. Entonces, él comenzó a acariciarle las piernas, a ascender por su cuerpo regándoselo de besos.

Bella tuvo miedo de perder el valor. Deseaba tanto a Edward que estaba temblando, pero su única experiencia con el sexo había sido corta y brutal, y sus consecuencias, dolorosas, espantosas.

Parecía que Edward entendía sus dudad, y la abrazó mientras la besaba

-Ya no puedo parar- le dijo- no después de esto. Pero no quiero hacerte daño, ni asustarte.

-Ahora o nunca- respondió Bella

Él soltó una risa ahogada.

-No ha sonado muy romántico- se disculpó Bella

Edward movió las caderas involuntariamente, presionando su excitación contra el vientre de ella, y le lamió el cuello.

-Oh...-susurró Bella, y comenzó a acariciarlo- Oh, por favor...

Él la tocó íntimamente para asegurarse de que estaba preparada. El movimiento delicado de sus dedos hizo que Bella se estremeciera.

Entonces, la penetró.

-Isabella- dijo con la voz entrecortada

-Es bueno- dijo ella ansiosamente. Después de unos segundos, lo repitió, pero en un tono distinto- Es tan bueno...

-Quiero que sea mejor que bueno- dijo Edward, y comenzó a mover las caderas

Después, ella ya no pudo hablar.
 

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