Esta historia le pertenece a María en su blog “Letras de hielo y fuego”
Espero que os guste y dejéis vuestros comentarios
Summary: Bella pierde a su familia en un accidente, cuando se va a vivir con su tía se encuentra con un nuevo chico en el instituto, pero pronto se dará cuenta que no es como los demás, es como ella.. diferente.
CAPITULO 26
Cuando Edward estacionó el coche enfrente de mi casa, salí del auto sin decirle nada, corrí hacía la puerta de la entrada, subí las escaleras que llevaban a mi dormitorio, de dos en dos, y me tiré en la cama, dejando que las lagrimas me mojaran la cara.
-Bella, estas bien?- me preguntó Esme mientras dejaba las bolsas de la compra en el suelo y se arrodillaba a mi lado acariciando mi rostro húmedo con su suave y cálida mano.
Cerré los ojos, y negué con la cabeza. Se, que a pesar del reciente desmayo, del malestar.. no estoy enferma. Al menos de la forma que ella creía. Era algo mas complicado, y que no se curaba con tanta facilidad.
-A veces.. a veces las cosas que pasan, caen sobre mi sin compasión, y aun así, las cosas no mejoran con el tiempo
Me faltaba el aire, por culpa de los sollozos, y los ojos se me llenaban de lagrimas una vez mas.
-No estoy segura que vaya a mejorar nunca- me dijo Esme-Creo que tendrás que aprender a vivir con esa sensación de vació.
Sonrió, y me limpio las lágrimas con sus manos.
Cuando Esme se tumbó a mi lado no me aparte, como había echo muchas veces, solo cerré los ojos, y me permití sentir su dolor y el mío. Nos quedamos ahí, llorando, charlando y compartiendo cosas, como hubiéramos tenido que hacer hacía mucho tiempo. Si yo le hubiera dejado. Si no lo hubiera apartado de mi vida.
Cuando Esme se levanto para ir a hacer la cena, rebusco en las bolsas de la compra y me dijo:
-Mira lo que encontrado en el maletero de mi coche. Te la tomé prestada hace un montón, justo después que te mudaras aquí. No recordaba que la tenía todavía.
Me arrojo una sudadera con capucha de color melocotón.
La misma que no me acordaba que tenía.
La misma que no me puse desde la primera semana de instituto.
La misma que llevaba puesta en la foto que tenía Edward encima de la mesa, aunque por aquel entonces, ni siquiera nos conocíamos.
···································
Al día siguiente en el instituto, lleve el coche mas lejos de Edward, y de ese estúpido sitio que siempre reserva para mi, y aparque en la otra punta del aparcamiento.
-Se puede saber que estas haciendo?- se quejo Alice- Has dejado atrás el sitio! Mira ahora todo lo que tendremos que caminar!
Cerré la puerta del coche con fuerza, y atravesé el estacionamiento a toda prisa. Sin prestar atención a Edward, que me estaba esperando apoyado en su flamante Volvo.
-Hola? Tío guapo a las tres en punto; lo has dejado atrás! Que te pasa?- preguntó Alice cogiéndome del brazo y mirándome a los ojos- Os habéis peleado?
Yo solo negué con la cabeza.
-No pasa nada- le respondí mientras me dirigía hacía el edificio.
·····································
Aunque la última vez que me fije Edward andaba detrás de mi, cuando entre en la clase, él ya estaba sentado en su sitio. Me subí la capucha de mi sudadera, y encendí el mp3, en un intento de ignorarlo mientras la profesora Ángela pasaba lista.
-Bella..-susurro Edward- Bella, se que estas enfadada, pero déjame explicarte. Bella, por favor..-suplicó
Sin embargo, me limite a actuar como si él no estuviera ahí.
-Esta bien. Pero recuerda que así lo has querido- dijo suspirando Edward
Y al instante, se escuchó un terrible “PUM” en toda clase, cuando diecisiete cabezas cayeron sobre las mesas.
Las cabezas de todos, menos la de Edward y la mía.
-Esto es lo que quería evitar.
-Que has echo?- le dije mientras observaba los cuerpos inconscientes; una idea terrible se empezó a formar en mi cabeza- Los has matado! Los has matado a todos!
-Venga Bella, por quien me has tomado? Por supuesto que no los he matado. Están.. echándose una cabezadita, solo eso.
Me deslice hasta el extremo de mi silla, con los ojos clavados en la puerta, planeando mi huida.
-Puedes intentarlo, pero no llegaras muy lejos. Ya has visto que he llegado a clase antes que tú, y eso que me llevabas ventaja.
-Puedes leerme la mente?- susurre
-Normalmente, si. Bueno, casi siempre.
-Desde cuando?
-Desde la primera vez que te vi.
-Y cuando fue eso?- insistí con voz débil al recordar la foto de su mesa. Me preguntaba cuando tiempo me llevaba siguiendo.
-No te estoy siguiendo. Al menos de la forma que tú crees.
-Y porque debería creerte?
-Porque nunca te he mentido
-Ahora me estas mintiendo!
-Nunca te he mentido en nada importante.
-De verdad? Me hiciste esa foto mucho antes que te apuntaras en este instituto. Que puesto ocupa eso en tu lista de cosas importantes que hay que compartir en una relación.
-Y que puesto ocupa en la tuya que puedas leer mentes, al igual que yo, y que también puedas saber de las emociones de los demás?
-Cállate. No sabes nada de mí.
Me puse de pie con las rodillas temblorosas y el corazón a ritmo nada normal antes de mirar a todos mis compañeros de clase inconscientes. Jessica tenía la boca abierta. Mike roncaba tan alto que su cuerpo temblaba, y la profesora Ángela parecía muy tranquila.
-Esto pasa en todo el instituto o solo en esta clase?
-Supongo que en todo el instituto.
Sin decir nada mas salí del aula, y corriendo como nunca antes lo había echo, atravesé el pasillo y el patio. Corrí por el aparcamiento, hasta llegar a mi Mini, pero Edward ya me estaba esperando ahí, con las mochila colgada en uno de sus hombros.
-Ya te lo había dicho.
Me quedé frente a él. Todos los momentos olvidados aparecieron de nuevo en mi memoria. Su rostro, con los labios llenos de sangre, Rosalie forcejeando en esa habitación.. Sabía que Edward había echo algo para que no pudiera recordar. Y aunque sabía que no podría contra él, no me rendiría sin luchar.
-Bella! Crees que todo lo que he echo es para poder matarte?- me dijo con los ojos llenos de angustia.
-No es eso lo que pretendes? Rosalie cree que lo que le pasó fue solo un sueño provocado por la fiebre. Soy la única que se lo que pasó de verdad. La única que sabe que es lo que hiciste. Lo que no entiendo es porque no nos mataste a las dos cuando tuviste la oportunidad. Porque te molestaste en borrarme la memoria y en mantenerme con vida?
-Yo nunca te haría daño- sus ojos estaban cargados de dolor- Lo malinterpretaste todo. Yo trataba de salvar a Rosalie, no de hacerle daño. Pero tú no quisiste escucharme.
-Entonces.. porque parecía que Rose estaba a punto de morir?
-Porque estaba a punto de morir. Tenía algo en su sangre.. que la estaba matando. Cuando nos viste yo acababa de succionarle el “veneno”.
-Sé lo que vi.
-Sé lo que parece. Y también sé que no me crees. Pero yo quería explicarme, y tú no me dejaste, así que hice todo esto para llamar tu atención. Porque Bella, de verdad, lo interpretaste todo mal.
No me creí ni una sola palabra. Ha tenido muchos años, quizás siglos para perfeccionar ese monólogo; como resultado, una actuación impresionante. Pero seguía siendo una actuación. Y aunque no creía lo que estaba a punto de decir, solo encontraba una posible explicación para lo que había pasado, aunque resultase muy extraña.
-Lo único que quiero es que te vayas de vuelta a tu ataúd, o con tu gente, o donde quisiera que fuera que estabas antes de llegar aquí y.. déjame en paz!
-No soy un vampiro, Bella. Bueno.. no del todo O al menos lo que tú piensas.
-Vaya, de verdad?
Lo mire a los ojos, convencida que lo único que me hacía falta para terminar con todo aquello era un rosario, unos ajos y una estaca de madera.
-No seas ridícula. Los vampiros no existen.
-Sé lo que vi- le repetí, recordando aquella tarde..
Me limite a quedarme de pie, sin respirar apenas. No comprendía nada. Demasiado para mí.
Pero cuando Edward intento coger mi mano, mi instinto hizo que me apartara.
-No soy un vampiro, Bella. Soy un inmortal.
-Vampiro, inmortal, da igual.
-La verdad, es que hay una gran diferencia. Los vampiros son criaturas de ficción, que solo existen en los libros, las películas.. Y yo soy un inmortal. Lo que quiere decir que llevo siglos vagando por este mundo. Aunque, mi inmortalidad, no depende de chupar sangre ni hacer sacrificios con los humanos, como te estas imaginando.
Recordé el extraño líquido de color rojo, ese que siempre estaba bebiendo. Y me pregunte si eso tenía algo que ver con su vida inmortal. Como si fuera un zumo que otorgaba la inmortalidad.
-Un zumo inmortal.. Eso es bueno. Imagina las posibilidades comerciales. Bella por favor, no tienes porque tenerme miedo, no soy peligroso, y jamás haría algo que pudiera lastimarte. Solo
soy un chico que ha vivido muchos tiempo. Puede que incluso demasiados. Pero eso no quiere decir que sea mala persona. Solo una persona inmortal. Y me temo..
-Mientes! Estos es de locos! Tú estas loco!
-Recuerdas la primera vez que me viste? Recuerdas que en el mismo momento que tus ojos se posaron en los míos sentiste algo familiar? Recuerdas que cuando abriste los ojos estuviste a punto de recordar, a punto de recuperar tu memoria antes que se evaporase?
-No!
-Fui yo quien te encontró aquel día del accidente en el bosque. Yo fui quien te trajo de vuelta!
Los ojos que mirabas durante.. tú vuelta.. eran los míos. Bella, yo estaba ahí. Junto a tu lado. Te salvé. Se que lo recuerdas. Está en tus pensamientos.
-No! Para de una vez!
-Bella.. es la verdad. No tienes porque tenerme miedo.
-No tenías derecho a acercarte a mi! Es culpa tuya que sea un bicho raro! Es culpa tuya que este atrapada en esta horrible vida! Porque no me dejaste morir?- le dije gritando e intentando controlar los sollozos.
-No podía soportar perderte de nuevo. Esta vez no. Otra vez no.
No entendía lo que quería decir con eso, pero me daba igual, no quería escuchar más, no podía soportarlo, dolía. Solo quería que todo terminase.
-Bella.. por favor no pienses eso.
-Así que a mi me trajiste de vuelta porque si, y a mi familia la dejaste que se muriera, no? Porque? Si eso es verdad, si puedes devolver a la vida a los muertos, porque solo me salvaste a mi?
-No soy tan poderoso como tú crees. Y además.. ya era demasiado tarde para ellos, ya habían seguido adelante. Pero tú.. tú te demoraste, no cruzaste el puente. Creí que querías vivir.
-Lárgate! No quiero verte nunca mas!- le dije mientras me arrancaba la pulsera que me compró y la arrojaba al suelo.
-Bella, no digas eso si no lo dices en serio- me dijo con voz suplicante.
-Has dicho que nuca me harías daño, y mírame. Me has destrozado la vida, y para que? Para que tuviera que estar sola? Para que fuera un bicho raro el resto de mi vida? Te odio.. por lo que me has echo.. odio en lo que me he convertido.. no quiero verte nunca mas!- le dije con toda la rabia que sentía dentro, todo lo que me había guardado, todo, había salido, todo el dolor..
Cuando levante la mirada del suelo, me di cuenta que estaba rodeada de tulipanes. Miles de tulipanes, todos rojos. Los suaves pétalos brillan bajo el sol de la mañana; llenaban el aparcamiento, y cubrían todos los coches.
Me di cuenta que la persona que me los había enviado, se había marchado.
----------------
-Bella, estas bien?- me preguntó Esme mientras dejaba las bolsas de la compra en el suelo y se arrodillaba a mi lado acariciando mi rostro húmedo con su suave y cálida mano.
Cerré los ojos, y negué con la cabeza. Se, que a pesar del reciente desmayo, del malestar.. no estoy enferma. Al menos de la forma que ella creía. Era algo mas complicado, y que no se curaba con tanta facilidad.
-A veces.. a veces las cosas que pasan, caen sobre mi sin compasión, y aun así, las cosas no mejoran con el tiempo
Me faltaba el aire, por culpa de los sollozos, y los ojos se me llenaban de lagrimas una vez mas.
-No estoy segura que vaya a mejorar nunca- me dijo Esme-Creo que tendrás que aprender a vivir con esa sensación de vació.
Sonrió, y me limpio las lágrimas con sus manos.
Cuando Esme se tumbó a mi lado no me aparte, como había echo muchas veces, solo cerré los ojos, y me permití sentir su dolor y el mío. Nos quedamos ahí, llorando, charlando y compartiendo cosas, como hubiéramos tenido que hacer hacía mucho tiempo. Si yo le hubiera dejado. Si no lo hubiera apartado de mi vida.
Cuando Esme se levanto para ir a hacer la cena, rebusco en las bolsas de la compra y me dijo:
-Mira lo que encontrado en el maletero de mi coche. Te la tomé prestada hace un montón, justo después que te mudaras aquí. No recordaba que la tenía todavía.
Me arrojo una sudadera con capucha de color melocotón.
La misma que no me acordaba que tenía.
La misma que no me puse desde la primera semana de instituto.
La misma que llevaba puesta en la foto que tenía Edward encima de la mesa, aunque por aquel entonces, ni siquiera nos conocíamos.
···································
Al día siguiente en el instituto, lleve el coche mas lejos de Edward, y de ese estúpido sitio que siempre reserva para mi, y aparque en la otra punta del aparcamiento.
-Se puede saber que estas haciendo?- se quejo Alice- Has dejado atrás el sitio! Mira ahora todo lo que tendremos que caminar!
Cerré la puerta del coche con fuerza, y atravesé el estacionamiento a toda prisa. Sin prestar atención a Edward, que me estaba esperando apoyado en su flamante Volvo.
-Hola? Tío guapo a las tres en punto; lo has dejado atrás! Que te pasa?- preguntó Alice cogiéndome del brazo y mirándome a los ojos- Os habéis peleado?
Yo solo negué con la cabeza.
-No pasa nada- le respondí mientras me dirigía hacía el edificio.
·····································
Aunque la última vez que me fije Edward andaba detrás de mi, cuando entre en la clase, él ya estaba sentado en su sitio. Me subí la capucha de mi sudadera, y encendí el mp3, en un intento de ignorarlo mientras la profesora Ángela pasaba lista.
-Bella..-susurro Edward- Bella, se que estas enfadada, pero déjame explicarte. Bella, por favor..-suplicó
Sin embargo, me limite a actuar como si él no estuviera ahí.
-Esta bien. Pero recuerda que así lo has querido- dijo suspirando Edward
Y al instante, se escuchó un terrible “PUM” en toda clase, cuando diecisiete cabezas cayeron sobre las mesas.
Las cabezas de todos, menos la de Edward y la mía.
-Esto es lo que quería evitar.
-Que has echo?- le dije mientras observaba los cuerpos inconscientes; una idea terrible se empezó a formar en mi cabeza- Los has matado! Los has matado a todos!
-Venga Bella, por quien me has tomado? Por supuesto que no los he matado. Están.. echándose una cabezadita, solo eso.
Me deslice hasta el extremo de mi silla, con los ojos clavados en la puerta, planeando mi huida.
-Puedes intentarlo, pero no llegaras muy lejos. Ya has visto que he llegado a clase antes que tú, y eso que me llevabas ventaja.
-Puedes leerme la mente?- susurre
-Normalmente, si. Bueno, casi siempre.
-Desde cuando?
-Desde la primera vez que te vi.
-Y cuando fue eso?- insistí con voz débil al recordar la foto de su mesa. Me preguntaba cuando tiempo me llevaba siguiendo.
-No te estoy siguiendo. Al menos de la forma que tú crees.
-Y porque debería creerte?
-Porque nunca te he mentido
-Ahora me estas mintiendo!
-Nunca te he mentido en nada importante.
-De verdad? Me hiciste esa foto mucho antes que te apuntaras en este instituto. Que puesto ocupa eso en tu lista de cosas importantes que hay que compartir en una relación.
-Y que puesto ocupa en la tuya que puedas leer mentes, al igual que yo, y que también puedas saber de las emociones de los demás?
-Cállate. No sabes nada de mí.
Me puse de pie con las rodillas temblorosas y el corazón a ritmo nada normal antes de mirar a todos mis compañeros de clase inconscientes. Jessica tenía la boca abierta. Mike roncaba tan alto que su cuerpo temblaba, y la profesora Ángela parecía muy tranquila.
-Esto pasa en todo el instituto o solo en esta clase?
-Supongo que en todo el instituto.
Sin decir nada mas salí del aula, y corriendo como nunca antes lo había echo, atravesé el pasillo y el patio. Corrí por el aparcamiento, hasta llegar a mi Mini, pero Edward ya me estaba esperando ahí, con las mochila colgada en uno de sus hombros.
-Ya te lo había dicho.
Me quedé frente a él. Todos los momentos olvidados aparecieron de nuevo en mi memoria. Su rostro, con los labios llenos de sangre, Rosalie forcejeando en esa habitación.. Sabía que Edward había echo algo para que no pudiera recordar. Y aunque sabía que no podría contra él, no me rendiría sin luchar.
-Bella! Crees que todo lo que he echo es para poder matarte?- me dijo con los ojos llenos de angustia.
-No es eso lo que pretendes? Rosalie cree que lo que le pasó fue solo un sueño provocado por la fiebre. Soy la única que se lo que pasó de verdad. La única que sabe que es lo que hiciste. Lo que no entiendo es porque no nos mataste a las dos cuando tuviste la oportunidad. Porque te molestaste en borrarme la memoria y en mantenerme con vida?
-Yo nunca te haría daño- sus ojos estaban cargados de dolor- Lo malinterpretaste todo. Yo trataba de salvar a Rosalie, no de hacerle daño. Pero tú no quisiste escucharme.
-Entonces.. porque parecía que Rose estaba a punto de morir?
-Porque estaba a punto de morir. Tenía algo en su sangre.. que la estaba matando. Cuando nos viste yo acababa de succionarle el “veneno”.
-Sé lo que vi.
-Sé lo que parece. Y también sé que no me crees. Pero yo quería explicarme, y tú no me dejaste, así que hice todo esto para llamar tu atención. Porque Bella, de verdad, lo interpretaste todo mal.
No me creí ni una sola palabra. Ha tenido muchos años, quizás siglos para perfeccionar ese monólogo; como resultado, una actuación impresionante. Pero seguía siendo una actuación. Y aunque no creía lo que estaba a punto de decir, solo encontraba una posible explicación para lo que había pasado, aunque resultase muy extraña.
-Lo único que quiero es que te vayas de vuelta a tu ataúd, o con tu gente, o donde quisiera que fuera que estabas antes de llegar aquí y.. déjame en paz!
-No soy un vampiro, Bella. Bueno.. no del todo O al menos lo que tú piensas.
-Vaya, de verdad?
Lo mire a los ojos, convencida que lo único que me hacía falta para terminar con todo aquello era un rosario, unos ajos y una estaca de madera.
-No seas ridícula. Los vampiros no existen.
-Sé lo que vi- le repetí, recordando aquella tarde..
Me limite a quedarme de pie, sin respirar apenas. No comprendía nada. Demasiado para mí.
Pero cuando Edward intento coger mi mano, mi instinto hizo que me apartara.
-No soy un vampiro, Bella. Soy un inmortal.
-Vampiro, inmortal, da igual.
-La verdad, es que hay una gran diferencia. Los vampiros son criaturas de ficción, que solo existen en los libros, las películas.. Y yo soy un inmortal. Lo que quiere decir que llevo siglos vagando por este mundo. Aunque, mi inmortalidad, no depende de chupar sangre ni hacer sacrificios con los humanos, como te estas imaginando.
Recordé el extraño líquido de color rojo, ese que siempre estaba bebiendo. Y me pregunte si eso tenía algo que ver con su vida inmortal. Como si fuera un zumo que otorgaba la inmortalidad.
-Un zumo inmortal.. Eso es bueno. Imagina las posibilidades comerciales. Bella por favor, no tienes porque tenerme miedo, no soy peligroso, y jamás haría algo que pudiera lastimarte. Solo
soy un chico que ha vivido muchos tiempo. Puede que incluso demasiados. Pero eso no quiere decir que sea mala persona. Solo una persona inmortal. Y me temo..
-Mientes! Estos es de locos! Tú estas loco!
-Recuerdas la primera vez que me viste? Recuerdas que en el mismo momento que tus ojos se posaron en los míos sentiste algo familiar? Recuerdas que cuando abriste los ojos estuviste a punto de recordar, a punto de recuperar tu memoria antes que se evaporase?
-No!
-Fui yo quien te encontró aquel día del accidente en el bosque. Yo fui quien te trajo de vuelta!
Los ojos que mirabas durante.. tú vuelta.. eran los míos. Bella, yo estaba ahí. Junto a tu lado. Te salvé. Se que lo recuerdas. Está en tus pensamientos.
-No! Para de una vez!
-Bella.. es la verdad. No tienes porque tenerme miedo.
-No tenías derecho a acercarte a mi! Es culpa tuya que sea un bicho raro! Es culpa tuya que este atrapada en esta horrible vida! Porque no me dejaste morir?- le dije gritando e intentando controlar los sollozos.
-No podía soportar perderte de nuevo. Esta vez no. Otra vez no.
No entendía lo que quería decir con eso, pero me daba igual, no quería escuchar más, no podía soportarlo, dolía. Solo quería que todo terminase.
-Bella.. por favor no pienses eso.
-Así que a mi me trajiste de vuelta porque si, y a mi familia la dejaste que se muriera, no? Porque? Si eso es verdad, si puedes devolver a la vida a los muertos, porque solo me salvaste a mi?
-No soy tan poderoso como tú crees. Y además.. ya era demasiado tarde para ellos, ya habían seguido adelante. Pero tú.. tú te demoraste, no cruzaste el puente. Creí que querías vivir.
-Lárgate! No quiero verte nunca mas!- le dije mientras me arrancaba la pulsera que me compró y la arrojaba al suelo.
-Bella, no digas eso si no lo dices en serio- me dijo con voz suplicante.
-Has dicho que nuca me harías daño, y mírame. Me has destrozado la vida, y para que? Para que tuviera que estar sola? Para que fuera un bicho raro el resto de mi vida? Te odio.. por lo que me has echo.. odio en lo que me he convertido.. no quiero verte nunca mas!- le dije con toda la rabia que sentía dentro, todo lo que me había guardado, todo, había salido, todo el dolor..
Cuando levante la mirada del suelo, me di cuenta que estaba rodeada de tulipanes. Miles de tulipanes, todos rojos. Los suaves pétalos brillan bajo el sol de la mañana; llenaban el aparcamiento, y cubrían todos los coches.
Me di cuenta que la persona que me los había enviado, se había marchado.
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Fascinante y es una pena que Bella no le crea a Edward ,me fascino,sigue asi nena...Besos....
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