Esta historia le pertenece a Kassi del blog "Luz de cristal"
Espero que os guste y dejéis vuestros comentarios.
MI AMOR DESPRECIADO
Summary: 17 años pasaron desde que se vieron por primera vez, y esa sintonía que había entre sus corazones no se había destruido por nada, cuando el amor llegue a sus almas adolescentes ¿hará que ese equilibrio entre sus almas desaparezca al igual que su amistad? ¿O el amor hará mas fuerte esa conexión?...Secuela de Odiando a mi amado
CAPITULO 7
POV Robert
Hoy ya hacía cuatro días que no la veía, cuatro días que podrían haber sido los mejores de mi vida si hubiera estado con ella, pero NO, no podía ser y mi corazón se estaba ahogando en un mar de lagrimas que se formaba en mis ojos con cada imagen suya, no podía tenerla a mi lado, ni podía ni quería… ¿Cómo era posible quererla hasta la locura, amarla hasta la imposibilidad y después no querer estar a su lado por su bien?, debería aprender a ser egoísta por mi propio bien. Dentro de mi había una enorme batalla librándose entre mi corazón, mi mente y mi alma; dos contra una y sin embargo la mente siempre ganaba; debía ser listo y dejarla ir, como también debía no acercarme a ella para que pudiese ser feliz.
¿Cómo hacerlo? Solo una última vez, ahora mi alma y mi corazón tenían la última palabra, solo verla para recordar que fuimos como uno, que éramos el mejor dúo que nunca hubo; sí, era un masoquista pero quería verla como recordaba, con sus mejillas coloradas y sus ojos brillantes, solo para que mi día se iluminara una vez más antes de caer en la absoluta oscuridad.
Suspire en vano una vez más por ella, la decisión estaba tomada, iría a su casa y miraría sus brillantes ojos una vez más, lo necesitaba como necesitaba el aire para seguir viviendo, incluso podía pedirle a alguien que le hiciese una foto para sacarla en grande y ponerla en mi cuarto con el único motivo de seguir sufriendo con su recuerdo. Con lo que podría haber sido de nosotros dos como parejas pero que ahora nunca sería.
Salí de casa, acababa de hablar con Victoria y quería verme por la tarde pues ella sabia mejor que nadie de mi situación en estos momentos; era muy dolorosa y ella lo comprendía, en este instante era mi único apoyo incondicional, pues nadie más podría saber de mi relación con ella y el amor que procesaba por aquella preciosa chiquilla mía.
Seguí andando calle abajo pasando por las casas no tan hermosas o despampanantes como las del barrio de Nessie, pero eran unas casas en la que se podía vivir perfectamente y con mucha honra.
Mis padres habían ido a visitar a los Cullen ellos sabian que algo nos pasaba a nosotros dos, nunca en la vida habíamos estado tanto tiempo separado y no era propio de nosotros pelear y no hacer las paces al día siguiente, obviamente ellos creían que sería algo parecido fruto de la adolescencia y las hormonas que ella acarreaban pero no era nada de eso; esto era mucho más difícil y complicado de lo que parecía.
Gire en la calle siguiente, el sol me daba de frente en los ojos dañándomelos, no había dormido demasiado y por eso los tenia sensibles y cansados, además de sentir los parpados cansados y los ojos llorosos con algo de escozor; los frote en un intento de despejarme la vista un poco antes de llegar a la casa de Nessie, no iba a pretender verme presentable porque eso después de los días que llevaba sería imposible pero tampoco podía ir allá viéndome como un mendigo, así que me peina también un poco los pelos con los dedos, en un intento vano de mejorar mis cabellos alborotados de siempre, igual quedaban mejor aunque no podía verme pues andando en mitad de la calle no encontraría ningún espejo.
Paso tras paso en un silencio aterrador sin nadie apenas en las calles y con la mente en blanco fui llegando a la casa de los Cullen sin darme cuenta si quiera, era un alivio verla tan imponente como siempre después de estos días aunque también sentía mis nervios moverse por todo mi estomago poniéndome aun más nervioso.
Me pare frente a la verja de la entrada y suspire para relajarme, mire mis pies y después volví a subir la vista, ya estaba aquí y no había marcha atrás por lo menos rezaría para no meter la pata con Nessie y no sentir que me odiaba más que antes por lo que le había hecho. Mis padres seguían dentro de la casa así que solo tendría que hacer como el despistado que busca a sus padres.
Pase el pequeño camino de piedra hacia la entrada y con cuidado llame a la puerta blanca, Ángela me abrió la puerta de la casa con una sonrisa, me señalo que entrara al salón donde estaban reunidos todos, sentados alrededor de una mesa tomando lo que parecía un ¿café?, después de parar a examinar eso, caí en la cuenta de que allí había mas personas que las de costumbre; en definitiva, un chico que no debería de estar allí, sentado al lado de la luz de mis ojos mirándola como si se la fuera a comer; lo peor de aquello y creo que fue lo que me hizo romper el corazón de verdad fue ver como ella le devolvía la mirada y le tomaba la mano con descaro.
No, yo la necesitada ¿pero que podía decir o pedirle después de lo que le había hecho?, absolutamente nada; no tenía derecho a pedirle que dejara a ese chico de lado y se viniera conmigo porque ante todo eso es lo que había querido; que ella siguiera sin mí y encontrara a alguien de su categoría, alguien que la mereciera.
-Hijo-murmuró mi madre dándose la vuelta para sonreírme, era obvio que en mi cara estaba el dolor que sufría por dentro pues cambio su expresión.
-Robert…-susurro Nessie desde su lugar, aunque estaba al lado de ese chico, con sus manos entrelazadas; en su mirada había algo, quizás un cariño especial que aun me pertenecía…no sabía si tomarlo con alivio o alegría en una muestra de mi egoísmo.
-Mmm…mejor me voy, tengo cosas que hacer-dije dándome la vuelta mirando una vez más la preciosa figura de la chica a la que amaba…con otro.
-Pero…-la escuche decir, no me pare como un estúpido a esperar una excusa de lo que estaba haciendo, no, ella estaba haciendo lo correcto.
Me volví a la puerta con todas aquellas miradas en mi espalda y abrí la puerta de la casa para salir de allí lo antes posible, eso era lo que necesitaba aunque no sabía cómo haría para quitarme la imagen de aquel chico que además de ser rico por su aspecto era apuesto y joven. Sí, todo lo que ella merecía.
¿Y dónde queda el amor?-pregunto mi subconsciente a mi parte racional.
El amor llega solo, tan solo hay que esperarlo, una relación va floreciendo poco a poco y sabia que algún día aquello que yo había visto y que no pasaba del cariño, llegaría a ser amor puro en una pareja de casados, con sus hermosos hijos y sus modales refinados.
Maldije en voz baja andando rápidamente hacia la calle central de la ciudad, no estaba demasiado alejado del parque donde le había hecho sufrir a Nessie, quería ir allí y preguntarme otra vez ¿Por qué?, ya me sabia la respuesta de memoria pero mi corazón no la aceptaba y era tan doloroso todo esto por lo que estaba pasando.
Pase los frondosos árboles de tamaños dispares y olí las flores del parque como cuando era pequeño, intentando separar e identificar cada olor peculiar; pero ese estúpido juego ya no tenía sentido si no lo hacía jugando contra alguien…
Era posible que me encontrara a Victoria por aquí después de todo, había quedado con ella en mi casa en una hora o así pero ella solía venir a correr por entre los árboles del parque, para darse una vuelta y despejar su mente; quizás era lo que yo debía hacer con la mía, o mi mente necesitaba cosas más radicales como…un lavado de cerebro, ¿abría alguna máquina para eso?
Aunque era una idea de lo más infantil y realmente estúpida, no borraría a pesar del dolor ninguno de los recuerdos que tenia junto a Nessie, ella era quizás el mayor regalo que me hubiese dado la vida; mi mejor amiga, mi hermana y el amor de mi vida, en uno. Nunca podría olvidarla y menos cada cosa que hice con ella, porque entonces no sabría porque tenía ese vacío en el pecho, lo sentiría pero no sabría el motivo del porque estaba allí. Estaba allí por ella y nadie más.
Sabía que si volvía a intentar estar con alguna otra persona más seria para intentar olvidar o mejor dicho encontrar alguna forma de darle todo el amor que le correspondía a ella, a otra mujer que lo quisiera.
Al final me senté en el mismo banco donde había conocido a Victoria el sitio ideal frente al gran lago respirando aire “fresco”, no sabía cuando volvería a la realidad o saldría de esta maldita pesadilla pero ahora mismo necesitaba a Victoria conmigo como si fuera un salvavidas.
Y fue como dicho y hecho, en cuanto lo pensé unos dedos golpearon mi hombro y me gire para ver a Viqui con ropa de correr, era algo raro ver a una mujer como ella, pero no le preocupaba que la vieran con pantalones y camisa, cosa rara entre las chicas, era como lastimar su imagen femenina pero ella también era independiente y no necesitaba de su imagen o de alguien para seguir viviendo.
-¿Qué tal lucerito?-pregunto sentándose a mi lado, las comisura de sus labios apenas se curvaban en una sonrisa triste, ella sabia mi estado sin preguntar, más lo hacía por cortesía.
-Peor que ayer, mejor que mañana-le conteste con una de mis típicas frases pesimistas.
-Mmm…dime, ¿Qué paso esta vez pequeño?-sus manos se movieron y tomaron una mía, era extrañamente consolador sentir sus fríos dedos entrelazados a los míos con una sensible ternura de amistad.
-La vi, hoy fui a su casa para verla por última vez, pero ojala nunca hubiese ido; se me desgarro el pecho por la mitad y lo poco que me quedaba del corazón roto por nuestro fracasado amor, fue tirado al suelo y pisoteado, picoteado por millones de avispas y devuelto a mi pecho sin más-Ok, nadie podía decir que estaba exagerando, dolía mas que nada que hubiese hecho nunca.
-Vamos Rob, no seas tan pesimista…puedes con esto-acariciaba la palma de mi mano con su pulgar intentando subirme la moral con su suave voz.
-No puedo, sé que no puedo; duele demasiado…y dolerá mas con el paso de los días-mire al vacio del lago con nostalgia, echaba de menos esos días en los que podía ir a casa de Nessie y abrazarla si me sentía solo o simplemente si quería hacerlo.
Desde siempre la había amado, desde el primer momento en que mis ojos se posaron en ella, teníamos algo especial, algo que nos unía y por eso suponía que dolía tanto esta separación que nunca antes se había producido entre nosotros dos.
-¿Sabes qué?, no te quiero ver así…mañana mismo vamos a tomar algo, no se quizás ver una película o simplemente beber unas copas para que te olvides un poco de todo esto ¿vale?; te ves asquerosamente triste y yo no quiero ningún triste que no sepa divertirse-dijo subiendo la voz, estaba moviendo las manos y me instaba a mirarla para poder hacerme sonreír o levantar el ánimo.
-Lo que sea con tal de olvidar lo que vi; no soy celoso pero juro que como vea a ese desgraciado tocando más de la cuenta a mi mujer lo mato-dije explotando poniéndome en pie de un salto con una energía que no sabía que tenía, soltando la mano de Viqui.
¡Joder!, era eso, es que era mi chica, mi mujercita después de todo, ese miserable era mayor que ella ¿Y si la tocaba más de lo debido? ¿Y si quería hacer algo que ella no quisiera?, vale podía estar exagerando u obsesionándome con esto pero pretendía estar allí por si las cosas se torcían, así estaba la situación, estaría con ella sin estarlo; así de fácil y sencillo (como si lo fuera de verdad), me daba igual, lo haría por su bien, como también la había dejado por el bien suyo y de su futuro.
-Eres un maldito bipolar ¿lo sabías?-bromeo Victoria poniéndose en pie, comenzó a reírse de mí y después negó-está bien, por lo menos cambia tu animo-suspiro y me miro a los ojos.
-Pero no quiero homicidios ¿vale?-yo asentí sonriendo, le devolví la mirada a Victoria pero en el fondo de sus ojos solo podía ver la imagen de Nessie sonriente, tirada en el césped de su casa leyendo uno de sus muchos libros mientras esperaba a que yo fuese hacia ella para abrazarla.
“¿Cuánto mas tendré que esperar para que vengas a por mí?”-pregunto ella en el recuerdo de mi mente.
No mucho-le conteste a ella mentalmente consciente de que me estaba volviendo loco.
Iría a por ella cuantas veces hiciera falta para saber que estaba bien, rompería mi corazón y lo pisotearía contra la acera si hacía falta por tan solo ver sus ojos relucir como lo que eran antes, el sol de la vida.
POV Robert
Hoy ya hacía cuatro días que no la veía, cuatro días que podrían haber sido los mejores de mi vida si hubiera estado con ella, pero NO, no podía ser y mi corazón se estaba ahogando en un mar de lagrimas que se formaba en mis ojos con cada imagen suya, no podía tenerla a mi lado, ni podía ni quería… ¿Cómo era posible quererla hasta la locura, amarla hasta la imposibilidad y después no querer estar a su lado por su bien?, debería aprender a ser egoísta por mi propio bien. Dentro de mi había una enorme batalla librándose entre mi corazón, mi mente y mi alma; dos contra una y sin embargo la mente siempre ganaba; debía ser listo y dejarla ir, como también debía no acercarme a ella para que pudiese ser feliz.
¿Cómo hacerlo? Solo una última vez, ahora mi alma y mi corazón tenían la última palabra, solo verla para recordar que fuimos como uno, que éramos el mejor dúo que nunca hubo; sí, era un masoquista pero quería verla como recordaba, con sus mejillas coloradas y sus ojos brillantes, solo para que mi día se iluminara una vez más antes de caer en la absoluta oscuridad.
Suspire en vano una vez más por ella, la decisión estaba tomada, iría a su casa y miraría sus brillantes ojos una vez más, lo necesitaba como necesitaba el aire para seguir viviendo, incluso podía pedirle a alguien que le hiciese una foto para sacarla en grande y ponerla en mi cuarto con el único motivo de seguir sufriendo con su recuerdo. Con lo que podría haber sido de nosotros dos como parejas pero que ahora nunca sería.
Salí de casa, acababa de hablar con Victoria y quería verme por la tarde pues ella sabia mejor que nadie de mi situación en estos momentos; era muy dolorosa y ella lo comprendía, en este instante era mi único apoyo incondicional, pues nadie más podría saber de mi relación con ella y el amor que procesaba por aquella preciosa chiquilla mía.
Seguí andando calle abajo pasando por las casas no tan hermosas o despampanantes como las del barrio de Nessie, pero eran unas casas en la que se podía vivir perfectamente y con mucha honra.
Mis padres habían ido a visitar a los Cullen ellos sabian que algo nos pasaba a nosotros dos, nunca en la vida habíamos estado tanto tiempo separado y no era propio de nosotros pelear y no hacer las paces al día siguiente, obviamente ellos creían que sería algo parecido fruto de la adolescencia y las hormonas que ella acarreaban pero no era nada de eso; esto era mucho más difícil y complicado de lo que parecía.
Gire en la calle siguiente, el sol me daba de frente en los ojos dañándomelos, no había dormido demasiado y por eso los tenia sensibles y cansados, además de sentir los parpados cansados y los ojos llorosos con algo de escozor; los frote en un intento de despejarme la vista un poco antes de llegar a la casa de Nessie, no iba a pretender verme presentable porque eso después de los días que llevaba sería imposible pero tampoco podía ir allá viéndome como un mendigo, así que me peina también un poco los pelos con los dedos, en un intento vano de mejorar mis cabellos alborotados de siempre, igual quedaban mejor aunque no podía verme pues andando en mitad de la calle no encontraría ningún espejo.
Paso tras paso en un silencio aterrador sin nadie apenas en las calles y con la mente en blanco fui llegando a la casa de los Cullen sin darme cuenta si quiera, era un alivio verla tan imponente como siempre después de estos días aunque también sentía mis nervios moverse por todo mi estomago poniéndome aun más nervioso.
Me pare frente a la verja de la entrada y suspire para relajarme, mire mis pies y después volví a subir la vista, ya estaba aquí y no había marcha atrás por lo menos rezaría para no meter la pata con Nessie y no sentir que me odiaba más que antes por lo que le había hecho. Mis padres seguían dentro de la casa así que solo tendría que hacer como el despistado que busca a sus padres.
Pase el pequeño camino de piedra hacia la entrada y con cuidado llame a la puerta blanca, Ángela me abrió la puerta de la casa con una sonrisa, me señalo que entrara al salón donde estaban reunidos todos, sentados alrededor de una mesa tomando lo que parecía un ¿café?, después de parar a examinar eso, caí en la cuenta de que allí había mas personas que las de costumbre; en definitiva, un chico que no debería de estar allí, sentado al lado de la luz de mis ojos mirándola como si se la fuera a comer; lo peor de aquello y creo que fue lo que me hizo romper el corazón de verdad fue ver como ella le devolvía la mirada y le tomaba la mano con descaro.
No, yo la necesitada ¿pero que podía decir o pedirle después de lo que le había hecho?, absolutamente nada; no tenía derecho a pedirle que dejara a ese chico de lado y se viniera conmigo porque ante todo eso es lo que había querido; que ella siguiera sin mí y encontrara a alguien de su categoría, alguien que la mereciera.
-Hijo-murmuró mi madre dándose la vuelta para sonreírme, era obvio que en mi cara estaba el dolor que sufría por dentro pues cambio su expresión.
-Robert…-susurro Nessie desde su lugar, aunque estaba al lado de ese chico, con sus manos entrelazadas; en su mirada había algo, quizás un cariño especial que aun me pertenecía…no sabía si tomarlo con alivio o alegría en una muestra de mi egoísmo.
-Mmm…mejor me voy, tengo cosas que hacer-dije dándome la vuelta mirando una vez más la preciosa figura de la chica a la que amaba…con otro.
-Pero…-la escuche decir, no me pare como un estúpido a esperar una excusa de lo que estaba haciendo, no, ella estaba haciendo lo correcto.
Me volví a la puerta con todas aquellas miradas en mi espalda y abrí la puerta de la casa para salir de allí lo antes posible, eso era lo que necesitaba aunque no sabía cómo haría para quitarme la imagen de aquel chico que además de ser rico por su aspecto era apuesto y joven. Sí, todo lo que ella merecía.
¿Y dónde queda el amor?-pregunto mi subconsciente a mi parte racional.
El amor llega solo, tan solo hay que esperarlo, una relación va floreciendo poco a poco y sabia que algún día aquello que yo había visto y que no pasaba del cariño, llegaría a ser amor puro en una pareja de casados, con sus hermosos hijos y sus modales refinados.
Maldije en voz baja andando rápidamente hacia la calle central de la ciudad, no estaba demasiado alejado del parque donde le había hecho sufrir a Nessie, quería ir allí y preguntarme otra vez ¿Por qué?, ya me sabia la respuesta de memoria pero mi corazón no la aceptaba y era tan doloroso todo esto por lo que estaba pasando.
Pase los frondosos árboles de tamaños dispares y olí las flores del parque como cuando era pequeño, intentando separar e identificar cada olor peculiar; pero ese estúpido juego ya no tenía sentido si no lo hacía jugando contra alguien…
Era posible que me encontrara a Victoria por aquí después de todo, había quedado con ella en mi casa en una hora o así pero ella solía venir a correr por entre los árboles del parque, para darse una vuelta y despejar su mente; quizás era lo que yo debía hacer con la mía, o mi mente necesitaba cosas más radicales como…un lavado de cerebro, ¿abría alguna máquina para eso?
Aunque era una idea de lo más infantil y realmente estúpida, no borraría a pesar del dolor ninguno de los recuerdos que tenia junto a Nessie, ella era quizás el mayor regalo que me hubiese dado la vida; mi mejor amiga, mi hermana y el amor de mi vida, en uno. Nunca podría olvidarla y menos cada cosa que hice con ella, porque entonces no sabría porque tenía ese vacío en el pecho, lo sentiría pero no sabría el motivo del porque estaba allí. Estaba allí por ella y nadie más.
Sabía que si volvía a intentar estar con alguna otra persona más seria para intentar olvidar o mejor dicho encontrar alguna forma de darle todo el amor que le correspondía a ella, a otra mujer que lo quisiera.
Al final me senté en el mismo banco donde había conocido a Victoria el sitio ideal frente al gran lago respirando aire “fresco”, no sabía cuando volvería a la realidad o saldría de esta maldita pesadilla pero ahora mismo necesitaba a Victoria conmigo como si fuera un salvavidas.
Y fue como dicho y hecho, en cuanto lo pensé unos dedos golpearon mi hombro y me gire para ver a Viqui con ropa de correr, era algo raro ver a una mujer como ella, pero no le preocupaba que la vieran con pantalones y camisa, cosa rara entre las chicas, era como lastimar su imagen femenina pero ella también era independiente y no necesitaba de su imagen o de alguien para seguir viviendo.
-¿Qué tal lucerito?-pregunto sentándose a mi lado, las comisura de sus labios apenas se curvaban en una sonrisa triste, ella sabia mi estado sin preguntar, más lo hacía por cortesía.
-Peor que ayer, mejor que mañana-le conteste con una de mis típicas frases pesimistas.
-Mmm…dime, ¿Qué paso esta vez pequeño?-sus manos se movieron y tomaron una mía, era extrañamente consolador sentir sus fríos dedos entrelazados a los míos con una sensible ternura de amistad.
-La vi, hoy fui a su casa para verla por última vez, pero ojala nunca hubiese ido; se me desgarro el pecho por la mitad y lo poco que me quedaba del corazón roto por nuestro fracasado amor, fue tirado al suelo y pisoteado, picoteado por millones de avispas y devuelto a mi pecho sin más-Ok, nadie podía decir que estaba exagerando, dolía mas que nada que hubiese hecho nunca.
-Vamos Rob, no seas tan pesimista…puedes con esto-acariciaba la palma de mi mano con su pulgar intentando subirme la moral con su suave voz.
-No puedo, sé que no puedo; duele demasiado…y dolerá mas con el paso de los días-mire al vacio del lago con nostalgia, echaba de menos esos días en los que podía ir a casa de Nessie y abrazarla si me sentía solo o simplemente si quería hacerlo.
Desde siempre la había amado, desde el primer momento en que mis ojos se posaron en ella, teníamos algo especial, algo que nos unía y por eso suponía que dolía tanto esta separación que nunca antes se había producido entre nosotros dos.
-¿Sabes qué?, no te quiero ver así…mañana mismo vamos a tomar algo, no se quizás ver una película o simplemente beber unas copas para que te olvides un poco de todo esto ¿vale?; te ves asquerosamente triste y yo no quiero ningún triste que no sepa divertirse-dijo subiendo la voz, estaba moviendo las manos y me instaba a mirarla para poder hacerme sonreír o levantar el ánimo.
-Lo que sea con tal de olvidar lo que vi; no soy celoso pero juro que como vea a ese desgraciado tocando más de la cuenta a mi mujer lo mato-dije explotando poniéndome en pie de un salto con una energía que no sabía que tenía, soltando la mano de Viqui.
¡Joder!, era eso, es que era mi chica, mi mujercita después de todo, ese miserable era mayor que ella ¿Y si la tocaba más de lo debido? ¿Y si quería hacer algo que ella no quisiera?, vale podía estar exagerando u obsesionándome con esto pero pretendía estar allí por si las cosas se torcían, así estaba la situación, estaría con ella sin estarlo; así de fácil y sencillo (como si lo fuera de verdad), me daba igual, lo haría por su bien, como también la había dejado por el bien suyo y de su futuro.
-Eres un maldito bipolar ¿lo sabías?-bromeo Victoria poniéndose en pie, comenzó a reírse de mí y después negó-está bien, por lo menos cambia tu animo-suspiro y me miro a los ojos.
-Pero no quiero homicidios ¿vale?-yo asentí sonriendo, le devolví la mirada a Victoria pero en el fondo de sus ojos solo podía ver la imagen de Nessie sonriente, tirada en el césped de su casa leyendo uno de sus muchos libros mientras esperaba a que yo fuese hacia ella para abrazarla.
“¿Cuánto mas tendré que esperar para que vengas a por mí?”-pregunto ella en el recuerdo de mi mente.
No mucho-le conteste a ella mentalmente consciente de que me estaba volviendo loco.
Iría a por ella cuantas veces hiciera falta para saber que estaba bien, rompería mi corazón y lo pisotearía contra la acera si hacía falta por tan solo ver sus ojos relucir como lo que eran antes, el sol de la vida.
WOOOW!
ResponderEliminarGenial capitulo !!!! El final me dio penita *-*. pobrecitoo!
Bueno esperare pronto el proxima, cuidate marii!
XOXO
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*Gracias por ser parte de mi blog*
OME OME OME MUEROOOOOO
ResponderEliminarMordiscos :)
nachi!!!