miércoles, 25 de enero de 2012

MI AMOR DESPRECIADO CAPITULO 13

Esta historia le pertenece a Kassi en su blog "Luz de cristal" 
Espero que os guste y dejéis vuestros comentarios


MI AMOR DESPRECIADO

SUMMARY: 17 años pasaron desde que se vieron por primera vez, y esa sintonía que había entre sus corazones no se había destruido por nada, cuando el amor llegue a sus almas adolescentes ¿hará que ese equilibrio entre sus almas desaparezca al igual que su amistad? ¿O el amor hará mas fuerte esa conexión?...Secuela de Odiando a mi amado

CAPITULO 13

POV Victoria


Robert ya hacia una hora que había salido de mi casa y aún yo seguía pensando en lo que me había dicho. Nessie por lo visto no se había parado mucho en sufrir por Robert si no que se fue a buscarle un sustituto como si él no fuese nada; en este momento estaba partida entre dos deseos y dos decisiones.

Poder buscar otra venganza para la niña de los Cullen o quedarme parada sin hacer nada, y lo peor de todo esto es que de verdad quería separar a Nessie de su próximo marido no por mi si no por Robert, estaba sufriendo tanto que lo podía ver allá donde le miraba pero supongo que en mi alma seguía habitando mi parte civilizada porque no se realmente el motivo pero no quise seguir con esta venganza estúpida y ahora sí sin sentido alguno.

Lo único que quería era ayudar al que ahora era mi amigo, supongo que dejando todo rencor de lado, dejando ese odio, ahora sí justificado por hacer daño al que ahora era mi mejor amigo. ¿Venganza?, ya no tenía sentido alguno y quizás nunca lo hubiese tenido pero la ira a veces nos cegaba en los momentos menos oportunos y eso me pasó. Así que deje toda ira atrás, toda venganza, planes y maldad me senté en el sofá con un suspiró; no sabía porque pero repentinamente me sentía más normal, más libre como si me hubiese quitado un peso de encima.

Un sonido agudo me sobresalto, el teléfono sonaba desde la mesa con sus incesantes pitidos y como no tenía ninguna noticia de Robert desde hacia tiempo me levante corriendo antes de que nadie más tuviese tiempo de tomar el teléfono y contestar la llamada.

-¿Si? ¿Quién es?-pregunte nerviosamente tras descolgar el aparato.

-Hola, perdona por molestar ¿es la casa de…-se escucho como le preguntaba a alguien y luego siguió preguntando-Victoria?, es por tu amigo Robert-me puse nerviosa, ¿Por qué me llamaban en su nombre?

-Sí, soy yo ¿le paso algo?-supongo que mi cara se puso blanca, porque sentí como mi sangre se helaba esperando una maldita respuesta.

-No, no se preocupe, es solo que su amigo esta ebrio y se niega a volver a casa, de todos modos me temo que el solo no podría llegar y el único numero que me facilito fue el suyo…así que la llame por si usted podría venir a por él, pues no está en condiciones de pensar razonablemente-la voz me rodeó, mientras que me decía que le pasaba a Robert, era una voz de estas que daba gusto escucharla.

-Sí, iré a por él no se preocupe, solo dígame donde está-pegue mas el oído al auricular para prestar atención y busque con la mirada un lugar donde apuntar pero no había nada así que lo tendría que memorizar.

-¿Sabe donde se encuentra la calle San Just?, pues en la misma esquina hay un bar, ahí mismo nos encontramos-dijo el desconocido de voz suave y varonil.

-Sí, es donde está; ahora mismo voy para allá-eso era apenas unas calles de distancia de mi casa así que colgué el teléfono, cogí una de mis chaquetas me la puse y salí de casa sin decir nada a nadie, tampoco es que hiciese falta, mis padres estarían arriba tranquilos.

Ya en la calle eche andar apresuradamente para llegar cuanto antes junto a mi amigo pues era evidente que estaba borracho por culpa de la tonta chica de la que estaba enamorado, ahora me necesitaba como amiga, él pobre mío no sabía muy bien qué hacer, estaba desorientado ahora que la chica se le había escapado para siempre de las manos; porque una cosa era la teoría de alejarse de ella y otra hacerlo de verdad.

Y como no era de otra, ella decidió que un clavo sacaba otro clavo, porque dejar a Robert solo para irse con otro no era normal, se suponía que lo amaba… ¿Cómo pudo pasar?, antes adoraba que esto hubiese pasado pero sufría tanto mi Rob que eso era injusto, el se merecía ser feliz, era una buena persona.

Al llegar a la esquina el sol estaba en mitad del cielo proclamando el medio día y yo entré en aquel lugar lóbrego preparada para encontrarme con mi amigo medio tirado en el suelo debido a la borrachera pero aún estaba en pie, llorando sobre la barra como un bebe, reclamando su amor verdadero, diciéndole al cielo que no tenía derecho para ilusionarle con algo y luego mostrarle la dolorosa verdad como si lo mas importante, ese sentimiento que había no existiera.

Fui rápidamente hasta él y le mire a los ojos, mientras le tomaba la cara entre mis dos manos; tenía el blanco de los ojos lleno de líneas rojas mientras que su boca no era capaz de pronunciar bien mi nombre, su lengua se quedaba atrancada en el “-ria” de Victoria.

-Vamos Robert-alguien se puso a mi lado y puso a Robert derecho empujándome a un lado con cuidado, mientras nuestras pieles se rozaban.

Y fue como se decía, el contacto de tus propias yemas sobre tu piel no es especial, pero el de la persona indicada es capaz de dejarte sin aliento, y así fue, tan solo un toque basto para abrasarme.

Deje que él pusiera a Robert en pie y cada uno tomándole de un brazo para colocárselo tras el cuello, fuimos llevándolo hasta la salida, él podía andar pero aún así se resistía un poco a ello y se torcía constantemente.

Pase la otra mano por la cintura de Rob para agarrarlo mejor, así mi mano se aplasto entre el cuerpo de mi amigo y el del otro chico, del que ni siquiera sabía su nombre, la curiosidad me llevó a girar la cabeza e intentar mirarle aún con el cuerpo de Rob entre nosotros.

-Perdona, es que me has ayudado y aún no se su nombre-dije con voz queda, gire la cabeza para apartarla de su mirada antes de que me pudiese derretir por ella.

-Pues mi nombre es Laurent-le miré de reojo y vi una gran sonrisa de dientes blancos resaltando sobre su piel morena.

-Encantada de conocerle, ojala hubiese sido en otras circunstancias pero…-callé y me acerqué a Rob casi abrazándole, no sé porque lo sentía como un niño indefenso.

-Sí, bueno el places es mío Victoria-Laurent me ayudo a sacar a Robert del local y con lentitud y paciencia lo llevamos a su casa; como estaba relativamente cerca no pasó una hora antes de que llegáramos; casi era la hora del almuerzo.

Llame a la puerta de la casa de mi amigo, unos pasos apresurados se escucharon acercarse hasta que Jacob abrió la puerta de su casa; solamente miró a su hijo y después a Laurent y a mí, entonces no saludó y me relevó el puesto sosteniendo a su hijo él solo, lo llevó hasta la sala y lo dejó allí recostado mientras Nessie iba a por una taza de café.

Realmente nunca había pensado en que la mujer de la que Rob estaba enamorada tenía el mismo nombre que su madre, pero era evidente que ambas familias tenían un vínculo y que eso había afectado a todas las decisiones que ambos tomaban, tanto para ellos como para sus hijos mismos.

-¿Victoria, verdad?; gracias por haber traído a mi hijo a casa con tal borrachera, no era tu obligación así que de verdad gracias-dijo Jacob, él apenas sabía nada de mí y era mejor así, seguramente me conocía de lo poco que me había visto con su hijo o lo que el mismo le podía haber contado de mí.

-No se preocupe, él es mi amigo y hago lo mejor para él-sonreí y me disculpe para poder marcharme no antes sin besar la mejilla de Robert.

Cuando salí a la calle, Laurent me siguió sin saber muy bien qué hacer.

-No hace falta que me acompañe hasta mi casa, está cerca y los modales ahora mismo no están es mis prioridades-le murmuré mirando el suelo mientras avanzábamos por la calle.

-No se preocupes, el sitio hacia el cual me dirijo se encuentra en la misma dirección-contestó, el silencio nos rodeo y el sonido de nuestros pasos era lo único que escuchábamos, algún coche pasaba de vez en cuando por la calle y nos hacia levantar la mirada.

-Y bueno…-intento decir algo para romper el hielo, yo solo reí por el pobre intento.

-Si se está preguntando en su interior cual sería el tema idóneo para entablar una conversación con una desconocida, le doy el permiso para escoger el que gustes- dije entrecruzando mis dedos nerviosamente frente a mí.

-Bien, pues como puedo coger el tema que quiera y eso ya denota cierta confianza me gustaría también que nos tuteáramos-yo conteste con un escueto sí y el prosiguió con lo que quería decir-no es de mi asunto pero, ¿quieres a Robert?, porque el parecía estar emborrachándose por otra y no sería de mi agrado que te hicieran sufrir pareces demasiado vulnerable e inocente para ello-yo le miré de reojo, no era precisamente ni inocente ni vulnerable pero a eso no le iba a llevar la contraria.

-No, no lo quiero; es solo mi amigo, mi mejor amigo para ser mas exactas, y si que se emborrachaba por otra, y esa otra no me cae nada bien-dije eso ultimo para dejarlo claro, comentario por el cual rió pero asintió bajando los hombros.

-Me alegra…y lo siento pero siguiendo con las preguntas personales, ¿estás comprometida?-me avergoncé un poco por la pregunta pero obviamente se la iba a contestar pues no tenía nada de malo que no lo estuviera.

-No, no lo estoy-contesté simplemente.

-Eso me sorprende, alguien tan linda como tú…; aunque eso puede ser una buena noticia para mí, puedo cortejarte-me lanzó una sonrisa que me heló, casi dejándome sin respiración.

-Mmm..-no sabía si estar incomoda o sentirme alagada, quizás las dos a la vez, este tipo me atraía pero su modo de ir directo al grano me era un poco desconocido y bastante anormal entre los chicos de ahora.

-No te sientas incomoda, es lo último que quiero; quizás debería de invitarte a una comida a casa para que me perdones eso-era una mera excusa, pero me gustaba, le sonreí y asentí, no me daba miedo ir con él, aunque debiese pero yo no era una temeraria y sabia lo que hacía.

Cuando estábamos a punto de llegar a la entrada de mi casa, me cogió de la mano y me hizo girar en una esquina repentinamente, lo miré a los ojos pero los suyos estaban fijos en la calle, miraba entretenido los pájaros pasar sobre nuestra cabeza de vez en cuando o algún coche pasar a nuestro lado. Aún cogido de mi mano me hizo andar hasta una casa un poco más grande que la mía, no era de familia rica pero si algo acomodada y me sentí cómoda estando al lado de alguien que no se creía importante por el dinero que tenía o algún puesto superior, como si fuera de la realeza.

-Entra, hay una comida que nos espera-dijo mientras me hacia entrar en el porche de su casa.

Cuando una mujer abrió la puerta de su casa, él me hizo entrar a ella y abarcando todo con sus brazos me dijo.

-Bienvenida a mi casa-él se volvió a acercar a mí para tomarme de nuevo por la mano y me llevó hasta el salón donde comenzó nuestra amena charla que duraría horas.

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