miércoles, 22 de febrero de 2012

MI AMOR DESPRECIADO CAPITULO 17

Esta historia le pertenece a Kassi en su blog "Luz de cristal"
Espero que os guste y dejéis vuestros comentarios.


MI AMOR DESPRECIADO


Summary: Mi amor despreciado: Definitivamente me pasaba algo malo, ¿de verdad quería a mi mejor amigo, a mi casi hermano?, la única respuesta que había era clara. SI, LO QUERÍA....Secuela de Odiando a mi amado. 
Clasificación: M

CAPITULO 17

POV Robert


A lo mejor tendría que haber andando mas por las calles hasta encontrar un sitio más acertado en el que tomar una copa, pero uno de aquellos famosos casinos que estaban de moda no era mala opción así que entre allí a tomar una copa; dentro el local bullía de actividad mientras que mi mente por su propio camino pensaba nada más que ahogarse de nuevo en una gran borrachera; bien, genial esto se estaba volviendo casi en algo normal.

Tratándose de mi niña porque no, ella podría manejarme sin problema si quisiera, era totalmente un maldito inútil y si no me había suicidado aun era porque sabía que podía ser más fuerte que todo aquello y por la posibilidad de tenerla aunque fuese solo de amiga, o que yo fuese su amante…podría darle el amor que su marido no, aunque solo fuese eso, podría.

Me senté frente a una barra donde el barman servía sin parar tragos a todos los hombres que había por allí, a mi lado un hombre adinerado estaba casi tendido sobre la barra tomándose un Whisky de no sé qué valor; a pesar de el dinero que aparentaba tener su apariencia no rebasaba mucho la mejoría de la mía, con el pelo alborotado, la camisa fuera de lugar, la corbata puesta hacia atrás y los ojos rojos por el alcohol; era el mejor ejemplo que había por allí de hombre completamente borracho, ese ya mismo estaría en el suelo tendido o en el cuarto de baño vomitando.

Deje de psicoanalizar al de mi lado puesto que parecía un paranoico; y me concentre en recordar que quería tomar de bebida.

Bah, lo mejor será un puto whisky, no te pares en pensar mas-me dije, llame con una seña al barman y el mande que me pusiera uno, inmediatamente este me hizo caso yendo a por la botella de uno de los estantes, se paró a tomar un vaso y echármelo frente a mí, como si no yo fuese a confiar en la bebida que me ponía.

-Joder-tome el vaso en la mano y le di un buen trago, luego me levante un poco para sacar de mi pantalón el dinero necesario para pagar ese y un par de tragos mas.

-Cóbrese-le dije, el lo hizo y dio por hecho lo de las copas puesto que puso dos vasos vacíos enfrente de mí.

-Cuando quiera los otros dos, me avisa-supongo que lo de los vasos era una manera de acordarse cuantos tragos debía.

Sentía tantas cosas en ese momento, ¿Por qué tantas felicidad? ¿Y remordimiento?, si la podría tener pero su matrimonio a lo mejor podría salir mal por mi culpa y eso es algo que no quería, todo su honor al traste, al igual que su capacidad de creer en sí misma si su prometido la dejaba por el error que otro había cometido por ella, otro el cual no podía ser más que yo.

Me bebí todo el vaso de un solo trago después de ese pensamiento y ese extraño borracho de al lado me miro.

-¿Tan jodida es tu vida?-me preguntó, yo le miré unos instantes antes de responderle.

-Mucho, ¿acaso la tuya no lo es?-le pregunté.

-Aja, la mía lo es pero no tanto como al tuya, soy un mujeriego y me emborracho porque quiero, tú te emborrachas porque tu vida es una mierda… ¿o no? –me dio muchísima rabia que aquel desconocido me tratase con confianza y con esas palabras, pero tenía razón, yo debía de ser muy evidente.

-SI…-le pedí al barman que llenara mi segundo vaso, él lo hizo sin rechistar.

-A ver, tú; dime ¿Qué es?, dinero, familia, chicas…algo de eso siempre es, la salud no te hace beber mas si no ponerte depresivo sobre una cama de seda, lo sé, tuve un familiar así-lo miré sobre mi hombro, tan borracho que estaba al día siguiente no recordaría nada ¿Por qué no desahogarme con él?, ¿por qué no decirle la verdad?

-Es amor, sí; muero por amor, porque siempre la he tenido pero sin tenerla y cuando precisamente la quiero como se quiere a una mujer…no puedo tenerla…porque yo no soy lo suficiente bueno para ella, y la dejé ir; algo que nunca debí hacer pero ya no hay vuelta atrás y eso significa que lo hecho, hecho está; que ya no es mía de ninguna manera y me reconcome el pensar que nunca lo será-le solté de una y sin respirar, el me miro perplejo y se echó a reír.

-Eso tiene fácil solución, llévatela contigo a un lugar lejano donde nadie más la pueda tener; veras que todo te va mejor-sus palabras salieron atropelladas de su boca, poco a poco vocalizaba peor pero era entendible hasta cierto punto.

-Lo haría más que nada porque sé que ella me ama, pero ¿no crees que eso es inmoral?, que no lo debo hacer porque ella decidió lo que está viviendo-pensé de nuevo estúpidamente en mis palabras…inmoral, a la mierda con lo inmoral.

-Bah, si te quiere, pero esta con otro…creo que eso es algo aparte, es algo que en el fondo ella no decidió, solo su mente ordenó pero no su corazón o su conciencia más profunda; mira todo es una mierda pero de lo que hablamos se mucho; se demasiado bien todo lo que tienes en la mente y como funciona esa cosa a la que llaman amor, aunque aquí donde me ves no sea el mejor experto en tener novias pero eso se debe a que quiero acostarme con todas no a otra cosa-todo eso salió de la boca del desconocido sin nombre, por lo visto había pensado antes de tiempo sobre él, era estúpido pero sabio sobre el amor.

-Entonces ella no decidió lo que tiene...puede ser pero no estoy del todo convencido en hacer eso, ¿sabes?-me tomé la copa que tenia entre mis dedos, aún me quedaba una, mire a mi alrededor el ambiente de juego seguía tan activo como siempre, a pesar de que ya hubiese pasado un buen rato desde que llegué.

-Entonces ¿eres tonto o no?, sabes perfectamente lo que ella quiere que es a ti y estas aquí comiéndote la cabeza por una cosa que ni sentido tiene... ¿cuál es tu problema hombre?-se comenzaba a desesperar pero esa era mi situación interior, le ordene al barman que me pusiera mi última copa, la lengua ya la notaba pastosa y mi sentido de concentración quería irse al carajo.

-El problema es que esa Cullen se va a casar con otro; más claro agua, Ness se irá con otro-le dije, tomando el vaso en la mano y dándole un golpe contra la mesa haciendo que unas gotas de aquel liquido se cayera fuera del recipiente.

Aquel loco comenzó a reírse desquiciada mente.

-Charles sabe mucho sobre ese tema-dijo de pronto poniéndose serio. Me quede más que extrañado pero con curiosidad pregunté.

-¿Quién es Charles?-suspiré.

-Yo, yo soy charles-contestó, alce una ceja.

-Bien charles, ¿me puedes decir de qué demonios hablas sobre que sabes mucho de eso?-le pregunte con la poca paciencia que me quedaba.

Tomo el último trago que quedaba en su vaso tambaleándose hacia un lado, su mirada perdida se poso en mis ojos, los suyos rojos eran sinceros.

-James…Ese cabronazo no la quiere, solo la utiliza por su dinero…si supiera ¡ay! Si supiera-lanzó una carcajada seca al aire-esta arruinado, sus fábricas ya no valen nada-gritó, salte en mi silla, no me lo quería creer pero… ¿podía estar diciendo la verdad?

Si tan solo fuese así la alejaría de él, daría todo lo que fuese para que se separasen aunque tuviese que pelear con él o un duelo como en antaño; y si no hacía falta utilizar la fuerza le pediría a mi adorada y hermosa niña que se viniese conmigo, no importaba donde, tan solo que se escapase para amarnos sin ataduras.

-¿Es eso verdad?, ¿es posible?-mi corazón se aceleró, estaba al borde de un colapso mental.

-Claro que sí, es un mañón ese chico, solo que es mi amigo o se supone me cae bien pero no sabe lo que se hace…no, no lo sabe-después de eso aparto la vista y puso la cabeza sobre una de sus manos, tendida en la barra, cerró los ojos y comenzó a babear; yo tenía la mente activa y los ojos abiertos pero en aquel momentos los nervios la incredulidad y los vasos de whisky se me habían unido todo en uno para darme un perfecto mal estar corporal que solo se extendía mas y mas.

Podría decírselo el próximo día ¿no?, una leve arcada subió por la boca de mis estomago, me controle y aguante las nauseas, simplemente me levanté del taburete y con cuidado y lentitud fui haciéndome paso entre la gente para salir a la calle y tomar el aire, con la intención de aunque fuese despejarme un poco antes de ir a casa, a dormir y reponerme para el día siguiente que estaba seguro sería muy largo porque a partir de ese instante pensaba ser plenamente sincero con ella y en cuanto a mis sentimientos y averiguaciones se refería.

Si hacía falta la secuestraría, con amor y no con fuerza bruta solo para que se diese cuenta de la realidad que se extendía delante de sus ojos pero sabía muy bien que ella me creería a mí a pesar del posible daño emocional que yo le hubiese podido hacer; yo seguía siendo su mejor amigo, aquel que en su infancia fue como su hermano, una parte más de su ser y de su cuerpo... ¿cómo olvidarme o ignorarme?; ella no podría hacer eso.

Quise vomitar mas tarde en mitad de la calle, las nauseas me atacaban por todo a lo que se enfrentaba mi cuerpo y mi mente; todo el mundo me daba vueltas y lo único en lo que podía sostenerme era en la idea de que tenía que seguir adelante para hacer del futuro de mi niña, un futuro mejor; sin mentiras, rencores, maldades; ella era un ángel al que no se le podía dañar porque si así era no volvería a creer en la sociedad.

Volví por ello a casa dando tumbos, como si no pudiese casi ni andar que en realidad era lo que me pasaba, poco a poco conseguía llevar la ruta correcta hacia la puerta de mi hogar donde me esperaba una cama para recuperarme y enfrentarme al duro día siguiente que mes esperaba, ¿podría hacer aquello? ¿Destaparle los ojos? Porque no había pensando en la posibilidad de que me pudiese odiar a mi por romperle ese cuento en el que se suponía que vivía, o podría culparme por comenzar toda aquella locura que se resumía como su vida sentimental.

Si, y lo tenía aceptado yo era el inútil que lo había destrozado todo pero tenía propuesto arreglarlo y eso era lo que contaba ¿no? O por lo menos eso pensaba yo.

Cuando llegue a casa abrí la puerta e inmediatamente mi madre apareció en la puerta con un vaso de agua, me sonreía con cariño, con ese amor maternal de saber lo que te ocurre sin saber en absoluto la situación por la que estabas pasando.

-Ve a la cama, ahora te llevare algo para que te calmes-dijo empujándome un poco hacia mi habitación, asentí cuando llegue a mi cama me deje caer haciendo en sonara toda entera, poco a poco y como pude me quite los zapatos y el pantalón, para quedar mas cómodo; cuando llego mi madre me quito la camisa y me dejo sobre la mesita de noche un vaso de algo así como hierbas, y una pastilla.

-¿No es una suerte que Edward nos dé regaladas las pastillas para los dolores?-dijo como si nada, yo asentí, eso sí lo agradecería a la mañana siguiente.

-Hijo, sé que no es de mi incumbencia lo que realmente pase en tu vida privada pero si es muy duro para ti, solo debes confiar en tu corazón, aunque parezca que no es lo correcto debes de guiarte por el corazón y no por la razón-un consejo muy hermoso, pero si tan solo supiera lo que quería hacer no me lo haría.

Cerré los parpados e ignore los pasos de mi madre al marcharse y el sonido de la puerta al cerrarse, solo imaginaba que ella estaba conmigo a mi lado, tocando mi cuello con la yema de sus dedos haciendo que sintiera su contacto abrasador, sus labios rozaran los míos y su cálido aliento golpeara en mi mejilla recordándome cuan cerca la tenia.

-Te amo sin duda alguna-me quedé dormido con ese sueño, con aquellas palabras, con su imagen en mi mente.

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