Espero os guste y dejéis vuestros comentarios
ODIANDO A MI AMADO
SUMMARY: La obligaron a casarse y tener un hijo con alguien a quien odiaba. ¿Podrá llegar a amarlo como desea su padre?
CAPITULO 17
POV Edward
Cuando me senté frente a ella sentí como miraba todo con un brillo en los ojos, lo miraba todo con extrema curiosidad tomado una flor del ramo que yo personalmente me había molestado en encargar y enviar al restaurante para su deleite. Después de eso tomo con sumo cuidado la carta que había sobre la mesa sin abrí y me miro extrañada, poco a poco abrió la carta y leyó en voz alta lo que yo había escrito en ella con letra pulcra y legible.
Querida Bella:
Mi cielo en la tierra…
Fue estúpido de mi parte no amarte desde el primer momento que te tuve ante mi mirada, pero me alegra que finalmente estemos aquí juntos y enamorados en nuestra primera cita (de nuevo), en una ocasión alguien me dijo que yo nunca podría tener otra primera vez contigo y creo que se equivoco porque juntos tendremos cuantas veces queramos una primera vez, si está en mi mano seré el primero en todo lo que tú quieras, porque tú eres ahora mi apoyo para toda la existencia…Te amare hasta el momento en el que muera con una imagen tuya en mi mente y en mi corazón, porque la huella de tu amor ya está marcada en mi alma y moriré sabiendo que te querré hasta en el cielo o en el infierno, tu lo eres todo para mi...
Ahora es cuando empieza nuestro final feliz mi pequeña y amada Bella.
En la última frase su voz se quebró por las lágrimas que salían por sus ojos sin remedio, dejo la carta en la mesa y alzo sus manos para limpiarse las lágrimas mientras se levantaba tambaleante de la mesa, se acerco a mí y me abrazo fuertemente.
-Apenas empieza nuestro final feliz, juntos-murmuro en mi oído.
-Te amo-le dije apartándome de mi silla para ponerme en pie y abrazarla bien.
-Yo también tuve que amarte desde que te vi pero era tan obstinada…-se aparto de mi y seco las lágrimas que quedaban en sus mejillas, después se giro un instante para mirar las flores y la carta sobre la mesa del restaurante-si llego a saber que te molestaste tanto en mí, yo también me hubiese molestado en prepararte algo especial para nuestra primera cita…-me miro a los ojos tiernamente y añadió-ahora lo único que tengo es esto- se acerco a mí y besó mis labios al principio con un beso tranquilo y tierno para seguir con uno feroz.
Me separe de ella respirando entrecortadamente sintiendo como mi corazón saltaba dentro de mi pecho, si estuviéramos en casa la hubiera hecho mía porque era tan hermosa, simplemente no había palabras para describir lo suficiente el amor que sentía por ella.
Cuando Bella se separo completamente de mi se tambaleo fuertemente, tanto que sus piernas casi ni pudieron con su peso y tuve que agarrarla por los brazos para que pudiese mantenerse en pie.
-¿Qué te pasa?-le pregunte alarmado.
-Nada, es solo que necesito un poco de agua fresca…estoy algo mareada-dijo tocándose la frente.
-¿Quieres que te acompañe hasta el aseo?-le pregunte tomándola de el brazo para ponerlo alrededor de mi cuello.
-SI, por favor-susurro con voz pastosa, ahora parecía verdaderamente cansada y no eufórica de la alegría como la había visto apenas unos minutos antes.
Pasamos por todo el pasillo del restaurante en donde se dividían las zonas privadas hasta llegar al par de puertas de los aseos, la acompañe hasta el de las damas y la deje marchar a dentro no muy convencido de ello.
Me di la vuelta para esperar contra la pared su llegada pero me encontré con la mirada furtiva y demasiado conocida de alguien en particular, la mirada incesante de Tanya parecía taladrar mi cabeza, le correspondí la mirada desafiante y ella acabo rindiéndose ante eso, repentinamente se levanto de la mesa dejando a su acompañante asombrado y se fue de allí con la mirada alta como toda una señora. Su acompañante se puso en pie rápidamente dejando dinero en la mesa mientras se apresuraba en seguir a Tanya, ambos salieron del restaurante como si estuviesen robando.
Tras las puertas un fuerte suspiro me hizo girar, Bella acababa de abrir la puerta del servicio con la cara más pálida que antes, pero me miraba suplicante para que no le dijese de irnos, se veía en sus ojos y en su expresión.
-Vamos a la mesa, mi amor-le murmure acariciando su fría mejilla.
-Si-contesto con voz queda, la acompañe de nuevo por todo el pasillo en penumbra, poco iluminado y le ayude a sentarse en su lugar.
El mesero se acerco a nosotros sonriendo y nos pregunto los pedidos, yo pedí un vino para ambos y algo de comer ligero pero Bella miraba la carta con cara de asco y pidió menos de lo que habría imaginado, tan solo una ensalada.
-¿Te encuentras bien?-le pregunte de nuevo.
-Sí, es solo que no tengo demasiada hambre-contesto restregándose las manos sobre sus ojos, se le veía un poco mal pero mejor que antes pues sus mejillas había recobrado algo de ese color perdido.
Cuando la vi relajarse un poco llame al músico que había en la esquina del restaurante con una seña, llevaba sobre su hombro un violín, en la misma esquina un hombre estaba tras un piano pasando partituras y esperando un señal para comenzar.
Cuando el del violín se acerco a mi sonriente y pregunto:
-¿Qué desea el señor?
-Quiero que su amigo toque “Claro de luna” de Debussy-le conteste ante la mirada de Bella.
Le di un billete al hombre del violín antes de que se fuera de la mesa asintiendo, se acerco furtivamente al de el piano y como si se tratara de un secreto le dijo que tocara esa pieza para mí o más bien dicho para mi amada Bella, con eso comenzó la hermosa melodía llenando el lugar de magia, la gente fue callando poco a poco, sus charlas dieron paso a unos pocos murmullos para escuchar la hermosa melodía.
-Claro de luna-murmuro Bella sonriendo.
-Sí, todo lo que te gusta para ti-le dije tomando su mano a través de la mesa.
El mesero llego con la comida y la puso sobre la mesa, Bella y yo callamos en ese instante pero proseguimos con la charla cuando este se fue.
-Gracias por todo Edward-dijo Bella, tomo un sorbo del vino que acababa de servirle y escucho la melodía cerrando los ojos, suspirando.
-De nada, así es todo casi perfecto…-le conteste tomando mi tenedor.
-¿Casi?-pregunto mirándome, ella también tomo su tenedor y comenzó a comerse su ensalada, ahora ya parecíala Bella de siempre pues ya no tenía la cara enfermiza de antes, aunque sin o con ella Bella siempre estaba hermosa.
-Come y después te explico-le dije señalando su plato de comida, me miro alzando una ceja, pero volvió la atención a su plato para comer rápidamente, haciéndome sonreír por sus actos, estaba impaciente.
Yo también comí rápidamente mi filete y mi ensalada para no hacer esperar más a Bella, bebí el vino y carraspee para atraer la atención de mi amada, acababa de terminar de tomar su ensalada y me miraba con ojos abiertos por la emoción de la espera.
-Vamos, porque casi… ¿que mas tienes preparado?-pregunto sonriente.
-Una sorpresa…-tome su mano y le acaricie la palma, ahora estaba nervioso por lo que iba a hacer, no tenía sentido pues no era como si fuera la primera vez, en realidad si era la primera vez pero ya sabía que aceptaría.
-Bella…-me puse en pie y me acerque a su asiento, entonces saque del bolsillo de mi chaqué una cajita azul de terciopelo, me puse de rodillas frente a ella y abrí la cajita dejando ver el anillo de oro que le había comprado, con cara asombrada me miro a los ojos, su boca se había abierto levemente pero no emitía ningún sonido.
-Bella Swan, ¿quieres aceptarme como esposo...otra vez?-le pregunte besando su mano.
-Pero…pero…si ya somos esposos-respondió riendo nerviosa.
-¿Eso es un no?-le pregunte de nuevo, quería llorar si me decía que no, era solo una forma de decirle que le amaba pero quería un Sí, por nuestro futuro juntos.
-No es eso…o sea Si, si quiero-murmuro abrazándome-solo creí que como ya estábamos casados lo decías de broma.
-No mi vida, esta vez lo hago bien…nunca te pedí en matrimonio y quería enmendar ese error-le conteste besando su mejilla, ahora respiraba profundamente sabiendo su contestación.
-¿Quieres otra boda?-pregunto separándose de mi.
-Solo lo que tú quieras, creo que será mejor que descanses se te veía mal, quizás seria mejor saltarnos la boda e irnos directos a la luna de miel-le conteste guiñándole un ojo, ella río de una forma adorable y después me beso dulcemente.
-Espera que te ponga otro anillo en el dedo-cogí su dedo índice y le puse el anillo en el dedo, pues no tenía ningún anillo donde debía llevar el de la boda.
-Oh, no llevo el otro porque hasta hace poco no quería-dijo dándose cuenta de lo que pasaba.
-No te preocupes, este es el anillo valido para nuestro amor-le conteste, deje el anillo en su dedo y saque otra caja de mi chaqué mientras me ponía en pie, pues aun seguíamos ambos de rodillas, ella me imito y miro el anillo que había sacado para mí.
La caja era de terciopelo rojo y dentro había un anillo de oro para mí con una inscripción que decía así “Bella&Edward”, en su anillo la inscripción era totalmente distinta “Te amare siempre, Bella”
-Edward eres el hombre de mi vida-dijo tirándose a mi cuello de nuevo, una lágrima rozo mi mejilla, y una vez más en la noche ella comenzó a llorar de alegría.
-Y tu eres la mujer de mi vida, Bella…pero no llores, quiero verte sonreír por mi-le dije acariciando su cabeza.
-Sí, tenemos toda una vida por delante para ser felices-beso mis labios y me estrecho contra su pecho.
Me sentía el hombre más afortunado de la tierra al fin tenia a la mujer que amaba entre mis brazos siendo feliz, como yo la deseaba, la necesitaba como el aire que respiraba para no morir, como mi alimento diario, nadie nunca se interpondría entre nosotros o las pagaría por ello.
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POV Edward
Cuando me senté frente a ella sentí como miraba todo con un brillo en los ojos, lo miraba todo con extrema curiosidad tomado una flor del ramo que yo personalmente me había molestado en encargar y enviar al restaurante para su deleite. Después de eso tomo con sumo cuidado la carta que había sobre la mesa sin abrí y me miro extrañada, poco a poco abrió la carta y leyó en voz alta lo que yo había escrito en ella con letra pulcra y legible.
Querida Bella:
Mi cielo en la tierra…
Fue estúpido de mi parte no amarte desde el primer momento que te tuve ante mi mirada, pero me alegra que finalmente estemos aquí juntos y enamorados en nuestra primera cita (de nuevo), en una ocasión alguien me dijo que yo nunca podría tener otra primera vez contigo y creo que se equivoco porque juntos tendremos cuantas veces queramos una primera vez, si está en mi mano seré el primero en todo lo que tú quieras, porque tú eres ahora mi apoyo para toda la existencia…Te amare hasta el momento en el que muera con una imagen tuya en mi mente y en mi corazón, porque la huella de tu amor ya está marcada en mi alma y moriré sabiendo que te querré hasta en el cielo o en el infierno, tu lo eres todo para mi...
Ahora es cuando empieza nuestro final feliz mi pequeña y amada Bella.
En la última frase su voz se quebró por las lágrimas que salían por sus ojos sin remedio, dejo la carta en la mesa y alzo sus manos para limpiarse las lágrimas mientras se levantaba tambaleante de la mesa, se acerco a mí y me abrazo fuertemente.
-Apenas empieza nuestro final feliz, juntos-murmuro en mi oído.
-Te amo-le dije apartándome de mi silla para ponerme en pie y abrazarla bien.
-Yo también tuve que amarte desde que te vi pero era tan obstinada…-se aparto de mi y seco las lágrimas que quedaban en sus mejillas, después se giro un instante para mirar las flores y la carta sobre la mesa del restaurante-si llego a saber que te molestaste tanto en mí, yo también me hubiese molestado en prepararte algo especial para nuestra primera cita…-me miro a los ojos tiernamente y añadió-ahora lo único que tengo es esto- se acerco a mí y besó mis labios al principio con un beso tranquilo y tierno para seguir con uno feroz.
Me separe de ella respirando entrecortadamente sintiendo como mi corazón saltaba dentro de mi pecho, si estuviéramos en casa la hubiera hecho mía porque era tan hermosa, simplemente no había palabras para describir lo suficiente el amor que sentía por ella.
Cuando Bella se separo completamente de mi se tambaleo fuertemente, tanto que sus piernas casi ni pudieron con su peso y tuve que agarrarla por los brazos para que pudiese mantenerse en pie.
-¿Qué te pasa?-le pregunte alarmado.
-Nada, es solo que necesito un poco de agua fresca…estoy algo mareada-dijo tocándose la frente.
-¿Quieres que te acompañe hasta el aseo?-le pregunte tomándola de el brazo para ponerlo alrededor de mi cuello.
-SI, por favor-susurro con voz pastosa, ahora parecía verdaderamente cansada y no eufórica de la alegría como la había visto apenas unos minutos antes.
Pasamos por todo el pasillo del restaurante en donde se dividían las zonas privadas hasta llegar al par de puertas de los aseos, la acompañe hasta el de las damas y la deje marchar a dentro no muy convencido de ello.
Me di la vuelta para esperar contra la pared su llegada pero me encontré con la mirada furtiva y demasiado conocida de alguien en particular, la mirada incesante de Tanya parecía taladrar mi cabeza, le correspondí la mirada desafiante y ella acabo rindiéndose ante eso, repentinamente se levanto de la mesa dejando a su acompañante asombrado y se fue de allí con la mirada alta como toda una señora. Su acompañante se puso en pie rápidamente dejando dinero en la mesa mientras se apresuraba en seguir a Tanya, ambos salieron del restaurante como si estuviesen robando.
Tras las puertas un fuerte suspiro me hizo girar, Bella acababa de abrir la puerta del servicio con la cara más pálida que antes, pero me miraba suplicante para que no le dijese de irnos, se veía en sus ojos y en su expresión.
-Vamos a la mesa, mi amor-le murmure acariciando su fría mejilla.
-Si-contesto con voz queda, la acompañe de nuevo por todo el pasillo en penumbra, poco iluminado y le ayude a sentarse en su lugar.
El mesero se acerco a nosotros sonriendo y nos pregunto los pedidos, yo pedí un vino para ambos y algo de comer ligero pero Bella miraba la carta con cara de asco y pidió menos de lo que habría imaginado, tan solo una ensalada.
-¿Te encuentras bien?-le pregunte de nuevo.
-Sí, es solo que no tengo demasiada hambre-contesto restregándose las manos sobre sus ojos, se le veía un poco mal pero mejor que antes pues sus mejillas había recobrado algo de ese color perdido.
Cuando la vi relajarse un poco llame al músico que había en la esquina del restaurante con una seña, llevaba sobre su hombro un violín, en la misma esquina un hombre estaba tras un piano pasando partituras y esperando un señal para comenzar.
Cuando el del violín se acerco a mi sonriente y pregunto:
-¿Qué desea el señor?
-Quiero que su amigo toque “Claro de luna” de Debussy-le conteste ante la mirada de Bella.
Le di un billete al hombre del violín antes de que se fuera de la mesa asintiendo, se acerco furtivamente al de el piano y como si se tratara de un secreto le dijo que tocara esa pieza para mí o más bien dicho para mi amada Bella, con eso comenzó la hermosa melodía llenando el lugar de magia, la gente fue callando poco a poco, sus charlas dieron paso a unos pocos murmullos para escuchar la hermosa melodía.
-Claro de luna-murmuro Bella sonriendo.
-Sí, todo lo que te gusta para ti-le dije tomando su mano a través de la mesa.
El mesero llego con la comida y la puso sobre la mesa, Bella y yo callamos en ese instante pero proseguimos con la charla cuando este se fue.
-Gracias por todo Edward-dijo Bella, tomo un sorbo del vino que acababa de servirle y escucho la melodía cerrando los ojos, suspirando.
-De nada, así es todo casi perfecto…-le conteste tomando mi tenedor.
-¿Casi?-pregunto mirándome, ella también tomo su tenedor y comenzó a comerse su ensalada, ahora ya parecía
-Come y después te explico-le dije señalando su plato de comida, me miro alzando una ceja, pero volvió la atención a su plato para comer rápidamente, haciéndome sonreír por sus actos, estaba impaciente.
Yo también comí rápidamente mi filete y mi ensalada para no hacer esperar más a Bella, bebí el vino y carraspee para atraer la atención de mi amada, acababa de terminar de tomar su ensalada y me miraba con ojos abiertos por la emoción de la espera.
-Vamos, porque casi… ¿que mas tienes preparado?-pregunto sonriente.
-Una sorpresa…-tome su mano y le acaricie la palma, ahora estaba nervioso por lo que iba a hacer, no tenía sentido pues no era como si fuera la primera vez, en realidad si era la primera vez pero ya sabía que aceptaría.
-Bella…-me puse en pie y me acerque a su asiento, entonces saque del bolsillo de mi chaqué una cajita azul de terciopelo, me puse de rodillas frente a ella y abrí la cajita dejando ver el anillo de oro que le había comprado, con cara asombrada me miro a los ojos, su boca se había abierto levemente pero no emitía ningún sonido.
-Bella Swan, ¿quieres aceptarme como esposo...otra vez?-le pregunte besando su mano.
-Pero…pero…si ya somos esposos-respondió riendo nerviosa.
-¿Eso es un no?-le pregunte de nuevo, quería llorar si me decía que no, era solo una forma de decirle que le amaba pero quería un Sí, por nuestro futuro juntos.
-No es eso…o sea Si, si quiero-murmuro abrazándome-solo creí que como ya estábamos casados lo decías de broma.
-No mi vida, esta vez lo hago bien…nunca te pedí en matrimonio y quería enmendar ese error-le conteste besando su mejilla, ahora respiraba profundamente sabiendo su contestación.
-¿Quieres otra boda?-pregunto separándose de mi.
-Solo lo que tú quieras, creo que será mejor que descanses se te veía mal, quizás seria mejor saltarnos la boda e irnos directos a la luna de miel-le conteste guiñándole un ojo, ella río de una forma adorable y después me beso dulcemente.
-Espera que te ponga otro anillo en el dedo-cogí su dedo índice y le puse el anillo en el dedo, pues no tenía ningún anillo donde debía llevar el de la boda.
-Oh, no llevo el otro porque hasta hace poco no quería-dijo dándose cuenta de lo que pasaba.
-No te preocupes, este es el anillo valido para nuestro amor-le conteste, deje el anillo en su dedo y saque otra caja de mi chaqué mientras me ponía en pie, pues aun seguíamos ambos de rodillas, ella me imito y miro el anillo que había sacado para mí.
La caja era de terciopelo rojo y dentro había un anillo de oro para mí con una inscripción que decía así “Bella&Edward”, en su anillo la inscripción era totalmente distinta “Te amare siempre, Bella”
-Edward eres el hombre de mi vida-dijo tirándose a mi cuello de nuevo, una lágrima rozo mi mejilla, y una vez más en la noche ella comenzó a llorar de alegría.
-Y tu eres la mujer de mi vida, Bella…pero no llores, quiero verte sonreír por mi-le dije acariciando su cabeza.
-Sí, tenemos toda una vida por delante para ser felices-beso mis labios y me estrecho contra su pecho.
Me sentía el hombre más afortunado de la tierra al fin tenia a la mujer que amaba entre mis brazos siendo feliz, como yo la deseaba, la necesitaba como el aire que respiraba para no morir, como mi alimento diario, nadie nunca se interpondría entre nosotros o las pagaría por ello.
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dios como te adoro mujer,me encanto ,me dejas sin palabras...Sigue asi..Besos..
ResponderEliminarHola¡
ResponderEliminarComo siempre ¡me encanto!
Creo que llore.
Besos,Nadia.