viernes, 11 de mayo de 2012

MI COMIENZO PARA DEL RETO: "HAZLE UN COMIENZO A ESTE CUENTO"

Hola a todas!, ¿recuerdan el último reto que lanzo Dulce Cautiva, ese al que había que hacerle un comienzo al final que ella nos  presento?. Pues aquí esta el mio.
Tanto Dulce como yo esperamos que os guste.

UN CAUTIVERIO MUY DULCE

"Los muchachos y yo teníamos trabajo esta noche. Íbamos a visitar los pubs en cuanto oscureciera para comprobar que no se provocaban disturbios como noches anteriores, además de que ninguno de los nuestros abusaba de los humanos sin su consentimiento.

Porque aunque no nos habíamos dado a conocer aún, algunos ya estaban haciendo de las suyas en los pubs nocturnos, sobre todo en los clandestinos desde hacia un par de semanas.

-Max… ¿tienes anotados todos los pubs que tenemos que visitar clandestinos y no clandestinos? -dijo Sam mientras yo aparcaba el coche.

-Tranquilos los tengo todos apuntados ¿Por cuales empezamos Edward? -me preguntó Max.

-Vamos a empezar por lo pubs nocturnos y después nos iremos a los clandestinos que están mas a las afueras -les dije mientras nos bajábamos del coche.

-Bien, entonces comencemos -nos dijo Sam muy animado.

Comenzamos por el que se encontraba más cerca del centro de Murcia. Un pub llamado Coliseo con un ambiente tranquilo en el que la mayoría de las personas allí reunidas eran jóvenes estudiantes menores de edad que celebraban algo. Después de ver que todo estaba bien, nos fuimos a visitar otro en el cual el ambiente era igual de tranquilo que en el primero y así con otros dos más.

Una vez terminamos con los pubs nocturnos en los que no registramos ningún incidente, nos dirigimos hacia las afueras para ver como se estaba desarrollando la noche en los dos pubs clandestinos que había: Medianoche y Afrodisíaco.

Nos paramos primero en "Medianoche" ya que en la puerta del sótano que llevaba éste había una pelea entre uno de los nuestros y un humano porque el vampiro se había metido con la novia del humano y por lo visto había satisfecho todas sus necesidades con ella, aunque el humano solo sabia que habían mantenido relaciones en el baño de caballeros del local, puesto que los había pillado terminando de arreglarse las ropas.

Una vez solucionamos todo y llamado para que fueran a recoger del lugar al de los nuestros para deternelo por lo que había liado, nos fuimos hacia el otro pubs donde todo parecía estar tranquilo por fuera de éste, pero no nos podíamos fiar. Así que entramos sin problema ya que ninguno de los allí presentes me reconoció como ayudante del sheriff Eric ya que estaban todos muy ocupados bebiendo, bailando, alimentándose de las jovencitas que estaban en el local tanto trabajando como de marcha en el caso de ser vampiros, como teniendo sexo sin impórtales quien estuviera viéndolos o no, tanto en el caso de los humanos como de nosotros los vampiros que nos excitábamos rápidamente.

-Vicky... ¿estas ya lista?. Creo que ya tengo elegidos a tus primeros clientes -vimos que decía una mujer totalmente vestida de cuero como si fuera su segunda piel, tocando a una puerta y mirándonos con una gran sonrisa.

-Señora... -comencé a decir.

-Señorita, joven -me dijo mirándome y enseñándonos casi sus pechos al completo por la abertura delantera de sus ropas.

-Esta bien. Señorita nosotros no somos clientes, veníamos buscando a un amigo pero vemos que no esta y ya nos marchamos -le dije intentando salir airoso de la situación.

-No me digan que no quieren ser los primeros clientes de Vicky. Es muy guapa y sabrá satisfacerlos -nos dijo la mujer de cuero poniéndonos delante a una hermosa joven pelirroja que acababa de salir por la puerta en la que había estado tocando hasta hacia unos segundos. Iba vestida únicamente con un mini conjunto de lencería rojo que dejaba muy poco a la imaginación con unos altos tacones  también rojos, que estaba provocando que mi amiguito despertara dentro de mis pantalones haciéndome gruñir en señal de que esa pelirroja era MIA.
Pero no podía estar pensando en que iba a ser mía, estaba de servicio y no podía dejarme caer en esa sabrosa tentación.

-Edward con este terminamos y nos dijiste cuando nos avisaste para  echarte una mano que cuando termináramos podíamos disfrutar de la noche -me dijo Max mirando a la joven de arriba a bajo. Y tenia razón de que se lo había dicho.

-¿Cuanto me costaría pasar lo que queda de noche con ella?, ¿puedo llevármela? -le pregunté a la mujer de cuero sacando mi cartera y mirando de forma amenazante sin querer a mis amigos. Era como si esa joven me tuviera hipnotizado.

-Un billete de los grandes y te la puedes llevar siempre que mañana vuelva a trabajar -me dijo la mujer de cuero mirándome sacar la cartera de uno de mis bolsillos.

-Tome los 500€ que me ha pedido, Vicky vístete te vienes conmigo -dije mientras miraba a la joven.

-Venga niña muévete -le dijo la mujer de cuero dándole un empujoncito hacia la puerta-. Y mientras esperan voy a ver si necesitan algo otros clientes.

-Muy bien vaya -le dije mientras miraba ansioso hacia la puerta en espera de que saliera… mi mujer.

-¿De verdad te la vas a llevar? -me preguntó Max mirándome extrañado

-Si, la voy a llevar a su casa y a investigar un poco de porqué esta aquí.

-¿Y nada mas?

-Nada más, Max.

-Él verá lo que hace. Max… ¿nos buscamos a un par de muchachas para bailar un poco? Y si hay algo más, pues mejor.

-Si, vamos Sam. Ya hemos terminado por esta noche. Hasta mañana Edward.

-Hasta mañana muchachos y disfrutar de lo que queda de noche.

-Estate seguro que vamos a disfrutar -me aseguró Sam a la vez que él y Max comenzaban a alejarse de mi y Vicky salía de la habitación.

-Ya estoy lista -me dijo de forma tímida.

-Pues vamos, tengo el coche fuera.

-¿Dónde me vas a llevar?, ¿a tu casa?

-Tranquila no voy ha hacerte nada, solo voy a llevarte a tu casa. Se ve que no perteneces a este mundo en el que estas metida -le dije mientras nos montábamos al coche y me daba su dirección.

-¿No me vas a pedir nada a cambio de lo que has pagado por mi?

-No gatita, nada.

-No lo entiendo.

-Aceptaré que seas mía por tu propia voluntad, no porque haya pagado porque estés conmigo.

-Gracias, pero no puedo aceptarlo.

-Bueno, si quieres algo a cambio te propongo un trato. Pero antes dime porque trabajas ahí.

-Acepto lo que me propongas, pero el porque trabajo ahí es una historia muy triste y difícil.

-No hay trato si no me lo dices.

-Ufff… vale te lo diré. Mis padres y mi hermano menor murieron en un accidente con el coche. Ellos eran mi única familia y aunque no fue culpa de ellos, el poco dinero que me dejaron lo tuve que gastar con los abogados, la casa y poco más. Y… de pronto de la nada apareció Aurora.

-Siento lo de tu familia. ¿Te sientes bien con los recuerdos?

-Si, no te preocupes. Aurora me llevó ante el dueño de ese antro donde me has conocido: su hermano. Este a cambio de pagar todas mis deudas me pedia que trabajara para él. Pero yo antes de saber el trabajo que iba a tener que realizar acepté y ya no pude echarme para atrás.

-Es un… bastardo. ¿Cuánto tiempo llevas trabajando?

-Un par de semanas viendo a las otras muchachas trabajar para aprender y hacerlo bien cuando tenga que atender a los clientes que me diga Aurora y que no me regañen.

-Entonces… cuando Aurora nos dijo que si queríamos ser tus primeros clientes… -le comencé a decir deteniéndome en la puerta de su casa.

-Es porque yo aún no había tenido clientes y al veros a los tres, es decir, a ti y a tus amigos, pensó que no os…

-¿Qué no qué?

-Que no os negaríais a pagar por hacerme perder la virginidad -me dijo mirando hacia su casa y sonrojándose.

-¿Cuánto le debes?

-Demasiado -me dijo soltando algunas lágrimas-. Gracias por traerme.

-Yo lo voy a solucionar todo. Entra a tu casa y recoge lo más imprescindible, te vas a venir a mi casa y por tu virginidad no te preocupes ahora.

-Pero…

-Confía en mí y no tardes.

-Vale -me dijo con una tímida sonrisa bajándose del coche.

Ahora si iba a ser mía, aunque tenía que ir despacio y aun no podía decirle que era un vampiro. Mañana por la noche arreglaría cuentas con el jefe del antro que quería aprovecharse de mi gatita y después cuando me tenga confianza le diré lo que soy.

-Ya estoy, ¿este es el trato que me ibas a proponer?  -me preguntó sacándome de mis pensamientos.

-Si, ¿o es que no te parece bien encargarte de mi casa?

-Pero… ¿y tu mujer o tu novia?

-No tengo gatita. Aun no había encontrado a la persona con la que compartir mi vida -le respondí haciendo que se sonrojara a la vez que emprendíamos el viaje hacia mi casa, que estaba a una manzana de la de Eric.

Durante todo el viaje fuimos en silencio parecía como si supiera que no iba a volver a su trabajo.

Cuando llegamos a mi casa vi que se había dormido, así que la tomé en brazos y la llevé a mi dormitorio. Se veía tan bella… pero no debía hacer lo que estaba pasando por mi mente, tenia que seguir siendo un caballero para poder ganarme su confianza.

La dejé en mi cama y yo me fui al sofá, no quería que se asustara cuando se despertara y me viera a su lado sin saber que iba a estar allí no podía perder el acercamiento que había ganado en tan pocas horas.

Los días iban pasando y ella se iba acostumbrando a que yo trabajara de noche y durmiera casi todo el día. También se acostumbró a vivir con las persianas bajadas, a que yo no comiera nada y si bebía algo me lo sirviera yo mismo y para mi bien solo dormí en el sofá un vez, ya que cuando desperté y ella me vio dolorido y malhumorado por ello, me dijo que no le importaba que durmiera con ella.

Además desde que ella estaba conmigo o mejor dicho desde que la vi por primera vez me sentía distinto… y me gustaba y ya no me tenia que preocupar por Aurora o su hermano ya que Eric cerró el antro al día siguiente de haber sacado a mi gatita de éste y los encarcelo por unos cuantos delitos.

-¿Edward…?

-Dime gatita.

-No te he despertado ¿verdad?

-No, solo estaba pensando.

-¿A que fiesta se refiere esta tarjeta? Y espero que no te moleste que la haya leído.

-A una fiesta que va a dar mi jefe para darnos una noticia y a la que tu vas a ir como mi pareja.

-Pero… yo no lo conozco y no tengo nada apropiado para ir -me dijo mientras yo me levantaba de la cama.

-No importa que no lo conozcas, te va a caer muy bien al igual que su esposa Carla. Y por la ropa no te preocupes, esto es lo que tienes que usar -le dije dándole una caja que tenia guarda en mi armario.

-Edward… es preciosa. ¿Pero porque voy a tener que usar una túnica en vez de un vestido de fiesta?

-Nuestras mujeres siempre usan túnicas.

-¿Cómo es eso?

-Gatita no soy humano, soy un vampiro.

-Aléjate de mí.

-Gatita…

-No te acerques. Con tu declaración estas corroborando algo sobre los  vampiros que hablaban la otra mañana en la tele y a lo que no hice caso, ya que para mi los vampiros no existen -me dijo llorando.

-Gatita no voy ha hacerte daño, no crees que si hubiera querido hacerte algo no lo hubiera hecho ya. Soy como tu aunque lo que nos diferencia es que yo me tengo que alimentar de sangre.

-Ahora entiendo todo, quiero irme a mi casa.

-Te matarían si no ven que tienes pareja o patrón.

-Me da igual.

-Por favor… gatita no digas eso, no podría vivir sin ti, llevo demasiado tiempo esperándote -le dije acercándome un poco a ella a la vez que nos mirábamos.

-¿Por qué lo has callado por tanto tiempo?

-Tenia miedo de tu reacción -le confesé con la tristeza que sentía por su rechazo reflejada en mi mirada.

-Lo siento, pero todo esto es nuevo para mi -confesó, dejándome abrazarla mientras se desahogaba llorando.

-No tienes que sentirlo, es normal que todo te resulte raro, pero todo va a estar bien y si tú quieres antes de la fiesta de Eric nos casamos, para que pueda protegerte siempre y no te alejes de mí jamás. ¿Qué me dices?

-Que quiero estar contigo y que nos casemos.

-Me estas haciendo el hombre mas feliz que hay en este momento en todo el mundo

-Querrás  decir el vampiro -me dijo sonriendo y secándose las lágrimas que le quedaban haciéndome reír a mi también.

-Como tú digas gatita -fue lo último que dije antes de que me besara.

-No me vayas a rechazar, necesito tu cuerpo, tus besos,  tus caricias… -me dijo abriendo los botones de la blusa de mi pijama

-Yo también te necesito -le dije con la voz ronca por la excitación cogiendola en brazos y tumbándola en la cama ya desnuda para hacerla mía… mi mujer, mi compañera, mi amante… mi esposa sin dejar de besarla.

-Ve despacio -me dijo al sentir rozar nuestros sexos.

-Shhhhh… te va a gustar -le dije entrando un poco en ella y mordiendo su esbelto cuello mientras ella gemía. Su sangre era tan deliciosa como su cuerpo, he iba hacer que nunca olvidara este momento.

Terminé de entrar en ella de forma suave mientras me alimentaba de su vena hasta que llegamos al mejor clímax que ambos hubiéramos podido soñar jamás en nuestra primera vez juntos de forma tan intima, después del suave vaivén que lo provocó y que acopló nuestros cuerpos a la perfección.

-Edward, te amo.

-Yo también gatita -le dije saliendo de ella para que se acomodara en la cama sobre mi pecho mientras acariciaba su espalda para descansar un poco juntos, puesto que aun me quedan un par de horas para tenerme que ir a trabajar.

UNA SEMANA MÁS TARDE

-Gatita, ¿estas lista? Eric nos tiene que estar esperando ya.

-Si un segundo -dijo abriendo la puerta del baño y saliendo.

-Estas… hermosa.

-Gracias, pero ya vámonos que tu jefe nos espera para casarnos -me dijo con una sonrisa y sonrojada.

-Si por mí fuera ahora mismo te haría mía.

-¡Edward!

-Ya nos vamos -le dije mientras la cogia de la mano y nos dirigíamos hacia el coche.

-¿Estas nerviosa?

-Un poco, es la primera vez que voy a estar en una casa llena de vampiros.

-Tranquila todo va a ir bien -le dije antes de arrancar el coche para irnos. Todo el viaje fuimos en silencio y cuando llegamos nos dirigimos directamente al despacho de Eric donde nos estaba esperando con su esposa Carla.

A Eric le gustó mucho Elena y lo siguiente que hizo nada mas conocerla fue llevar a cabo nuestra boda, en la que él y Carla fueron nuestros padrinos, para después estar hablando los cuatro cómodamente hasta la medianoche que es cuando todos los invitados tenían que haber llegado para dar la noticia y que comenzará la fiesta.

Estuvimos hablando de cómo se iba adaptando Elena, de cómo se adaptó Carla, de cual fue la reacción de ambas al conocer lo que éramos y de muchas otras cosas más.

-Creo que es la hora -nos dijo Eric cuando sonó la medianoche en el reloj que había en el despacho.

-Si, ya es la hora, cariño -le dijo Carla sonriendo.

-Vamos -nos dijo abriendo la puerta.

-Si, claro -le dijimos Elena y yo.

-Las señoras primero.

-Gracias Eric.

-Gracias cariño.

-De nada -les dijo a ambas, besando a su mujer cuando se situó a su lado después de haber salido el ultimo y cerrar la puerta.

-Eric, Elena y yo nos vamos a adelantar para estar con todos abajo.

-No, Edward quiero que estéis junto a nosotros cuando demos la noticia.

-Como tú digas Eric -fue lo último que dije mientras ya casi habíamos llegado a las escaleras que nos llevaban a la planta baja.

-Buenas noches y gracias a todos por asistir -comenzó a decir Eric en cuanto llegamos a las escaleras después de dar una palmada y todo quedara en silencio-. Os he reunido esta noche aquí porque quiero compartir una noticia  muy importante para mi y para mi esposa y espero que para todos vosotros a los que os considero amigos también lo sea. Mi esposa Carla y yo Sheriff de Murcia vamos a ser padres -dijo Eric mientras Carla se emocionaba al ver que todos aplaudían-. ¡Que comience la fiesta en honor a la mujer que me ha hecho ser el hombre mas feliz y que ahora me va hacer doblemente feliz con un hijo si eso es posible!

-Enhorabuena Eric.

-Gracias Edward.

-Felicidades Carla.

-Gracias Elena, espero que tu te animes pronto.

-Felicidades Carla, pero aun vamos a disfrutar un poco mas el uno del otro.

-De nada Edward.

-Felicidades Eric.

-Gracias Elena, no sabes lo que me alegra que Edward te haya encontrado.

-Me lo puedo imaginar Eric.

-Bajar y disfrutar de la fiesta y ya sabéis si queréis os podéis quedar en la habitación que tienes aquí esta noche Edward.

-Es posible que nos quedemos y gracias por todo.

-Gracias a vosotros por venir -nos dijo Eric guiñándome un ojo mientras nos alejábamos Elena y yo para que los demás también los felicitaran.

Pero en vez de ir hacia la puerta, nos fuimos hacia mi dormitorio en esta casa a disfrutar nuestra noche de boda.

Una noche de bodas maravillosa en la que nos entregamos mutuamente y nos unimos como si fuéramos uno solo.

Al día siguiente nos levantamos tarde después de que Elena desayunara en la cama y pasamos el día con Eric y Carla y también parte de la noche, ya que Carla y mi gatita no querían estar solas mientras nosotros trabajábamos.

-Edward… Carla me ha sugerido una cosa que no se si tu aceptaras -me dijo mi gatita de regreso a nuestra casa.

-Dime.

-Me ha sugerido que nos podemos quedar durante la semana en el dormitorio que hay en su casa para nosotros y así no estamos solas mientras vosotros estáis trabajando.

-¿A ti te ha gustado la idea gatita?.

-Si, porque así no tienes que salir de la casa nada mas caer la tarde para ir al trabajo, ya que estarás en el en 5 minutos y si quiero verte no tendré que esperar al amanecer si estas con Eric en la casa.

-¿Y entonces nuestra casa gatita?

-Vendríamos los fines de semana para entrar y no salir hasta el amanecer del lunes.

-¿Estáis seguras de que es lo que queréis?

-Si.

-¿Se lo habéis dicho a Eric?

-Se lo iba a decir Carla cuando estuviera ahora con e. Anda… di que si -me suplicó mientras aparcaba y nos bajamos del coche.

-Ya veremos gatita. Tenemos que esperar a ver lo que dice Eric.

-Vale, eso al menos no es un no -me dijo feliz mientras nos íbamos hacia el dormitorio para descansar.

Ring… Ring…

-Dígame.

-Elena, Eric dice que si a que estéis aquí durante la semana viviendo con nosotros.

-No sabes que alegría me estas dando -le contestó a Carla dando saltitos junto a mi.

-Hasta luego Elena, os esperamos aquí con muchas ganas de volver a veros.

-Al anochecer nos tenéis ahí Carla.

-Hasta luego Elena.

-Gatita… ahora no te iras a poner con las maletas, ¿verdad?

-Tranquilo. Ahora vamos a descansar, estoy cansada y tú también tienes que estarlo

-Pues si un poco -le confesé mientras nos acostábamos y nos dejamos llevar al mundo de los sueños acurrucado el uno junto al otro.

Cuando nos levantamos, mientras Elena arreglaba las maletas, yo hablaba con Eric sobre lo que íbamos ha hacer de irnos a vivir a su casa durante la semana y estaba encantado como nuestras mujeres, ya que así Carla tenia a una amiga con ella para hablar, reír o simplemente estar acompañada mientras nosotros trabajábamos.

-Cariño, ya tengo todo listo y va a comenzar a caer la tarde, así que cuando puedas mete las maletas en el coche.

-Ahora las meto gatita, que estoy arreglando unas cosas antes de irnos.

-Vale, mientras voy a tomar algo -me dijo mientras yo terminaba de instalar y conectar el sistema de seguridad de la casa para meter todo en el coche.

-¿Nos vamos ya? -me preguntó cuando me sintió entrar de la calle.

-Si estas lista si.

-Si, ya estoy lista -me dijo mientras se dirigía con una gran sonrisa hacia mi.

-Pues entonces no nos entretengamos mas, vamonos -le dije saliendo de la casa cogiendola de la cintura y cerrando la puerta para montarnos en el coche.

Cuando llegamos a la casa de mi jefe, él y su mujer nos estaban esperando en al entrada de la casa. Se les veía felices.

Nos saludamos y nuestra mujeres se despidieron de nosotros para irse ha hablar de sus cosas mientras Eric y yo bajábamos las maletas de mi coche y las llevábamos al dormitorio de Elena y mío para ponernos con el trabajo que teníamos programado para hoy.

 ***

Los meses iban pasando muy rápidos en la casa de Eric, aunque más rápido pasaban los fines de semana en nuestra casita.

Además, Carla cada vez se encontraba mas cansada por el embarazo, aunque este se iba desarrollando con normalidad y el bebe iba ganando peso sin problema. Pero no había querido dejar de alimentar a Eric, al mismo tiempo que no quería que ninguna mujer que no fuera ella o mi gatita se le acercara.

Por ello mi gatita la ayudaba en todo lo de la casa, aparte de estar ayudándola a preparar todo lo necesario para el parto, el bebe y la fiesta que quería dar ella y Eric para dar a conocer a su bebe una vez hubiera nacido."
By Mari


SIETE MESES DESPUES

La gran sala estaba repleta de personas sonrientes, tanto humanos como vampiros, que bailaban y festejaban el nacimiento de Alexia, la pequeña vampira hija de Carla y Eric. La música de fondo llenaba el ambiente, invitando a los presentes a que bailasen y se dejasen llevar por la suave melodía de los instrumentos sonantes. La iluminación del lugar era la justa, ni muy brillante ni muy tenue y las flores de diversas especies y colores adornaban cada rincón y cada esquina, siendo fiel testigo de que allí se celebraba algo.

En cuanto Edward divisó a su primo John y a Nicole al otro lado del salón, agarró de manera posesiva la cintura de su mujer y tiró de ella en esa dirección. La ayudó a abrirse paso entre los cuerpos en movimiento que ocupaban el centro del salón que se había convertido temporalmente en una improvisada pista de baile y al poco tiempo llegaron junto a ellos.

April y Bill estaban acompañándolos, aunque parecían ajenos a todo lo que les rodeaba ya que estaban más concentrados en devorarse la boca uno al otro que otra cosa. Apenas se percataron de la llegada de ellos, lo saludaron con un gesto de cabeza y continuaron con lo suyo. Si seguían así, no tardarían en pedir habitación para terminar con lo que estaban empezando. Eso o bien lo harían allí mismo, con los vampiros todo era posible y el pudor estaba siempre ausente...

-¿Cómo lo lleváis parejita? -les preguntó nada más llegar junto a ellos y mientras le estrechaba a su primo la mano a modo de saludo.

-Por mi parte muy bien -respondió John con una enorme sonrisa que lo hacía más atractivo que nunca. Siempre había sido un bello vampiro que tenia a todas las "hembras" locas y babeando por tener un poco de su atención. A muchas mujeres les ponía los hombres morenos de pelo largo-, pero parece que Nicole no lo está pasando igual...

-Me gustaría que fueses tú el embarazado, seguro que también lo estarías pasando canutas -farfulló la aludida, que estaba ya con una prominente barriguita-, una vez que una llega a los 6 meses de gestación todo se pone cuesta arriba... ¡Tengo los riñones hechos polvo!.

Elena se compadeció de ella y le dedicó una sonrisa amable mientras le pasaba un brazo por encima de los hombros y la estrechaba con cariño.

-Ánimos primita, que ya te falta poco. Verás como enseguida estaremos disfrutando del pequeño Ethan, como Carla y Eric disfrutan de Alexia.

-Y hablando del rey de roma...

En ese momento, Eric y Carla llegaron a donde ellos estaban parados de manera despreocupada. La pequeña vampirita dormía en brazos de su mami. Tenía el pelo tan rubio que parecía que carecía de él y su carita regordeta lucía unos mofletes sonrojados.

-Hola chicos, me alegra que hayáis venido a la presentación de mi hija -les dijo el Sheriff mientras saludaba a cada uno de ellos como era debido. A los hombres les estrechó las manos y a las mujeres les dio dos besos, uno en cada mejilla-, Edward, ¿que tal tu hermana Michelle?.

Esa pregunta le hizo ponerse rígido, cada vez que le recordaban a su hermana se ponía en ese estado de nerviosismo. Estaba muy preocupado por ella, no había vuelto a ser la misma desde el ataque que había sufrido meses atrás a manos de Will, el loco cazador de vampiros.

-Ella sigue igual, se ofreció voluntaria para trabajar en el complejo-hotel cuidando a los niños vampiros y allí sigue. No quiere volver a casa ni salir de allí siquiera -suspiró y sintió como Elena lo miraba con compasión, entendiéndole perfectamente-, Creo que tiene miedo de salir al exterior y enfrentarse de nuevo con algún hombre...ella ya no es la misma.

-Entiendo y lamento su situación, sólo espero que lo supere pronto -hizo una pequeña pausa, como si estuviera pensando en algo-, quizás le ayudase el salir de vez en cuando, para que se adapte de nuevo a la vida fuera del complejo. Creo que si le pusiera un guardaespaldas que la acompañase día y noche se animaría ha hacerlo, ¿que te parece?.

Edward lo pensó por un momento, mientras observaba como su mujer tomaba entre sus brazos a la pequeña Alexia y la acunaba con cariño mientras Carla le contaba que tal le había ido el parto. La verdad era que su jefe tenía rezón, Michelle no podía continuar encerrada en esas cuatro paredes, apartada de la vida real y perdiéndose la oportunidad de ser feliz.

-Podría consultárselo mañana mismo, a ver que le parece...

-Pero para que pueda cuidar de ella en condiciones, debemos contratar a un humano, para que pueda salir al exterior en las horas diurnas si hiciera falta. Ella ya tiene poderes sobrenaturales si alguna vez lo necesitase... ¿Quién podría servirnos para este cometido?, ¿tienes alguien en mente?.

-¿De qué habláis? -preguntó Sam cuando hizo acto de presencia acompañado de la explosiva Ángela, que esta vez lucía un vestido tan corto que hasta se les podía ver los mofletes de su trasero respingón.

-¡Hey Sam!, ¡Que bien que venistes! -le saludó Eric contento por tenerlo consigo en ese importante evento- le preguntaba a Edward si conocía a algún humano que estuviera dispuesto a trabajar a tiempo completo como guardaespaldas. Es para que cuide de Michelle y la haga salir de su confinamiento en el que ella misma se ha metido.

El vampiro se quedó un momento pensativo y al segundo sus ojos se iluminaron con un brillo intenso.

-¿Que tal mi cuñado Adam? -inquirió.

Los otros vampiros se miraron con asombro.

-¡Claro!, no había caído en él. Seguro que es el hombre más adecuado para este trabajo.

Edward apenas había coincidido alguna vez con ese imponente hombre. Lo conocía gracias a Sam, ya que alguna que otra vez Adam los había acompañado en alguna noche de fiesta, que últimamente eran escasas ya que las mayoría las pasaba en compañía de sus mujeres. Pero ellas también salían a veces juntas para desconectar y pasar un buen rato en compañía femenina. Por eso no se privaban de reuniones de "hombres" de vez en cuando, muy de vez en cuando...

Adam era un hombre ya rozando los cuarenta años, de complexión corpulenta. Tenía unas espaldas muy anchas, unos músculos muy marcados y para ser un humano, era un buen deportista y muy envidiado por algunos vampiros por su gran habilidad en el cuadrilátero. Adam era ex-boxeador profesional y trabajaba ahora de portero en una famosa y concurrida discoteca... Sin dudas, era el hombre ideal.

El llanto de la pequeña Alexia lo hizo salir de sus cavilaciones y concentrarse en su mujer que se veía preciosa con un bebe en brazos. Esa imagen le produjo una ganas inmensas de ser padre. Eric ya lo era, John estaba muy cerca de serlo y Bill le había dicho que en menos de un año se pondría también a buscar uno... Sam era el único que reconocía que aún tanto él como Ángela no tenían ganas de ser padres todavía por un largo tiempo... ¿Y Elena?, ¿quería ella?.

En eso estaba pensando mientras observaba como Carla y Eric se despedían de ellos con Alexia entre sus brazos. La pequeña tenía hambre y estaba chupándole a su madre la sangre que emanaba de la pequeña incisión que le había hecho su padre en la parte superior del seno; justo donde comenzaba éste.

Bill y April se excusaron diciendo que tenían que marcharse ya y que ya se verían en otro momento... No sólo fue Edward el que se dio cuenta de lo que iban a hacer la parejita... estaban tan excitados que saltaba a la vista.

-Nosotros también nos vamos a ir ya -dijo Nicole con cara de sufrimiento-, tengo las piernas hinchadas y de lo único que tengo ganas es de acostarme y ¡no levantarme en días! -exclamó con una media sonrisa.

Era comprensivo, una mujer tan joven y con un embarazo tan avanzado era normal que estuviera agotada y más aún si seguía siendo la fuente de alimento de su marido vampiro.

Después de más besos y abrazos, John y Nicole se fueron también de la fiesta dejando a Edward y a Elena acompañados de Sam y su explosiva mujer.

Aprovechó que la parejita se separaron de ellos también para irse a la pista de baile a bailar para arrinconar a su esposa contra la pared y susurrarle sobre los labios:

-Gatita... ¿cuando te toca el periodo de celo? -notó como a ella se le iluminó el rostro con aquella pregunta.

-Dentro de una semana, ¿porqué quieres saberlo? -Elena ya intuía el porqué, pero aún así necesitaba oírselo decir.

-¿Te gustaría tener un pequeño Edward en casa? -lo dijo con un tono tan sensual mientras sus caderas chocaban con las de ella que Elena tuvo que ahogar un gemido.

-¿O una pequeña Elena querrás decir también, no? -antes de que le respondiera, pasó su sonrojada lengua por la comisura de los ardientes labios de su vampirito mientras también se contoneaba siguiéndole el juego de sus caderas.

-¿Eso es un sí? -preguntó con esperanza y con la voz ronca por la excitación que lo estaba envolviendo en ese momento. Su miembro erecto era un fiel testigo de ello.

-Digo que podríamos regresar a casa nosotros también y empezar a practicar, ¿no crees?.

A Edward no le hizo falta que le dijera nada más. Con una enorme sonrisa de oreja a oreja, la agarró por la cintura de nuevo y tiró de ella en dirección a las escaleras que subían a la parte superior de la mansión de Eric.

-Tengo una idea mejor, ¿que tal si le damos uso a la habitación que Eric tiene asignada para nosotros?.

Elena nada más oír eso sintió una oleada de deseo que la hizo humedecerse al instante, allí mismo, en un salón repleto de vampiros y algunos de ellos conocidos. Recordaba perfectamente lo que había sucedió allí la última vez que se quedaron a dormir en esa casa y los recuerdos eran sumamente gratos y agradables.

-Estas tardando en llevarme allí.

Como Edward diría... "Querida, tus deseos son órdenes para mi". Y sin más, la tomó entre sus brazos y literalmente voló con ella al dormitorio sin perder tiempo alguno...

By D.C. López

FIN

1 comentario:

  1. Espero que la gente que sea anime a leerlo, le guste!, jejeje

    Un besito bella, y gracias por participar siempre en mis locos proyectos!, muak!

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