lunes, 11 de octubre de 2010

¿CUMPLEAÑOS SOÑADO?

Este oneshoot pertenece a Maria del blog http://letrasdehieloyfuego21.blogspot.com.
Espero que os guste y me dejeis vuestra opinión.



Ese día me acosté temprano, estaba agotada después de un largo día. Me tomé mi yogur, y me metí en la cama.
Cuando abrí los ojos, el sol, bañaba mi rostro y los rayos que se colaban por la ventana, hacían que pudiera ver cada rincón de mi desastrosa habitación.
Pegué un bote en la cama cuando el teléfono empezó a sonar.
-Felicidades Gaby!! - gritó al otro lado de la línea Maria
- Gracias por acordarte, podríamos hacer algo esta noche.. que te parece?
- Esto.. Gaby esta noche no puedo, quedamos mañana, si?
- Vale, esta bien, pero me debes una tarta!
- Eso esta echo!!- dijo Maria riendo y colgó
Me levante, y entre en la ducha. Sintiendo el agua caliente correr por mi cuerpo, recordé lo mucho que me había costado y lo mucho que había sufrido por tener un apartamento y un trabajo estable.
Salí de la ducha, me vestí, y acomode mi cabello, de tal forma que cayera en cascada por mi espalda.
Como cada mañana desayune mi café con leche, acompañado de una magdalenas, y cuando termine, cogí mi maletín, para poder ir a la oficina.
Al entrar, salude a mi secretaria, y entre al despacho más bonito del edificio, el mio.
- Señorita Gaby, la cita de las diez acaba de llegar, le dejo pasar?- pregunto mi secretaria a través de la línea privada de teléfono.
- Si, dile que pase.
Fueron dos minutos los que tardó mi cliente en entrar, al girarme, me encontré con un ángel caído del cielo. Era alto, guapo, musculoso.. tenía el cabello color bronce, y los ojos tan dorados, que parecían los rayos de habían entrado esa mañana por mi habitación. Sus labios eran carnosos y invitaban a cualquier mujer a probarlos.
- Buenos días – dijo el hombre, acercando la mano en forma de saludo – soy Edward Cullen
- Encantada señor Cullen
- Por favor, llamame solo Edward, lo de señor me hace sentir.. mayor
Yo solo atine a asentir, y le pedí que se sentara.
Hablamos del proyecto que quería proponer a mi empresa, pero yo no escuche nada, solo podía ver lo sensual que era ver sus labios al hablar.
Cuando terminamos de comentar los puntos del proyecto, se levantó y se dirigió a la puerta, fui a abrirle, pero él se giró, y nuestros labios quedaron a unos peligrosos centímetros.
- Esto.. te apetece ir a comer sushi? - preguntó Edward
- Claro.. me encantaría- conteste sin dudarlo.
Me llevó a un lujoso restaurante de sushi y charlamos de todo y a la vez de nada.
- Tú color? - preguntó Edward – el mio el azul
- El mio también es el azul
- Una afición? - siguió preguntando – la mía la música
- Las letras, adoro escribir!!- dije con emoción
- Tú cumpleaños?
- Hoy
- Lo estas diciendo enserio?
- Aja – le dije mientras me metía en la boca otro trozo de pescado crudo.
Salimos del restaurante ha eso de las tres de la tarde, y Edward como todo caballero, se negó a que pagara ni un solo centavo de la comida.
Seguimos hablando otra vez de tonterías, mientras nos dirigíamos al parque central de la ciudad.

Cuando llegamos al parque fuimos a la zona donde se encontraba el estanque con los patos, al lado de este, había una casate donde vendían helados, y mientras yo me esperaba sentada en un banco, observando como los niños daban migas de pan a los patos, Edward fue a comprar dos helados de nata.
- Gracias por todo – le dije
- de nada, pero.. gracias porque?
- por hacerme pasar el mejor cumpleaños que nunca he tenido, al menos que yo recuerde.
Edward sin mas me abrazó. Su piel era fría, pero se sentía cálido y cómodo. No se cuanto tiempo pasamos abrazados, pero me daba igual. Se separó de mi y me cogió de la mano. Fuimos hasta su coche, y me hizo subir en el lugar del copiloto. El coche de Edward, un volvo plateado, olía como él. En ese momento me di cuenta que no sabía nada de Edward, pero tampoco quería separarme de él.
Me llevó a la playa, para ver el atardecer, sacó una manta del maletero del volvo, u fuimos a sentarnos en la arena. Se colocó muy cerca mio y pasó su brazo por encima de mis hombros. Se sentía tan bien.
Cuando el sol empezó a esconderse tras el horizonte, me dijo que tenía un regalo para mi, porque así siempre me acordaría de él. Se quitó su cadena, que de ella colgaba una cruz, donde había grabado el nombre de mi caballero.
Se acerco a mi, y colocó la cadena en mi cuello. Cuando termino de ponerla, se quedó mirándome fijamente, con sus hermosos ojos, no podía dejar de mirarlo, y él a mi tampoco.
No se como pasó, pero nuestros labios se unieron, para dejarme disfrutar del mejor beso que pude imaginar, nuestras lenguas jugaron con pasión y solo cuando nos faltó el aire, nos separamos.
- Felicidades Gaby.
Pegue un bote en la cama cuando el teléfono empezó a sonar.
-Felicidades Gaby!! - gritó al otro lado de la línea Maria
Instintivamente, toque la cadena de mi cuello, que de ella colgaba una cruz donde había grabado el nombre de Edward Cullen.
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