RELATO PARA EL RETO DE DULCE CAUTIVA

En esta entrada os dejo el relato para el reto de Dulce Cautiva en su blog "El club de las escritoras".

Espero que os guste.

-¿Tu eres imbecil o te lo haces? Casi me haces caer con ese adelantamiento.- le dije bajándome de mi moto y notando como la furia iba creciendo por momentos en mi al ver como me sonreía y ponía cara de niño bueno.

-Además ¿Qué haces aquí? ¿me estas siguiendo?.- le seguí diciendo recordando sus palabras de que lo recordara como el tío el tío que quería curar con su lengua todas las zonas rojas de mi cuerpo.

-Ni soy un imbecil, ni me lo hago. Además yo veo que no te has caído y has sabido mantener muy bien la moto.- me dijo mirándome el escote y aproximándose a mi.

-Hola Carolina hija, tu padre y yo llegaremos tarde  hemos quedado para comer con los compañeros de trabajo y después nos vamos a trabajar directamente. Así que prepárate algo para comer.- me dijo mi madre mientras se dirigía al coche con mi padre.

-No se preocupe señora Carter, puede comer con mis compañeros y conmigo tenemos pasta para comer.- le dijo a mi madre de forma amable y sonriéndole.

-Me parece una buena idea Roberto, eres un cielo de muchacho.-le dijo mi madre montándose en el coche con mi padre y yéndose.

-Yo no pienso comer contigo, ni con tus compañeros.- le dije montándome en mi moto.- Ahh.. ¿De que conoces a mi madre?

-Bueno esta mañana la he ayudado a sacar la basura cuando iba a coger mi moto para ir a clases, y he estado hablando con ella un poco.- me dijo sonriéndome mientras yo ataba cabos.

-¿Tu eres uno de los nuevos vecinos?.- le dije mirándolo

-Has acertado soy uno de tus nuevos vecinos y estoy todavía esperando a que encierres tu moto y vengas a mi casa a comer como le he dicho a tu madre.- me dijo sonriéndome picadamente

-Ni lo pienses que voy a comer contigo y tus amiguitos. Ya he quedado.- le dije arrancando mi moto y metiéndola en la cochera.

Entre a la cocina y cogi un yogur y una manzana y me subí a mi dormitorio a comérmela mientras veía mis correos y se me hacia la hora para ir a por Iris para pasear por la playa y hablar.

Pero de pronto me vino a la mente lo que el imbecil de Roberto y mi amiga Iris me habían dicho sobre mi pecho y no pude evitar levantarme del escritorio y ponerme ante el espejo a ver si era cierto o no lo que me habían dicho.

-Corroborando que el sujetador que llevas te aprieta.- me dijo una voz conocida para mi desgracia.

-¿A ti que te importa?.- pregunte antes de girarme hacia la ventana y ver que era Roberto mirándome atentamente.