viernes, 10 de junio de 2011

RESEÑA DEL RETO DE DULCE CAUTIVA

Como ya sabeis y si no lo sabeis os lo digo yo Dulce Cautiva esta proponiendonos un Reto en su blog "El club de las escritoras"

Este consiste en escribir una historia entre varias personas, por ahora ya se ha elegido el comienzo y la historia esta tomando forma. 

Si quereis participar en este reto podeis pasaros por su blog pulsando AQUI

Yo os cuelgo el comienzo elegido para ver si asi os animais a participar. Las reglas o puntos a seguir estan en su blog. Teneis hasta el domingo por la noche.

El viento me golpeaba con fuerza la cara, mientras intentaba escapar del pesado de Michael. Durante el verano, yo al fin había cedido ante sus persistentes intentos para que saliéramos un día a tomar algo. Michael era mi amigo desde tiempos inmemoriales, ambos jugábamos juntos en la guardería, junto con Iris, y hemos ido creciendo yendo al mismo colegio. Pero desde que entramos en el instituto, y las tediosas hormonas de Michael se revolucionaron, su interés por mí cambió drásticamente. Por eso huía de él, yo seguía queriendo un amigo para tomar café, y el quería una amiga con derecho a roce para experimentar en la cama.



Aparqué mi moto nueva, regalo por mi diecisiete cumpleaños, en el instituto, y me encaminé hacia la puerta en busca de Iris. El ambiente era aún pegajoso, ya que el verano nos regalaba sus últimos resquicios de calor, y estábamos muy próximos a una playa. Fiel a la promesa que le hice a mi amiga, para la que el primer día del último año de instituto tenía que ser memorable, me había puesto unos shorts vaqueros y una camiseta negra un poco escotada. Teníamos que ir arrebatadoras, según sus palabras, y yo había hecho lo posible, aunque no me apeteciera demasiado.



Cuando estaba subiendo las escaleras, los gritos desde el aparcamiento me llamaron la atención. Como tenía que esperar a mi amiga, me detuve. Dos chicos se encontraban subidos en sendas motos de carreras, y mantenían la rueda trasera en el aire, en un equilibrio inestable. Sus miradas estaban cruzadas en un claro desafío, mientras un grupo de unos diez estudiantes los vitoreaban.


-Ocho, nueve, diez…-cada vez elevaban más sus voces, hasta convertirlas en un aullido excitado-, once, doce…



Hasta que uno de los chicos que iba en las motos, bajó la rueda con estrépito, y entonces si que pude oírlos chillar. Unos cuantos saltaban y abrazaban al ganador, un chico de pelo negro desordenado, que aparcó la moto y se echó a los brazos de sus amigos. El otro chico, por increíble que parezca, también lo abrazó, aunque no pude distinguir si el gesto  fue sincero. Pude ver como la pandilla al completo se acercaba hacia las puertas, e inevitablemente, a donde yo me encontraba. Reconocí entre ellos a alguno de los chicos problemáticos ampliamente conocidos en el instituto, la mayor parte de ellos expulsados al menos una vez. El chico ganador no me sonaba, por eso no pude evitar centrar mi atención en él. Lucía una camiseta negra ajustada, que dejaba ver sus anchos hombros, y los vaqueros, muy desgastados, caían peligrosamente siendo solo frenados por los huesos de sus caderas. Todo en él parecía grande, incluso sus ojos, de un verde muy oscuro, que se clavaron en los míos, con un brillo que no supe identificar, mientras esbozaba una leve sonrisa al pasar por mi lado.


-Mirad chicos, teníamos espectadores -el ganador me señaló con el dedo, se paró junto a mí unos instantes, y me miró de arriba a bajo, deteniendo la vista en mi pecho-. Parece que ese sujetador que llevas te está apretando un poco esos preciosos pechos que tienes, si quieres me ofrezco voluntario para liberar esa tensión.



Como me pilló tan de sorpresa, mi reacción instantánea fue ruborizarme hasta parecer un semáforo en rojo. Antes de que pudiera replicarle, siguió diciendo:

-Ummm, me encantan las chicas que se ponen rojas como si fueran fresones- esta vez se acercó un poco más a mi, y me miró directamente a los ojos-. Dan ganas de lamerlas de arriba abajo hasta que exploten.

-¡Imbécil!, ¡sinvergüenza! -las palabras salieron sin yo ser consciente de las mismas-. Le voy a decir al director ahora mismo que estabais compitiendo en el aparcamiento del instituto. Dime tu  nombre.



Se oyeron abucheos por parte de sus amigos, e incluso pude ver expresiones amenazadoras. El chico intentó calmar los ánimos haciéndoles gestos con las manos, y soltó una risilla tan irritante como encantadora.


-Roberto, nena -arrastró las palabras, como si quisiera darles énfasis-. Recuérdame muy bien como el tío que quiere curar con su lengua todas las zonas rojas de tu cuerpo.



Y con esas últimas palabras, y un guiño de ojo, se despidió de mi, no sin antes ver mi dedo corazón delante de sus narices. Vaya engreído, maleducado y cobarde. Ni siquiera me había dado su apellido para ir con el cuento al director. Aunque me pondría a indagar en seguida. Una voz conocida me sacó de mis ensoñaciones.


-¿Quién era el culo mejor puesto que he visto en años? -Iris apareció ante mi, con su pelo color dorado, y unos ojos marrones muy vivos que miraban de forma alternante a Roberto y a mi-. Si mis sentidos no me engañan, Caroline, estabas hablando con él.

-Tus sentidos te engañan, créeme- la cogí de la mano, mientras tiraba de ella hacia el interior del edificio-. Es un chulo que se estaba metiendo conmigo.

-¿Qué te ha dicho exactamente?.

-Algo sobre mis tetas, queriendo intimidarme.

-Bueno, tampoco lo veo muy raro -Iris bajó la mirada hasta mi escote, sonriendo con aprobación-. Con unas tetas como esas, es imposible pasar a tu lado indiferente, bien podrías aparecer en la portada de la revista Playboy.



Y ante un comentario tan sincero, no pude más que reírme, y darle un achuchón a la que era mi mejor amiga. Ella era así, espontánea, sincera, y aunque sabía que a mi no me gustaba que me dijeran cosas como esa, viniendo de ella jamás podría enfadarme.

La mañana resultó tediosa, entre presentaciones y repartición de nuevos horarios. Había un profesor nuevo de lengua y literatura, Vincent, dijo que se llamaba. Era joven, no llegaría a los treinta años, y tenía un aspecto misterioso y cabizbajo. En seguida llamó la atención de Iris, que me dio varios codazos durante la clase. Gracias al cielo, no vi ni rastro del tal Roberto en toda la mañana.



Cuando llegó el final de las clases, me dirigí hacia mi moto, no sin antes despedirme de Iris, y quedar para tomar algo por la tarde. Agradecí de nuevo el contacto del aire en mi cara, que me atrapaba y hacía que me librara de todo lo que me rodeaba. Me gustaba afrontar las cosas, y me consideraba valiente, pero me gustaba pensar que en la moto podría escapar de cualquiera e ir a donde quisiera.



Llegué a la curva que daba acceso a mi calle, cuando de pronto, una moto me adelantó por el interior, haciendo que me tambaleara de forma inestable. Totalmente indignada, apreté el acelerador para ponerme al lado del motorista temerario y poder gritarle a gusto. Pero antes de que tuviera que alcanzarlo paró su moto y se apeó de la misma. Había aparcado justo en la puerta de al lado de mi casa. Me acerqué un poco a él, ya que no solía desistir fácilmente. Quería darle su merecido. Cuando se volvió y pude ver su rostro, casi me desmayo. La cara de Roberto apareció de debajo del casco, y me sonrió saludando con una mano. La furia empezó a hervir en mis venas.

2 comentarios:

  1. Hola Mari!, ante todo darte las gracias por promocionar el reto, tejiendo un cuento en tu blog. Bonito detalle!, por otro lado quería saludarte y desarte k tengas tanto un lindo día como un maravilloso fin de semana.

    Ahora el tiempo si acompaña y apetece bañarse, jeejje.

    Saludos!!!

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  2. wwoooww O.o
    que cosa me pasa eso y nose que me daria
    jajajaja XD

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