miércoles, 9 de noviembre de 2011

MI AMOR DESPRECIADO CAPITULO 3

Esta historia le pertenece a Kassi del blog "Luz de cristal"
Espero que os guste y dejéis vuestros comentarios.


MI AMOR DESPRECIADO
Summary: 17 años pasaron desde que se vieron por primera vez, y esa sintonía que había entre sus corazones no se había destruido por nada, cuando el amor llegue a sus almas adolescentes ¿hará que ese equilibrio entre sus almas desaparezca al igual que su amistad? ¿O el amor hará mas fuerte esa conexión?...Secuela de Odiando a mi amado


CAPITULO 3

POV Rob


Las dudas me asaltaban de nuevo, ¿la amaba?, claro que si, ¿Cómo dudarlo?, la amaba sobre todo, la amaba más que mi propia vida y no había ninguna duda respecto a eso pero entonces… ¿Por qué sentía dentro de mí que algo iba mal? ¿Por qué tenía esta estúpida sensación que me hacía pensar contra mi corazón?

Realmente el día anterior había sido el mejor de toda mi vida, el día en que ella me acepto como su amor como yo había deseado desde hacia tanto tiempo; no era ninguna novedad para mi tener uno de los mejores día de mi vida con ella porque todo y cada uno de ellos era junto a mi pequeña colibrí, no sabía lo que tenia, o lo que teníamos en común pero había algo que nos unía como una especie de lazo invisible de unión. Era indudable, solo que… ¿Qué pasaba si yo estaba equivocado? ¿Y si lo que yo creía saber no era verdad?

Esa sensación seguía oprimiéndome el pecho sin apenas dejarme respirar, era como si toda mi vida se redujera a una opción, ¿pero cuál era?, había algo que fallaba; me atormentaba pensar que mi destino no era estar con ella porque ni siquiera soy de familia rica, no tengo demasiado dinero y por tanto no soy digno de ella y mucho menos de una unión como esposo con mi pequeña.

Un grave fallo que no se podría omitir jamás, su futuro junto a mi seria desdichado por no poderle dar lo que ella quisiera, lo que necesitaba o lo que en ella ya era normal, la comodidad del dinero. Lo mejor sería que ella quedara con alguien de su clase; un señor refinado y con dinero que pudiera hacerla feliz en todos los sentidos, finalmente acabando enamorados el uno del otro, como debía ser.

Nuestro amor más que ser imposible, era inadecuado; un amor que ella olvidaría con facilidad para seguir con su vida…por mi culpa ella no dejaría de tener una vida a su alcance, una mucho mejor de la que yo nunca podría darle.

La opresión en mi pecho se hizo más intensa y mi corazón comenzó a latir rápidamente sabiendo que pronto, muy pronto acabaría hecho trizas solo por hacer que el amor de mi vida cayera en manos de otro por su propio bien.

Si quería que ella fuese feliz, debía de dejarla ir…

Tome la decisión definitiva cuando ya me encontraba frente a la puerta de su casa a punto de llamar y con una lágrima amenazando con dejar mi ojo, ¡Dios, esto iba a doler tanto!

Era media tarde y el sol iluminaba las calles haciendo que los cuerpos de los transeúntes se calentaran con los rayos del sol en esta tarde helada de Noviembre; respire profundo el aire limpio y frío para disipar algunas lágrimas que se amontonaban al fondo de mis ojos y me dispuse a llamar a la puerta.

Jessica me abrió la puerta con un cordial saludo y me dejo pasar al salón donde me dijo que debía esperar a Nessie que aun seguía arreglándose para nuestra “cita”; me siente en la silla mientras pensaba que quizás esta sería la última vez que la vería feliz bajando por la escalera a mi encuentro con su amor hacia mi intacto, esta seria definitivamente una tarde dolorosa.

Mi pecho se oprimió sobre mi corazón, haciéndome saber que él seria quien lo sufriría mas y que era mejor no pensar en eso ahora mismo, pero era imposible no hacerlo y menos cuando vi bajar a Nessie ataviada con un vestido blanco con volantes negros que la hacía maravillosamente hermosa, parecía un ángel bajado del cielo para darme el pésame por la próxima muerte de mi corazón.

-Estás hermosa-susurre cuando corrió hacia mí para abrazarme con una de sus maravillosas sonrisas.

-Gracias Rob…te ves bien-dijo ella mirando mi atuendo-después se alzo de puntillas para darme un beso que jure atesorar en mi mente después de lo que pretendía hacer.

Beso mis labios dulcemente contra los suyos, moviéndolos con más confianza que la primera vez, haciéndome vibrar con el pensamiento de que después nada sería igual y que ningún beso seria como este, porque ninguna que no fuera ella me podría aliviar la sed de esos besos que me trasmitían mil y una emociones.

Un contacto dulcemente estremecedor, tan perfecto que si no hubiera sido porque me obligaba a compórtame como un hombre y hacer lo correcto, hubiera dejado todo atrás y me la hubiera llevado conmigo en brazos si hacía falta a cualquier parte del mundo, alejándola de la maldita sociedad que nos oprimía; todo para tener sus besos a mi disposición, su amor aún en mi pecho y su contacto a mi alcance.

-¿Vamos a dar un paseo?-le pregunte con la voz ronca al separarme de ella.

-Claro…de paseo al parque-dijo tomando mi mano para conducirme hasta la puerta.

Salimos a la calle y a paso lento fuimos hacia el parque que tanto en nuestra infancia como en nuestra adolescencia había sido el mejor sitio para ir y respirar tranquilo, relajarte y pensar las cosas con detenimiento.

Cuando llegamos al parque observe el largo camino rodeado de árboles de gran tamaño, había unos cuantos bancos por todo el camino, algo sucios pero todavía aptos para sentarse; la gente caminaba, corría o hacia ejercicio allí felizmente; era uno de los sitios más antiguos de la ciudad pero también uno de los mas cuidados con respecto a otros parques y sitios de entretenimiento.

Mi lugar favorito era aquella fuente que se encontraba más alejada del camino principal, para llegar a ella había que tomar un camino secundario que era algo mas tosco y menos arreglado que el principal pero al final de este la fuente de ángeles se podía contemplar con el agua corriendo gradualmente; con un sonido que relajaba todos tus músculos al sentarte en el filo de mármol de esta.

-Me encanta pasear por este sitio, es ciertamente muy alegre y acogedor-susurro Ness cuando tomábamos el desvío por el camino secundario hacia la fuente, donde estaríamos únicamente ella y yo a solas para hablar con total tranquilidad.

-A mí también me encanta…y lo sabes-le conteste.

El ruido de los pájaros resonaba de fondo junto con nuestras pisadas y la fría brisa del invierno alborotaba los cabellos de mi pequeña colibrí acercándolos a mí con su dulzón olor. Ese pelo rubio con mechones castaño que se unían formando un color peculiar que tanto me gustaba acaricio mi mejilla en un suave roce, haciéndome sentir irremediablemente triste.


¿Por qué la vida era tan cruel? ¿Por qué yo no podía ser como ella, y formar parte de la sociedad que a ella la envolvía?, era tan solo un plebeyo con algunos derechos en casa de unos amigos con dinero y que irremediablemente era como un hermano para la chica a quien amaba; intentar si quiera que nuestras relación saliera a la luz para anunciar que un día de estos tendría el placer de pedir su mano en matrimonio seria todo un escándalo que ella no tenia porque sufrir; ni mucho menos lo que eso repercutiría en su vida, como la poca aceptación que tendría entre las damas de su clase.

-Estás muy callado-observo Nessie mientras andaba hacia la fuente de ángeles, mas allá de el césped lleno de flores.

-Sí, mi colibrí es que tengo que hablar contigo-dije acercándome a ella para sentarme a su lado.

El lugar estaba totalmente tranquilo a excepción de los sonidos naturales que aun nos rodeaban, un pájaro o alguna rama rompiéndose por allí era lo único que impedía que todo estuviera en completo silencio.

-Bien, dime…-su cara era de total inocencia y pensé que quizás ella sufriera más que yo al ser rechazada por su amor, aunque yo me llevara la parte de hacerlo por su propio bien y dejarla ir con otro tipo.

-Es que…-respire profundo desviando mi mirada de esos ojos deslumbrantes y sin pensar más tuve que decirlo-nuestro amor no tiene cabida en ningún lugar…no podemos seguir con esto-dije amargamente.

Tenía la vista apartada de ella pero en cuanto un pequeño quejido oí de ella, tuve que mirarla y observar su reacción, tenía una mano sobre su boca y sus ojos comenzaban a estar llorosos; sus pómulos habían adquirido un color rojizo mientras ella trataba de respirar por la nariz.

-No puedes estar hablando en serio, por favor dime que es una broma de mal gusto-dijo contra su mano.

-Nessie, no hay nada que hacer por nosotros dos; yo no soy como tú y nunca lo seré- quería gritar que la amaba, que estaría con ella siempre y que esto no era verdad, pero desafortunadamente no era así.

-Robert…-con esa voz quebrada las lágrimas salieron de sus ojos, dejando que mi corazón se resquebrajara al saber que eran por mí-no puedes decir eso, tu eres lo que más quiero.

-Lo siento Nessie, de verdad que si pero no hay solución-me levante de la fuente y me di la vuelta para irme de allí porque si no lo hacía lloraría frente a ella y era algo que no podía permitirme.

-Te amo-grito cuando me vio ir de allí, en silencio seguí mi camino con un “Te amo” mudo en mi garganta-pero es evidente que tu no a mi-susurro con voz lastimera.

¡Ella no tenía ni idea de cómo dolía todo esto!, no tenía ni idea de que con esas únicas palabras había echo que mi corazón quedara insensible e imposibilitado de amar; no sabía que sin ella mis días serian horribles sumidos en una total oscuridad…no la volvería a ver en bastante tiempo si quería que ella siguiera su camino sin mí y mi recuerdo persiguiéndola constantemente.

Salí al camino principal sorbiéndome la nariz y rozando mi mejilla con el dorso de mi mano secándome un par de lágrimas derramadas por el camino, decidí que lo mejor sería sentarme en uno de esos bancos alejados de todo que miraban hacia el lago para relajarme antes de volver a casa.

El banco que elegí no era el más limpio, ni el más alejado, si no en el que me apeteció sentarme y el que estaba lo suficiente alejado de las personas como para sufrir sin llamar la atención.

No tuve demasiada suerte cuando una chica de cabellos castaño con toques rojizos se sentó a mi lado, suspirando audiblemente; la mire con el rabillo del ojo y vi que estaba mirándome igual.

-Siento mi falta de educación pero es que te vi llorar y…-su voz era suave y tenía un tono de culpabilidad pero se veía buena chica con esa sonrisa afable.

-Ah, no te preocupes…es que tuve un mal día-extendí la mano ofreciéndola como todo un caballero, con la palma hacia arriba antes de presentarme-Soy Robert.

-Encantada, yo soy Victoria-en sus ojos vi algo peculiar que pase por alto mientras sus sonrisa se volvía más extensa con mi contacto, tome su mano y la lleve a mis labios para besarle los nudillos.

-Igualmente-le conteste soltando su mano con delicadeza.

Después nos quedamos uno segundos en un silencio incomodo y ella decidió romper el silencio amablemente.

-Te veo muy triste, ¿quieres hablar de algo?-era una chica de mi edad que no conocía de nada pero que extrañamente se comportaba muy simpática conmigo y se proponía ayudar a mi ánimo de alguna manera; si hubiese sido otro día no le hubiera dicho nada pero un día como hoy no estaba para pensar sobre la confianza de nadie y ella a mis ojos parecía una buena chica.

-Veras es que yo amo a mi mejor amiga pero…
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